ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Ilustrativa

Caracas, Venezuela.–De alimentos, medicinas, insumos y vacunas foráneas, nada. Están bloqueadas. No tienen límites en su humano afán los ingenieros del odio. A Venezuela y a Cuba, por indóciles, les plantean rendirse o morir por el azote combinado del coronavirus y la corona imperial. Resistir, vivir, aún al precio de sacrificios adicionales, es la respuesta al designio.

¿De qué está hecha esa resistencia? De solidaridad y unidad, responde el jefe de la Oficina de Atención a las Misiones Sociales en Venezuela, Julio César García Rodríguez, quien ha visto con ojos propios la pelea latinoamericana contra esos demonios. Asegura que la misión cubana tiene presencia en todos los ámbitos de esa batalla, en toda Venezuela; ha realizado más de 187 000 000 de pesquisas, más de 2 800 000 pruebas de diagnóstico rápido y también asume la responsabilidad de un laboratorio de Biología molecular.

Nuestras enfermeras, enfermeros y médicos contribuyen en la vacunación en toda la geografía venezolana. Además, en el tratamiento a los casos en los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), donde existen más de 4 000 camas dispuestas. Sobre sus hombros descansa el mayor hospital de Venezuela y América Latina, el gran poliedro de Caracas, habilitado para tal fin. En esa interacción hemos aprendido también de los protocolos venezolanos.

Con los recursos que ha tenido, Venezuela minimiza el contagio. En América Latina, este país, junto al nuestro, es el de mayor control sobre la COVID-19. Hay un programa de transferencia tecnológica para producir vacunas cubanas aquí, como parte del gran proyecto del alba, que han planteado Díaz-Canel y Maduro, para los países del área, subdesarrollados y sin acceso al mercado multinacional de vacunas.

Manos de Cuba han colocado en hombros de Venezuela, solo contra la difteria y el sarampión, más de 14 000 000 de vacunas. ¿Su impacto?, reducidas en un 97 % en el primer caso, y en un 93 % el segundo, la incidencia de esas enfermedades en este país, donde hoy sobreviven seis de cada diez personas que antes fallecían.

Por manos cubanas han pasado más de 40 000 venezolanos, que viajaron a La Habana a través del proyecto Pradera, para recibir consultas especializadas y gratuitas.

En Venezuela, en los últimos 20 años, las que pudieron ser 1 450 000 muertes por enfermedades curables, y fueron vidas salvadas por manos irreprochables, tras la firma, por Fidel y Chávez, del Convenio Integral de Colaboración. Pero de eso los voceros del apocalipsis no hablan. Pagan para que presenten ese pacto como fallido, y digan cosas espeluznantes. A los calumniadores, Julio César García les tiene «una mala noticia»: el convenio goza de buena salud, los resultados son más que elocuentes.

«La mitad de los 6 000 000 de beneficiados por la Operación Milagro en Latinoamérica, son venezolanos; hemos formado aquí más de 31 000 médicos, de los cuales 15 000 ya son especialistas. Sumo la formación de más de 160 000 jóvenes luchadores sociales, del Frente Francisco de Miranda; y otros 25 000 a través de la Chamba Juvenil y la Misión Deportiva. Detrás del medallero olímpico de Venezuela hay entrenadores y colaboradores de Cuba.

«Venezuela se convirtió en el segundo país de América Latina libre de analfabetismo. Entre las misiones Robinson y Ribas alfabetizamos a casi 3 000 000 de venezolanos, hasta llevarlos al bachillerato.

«En el área energética el convenio ha crecido; en la agrícola va a crecer, debido al potencial binacional del programa aprobado. La alianza entre Venezuela y Cuba es sólida, tiene mucho futuro». 

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.