Siete de cada diez personas hospitalizadas por la COVID-19 no se habían recuperado por completo cinco meses después de que fueran dadas de alta y continuaban presentando secuelas en su salud física y mental, así como en su capacidad para trabajar, de acuerdo con un estudio de expertos británicos.
Según reporta Russia Today, en la investigación, que se llevó a cabo en todo el Reino Unido y aún no ha sido revisada de manera conclusiva, participaron 1 077 personas infectadas con el coronavirus, las cuales fueron dadas de alta entre marzo y noviembre de 2020.
Los científicos encontraron que cada participante tenía un promedio de nueve síntomas persistentes, de los cuales, los más comunes eran dolor muscular, fatiga, ralentización física o del pensamiento, deterioro de la calidad del sueño, dolor o hinchazón de las articulaciones, debilidad de las extremidades, dificultades para respirar, dolor y pérdida de memoria a corto plazo.
La publicación añade que más del 25 % de los pacientes tenían síntomas clínicamente significativos de ansiedad y depresión, mientras que el 12 % tenía síntomas de trastorno de estrés postraumático cinco meses después de recibir el alta.
Del 67,5 % de las personas que trabajaban antes de contagiarse, el 17,8 % ya no trabaja y casi el 20 % experimentó un cambio relacionado con la salud en su estado ocupacional.
Además, uno de cada cinco participantes alcanzó el umbral de una nueva discapacidad.
Los resultados de la investigación arrojaron que el grupo que tiene los síntomas prolongados más graves, tiende a ser el de «mujeres blancas de aproximadamente entre 40 y 60 años, que tienen al menos dos condiciones de salud a largo plazo, como asma o diabetes», explicó el investigador principal del estudio, Chris Brightling.
Por otra parte, los científicos también descubrieron un factor biológico potencial detrás de algunos síntomas posteriores a la COVID-19.
«Cuando observamos la gravedad de los síntomas de los pacientes cinco meses después de que fueran dados de alta del hospital, encontramos que en todos los casos de síntomas pos-COVID persistentes, excepto en los casos más leves, los niveles de una sustancia química llamada proteína C reactiva, que está asociada con la inflamación, eran elevados», señaló la profesora Louise Wain.















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