Un artículo divulgado por el diario mexicano La Jornada aborda las estrategias propuestas por la administración de Joseph Biden para detener el flujo de migrantes en la frontera sur del país norteño, un problema que tiene su raíz en la colonización y en la falta de oportunidades en los países latinoamericanos para la realización individual.
Según la propuesta presentada por la Casa Blanca, esta estrategia está basada en abordar la inseguridad y desigualdad económica, el combate a la corrupción y fortalecer la gobernanza democrática promoviendo los derechos humanos, derechos laborales y libertad de expresión, atendiendo la violencia, incluidos los delitos del crimen organizado y las redes de tráfico, y finalmente combatir la violencia sexual, de género y doméstica.
Ellos se basan en consensuar esfuerzos de cooperación para el manejo migratorio e incorpora ocho líneas de acción, que incluyen estabilizar poblaciones con necesidades urgentes, ampliar acceso a la protección internacional con apoyo a programas de asilo en países de la región, mejorar la protección en naciones de origen, promover programas de empleo, y mejorar las protecciones laborales.
Igualmente, está también la necesidad de apoyar la reintegración de migrantes retornados, promover el manejo seguro y humanitario de fronteras, mejorar la comunicación pública sobre migración en la región, y, en Estados Unidos, ampliar acceso a vías legales para la protección y para la oportunidad para los migrantes, incluyendo empleo temporal y reunificación de familias.
Lo positivo está en escribir con letras claras los propósitos, pero lo triste resulta que en lo inmediato aún no se verán sus efectos y los potenciales migratorios aún se mantienen por las carencias económicas y emergentes para las familias, alta la corrupción en las cúpulas de poder y el negocio ilícito de tráfico de personas que deja grandes ingresos para quienes los ejecutan.
Este último aspecto hasta se soslaya en la nueva iniciativa como si fuera un problema que su solución solo depende de los resultados que puedan derivarse de otras medidas, algo erróneo totalmente.
Sobre el problema global migratorio, no basta con diseñar estrategias o invertir en efectivos de seguridad para controlar y perseguir a los migrantes, lo principal es sentarse en la mesa de diálogo, entre el norte y el sur para ajustar políticas que ayuden a las naciones subdesarrolladas a materializar programas sociales, con amplia participación popular. Algo muy lejos de lograrse.















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