El Consejo de Derechos Humanos de la ONU arribó a su onomástico número 15, un órgano que surgió para sustituir la politización y la selectividad por el diálogo y la cooperación, pero con poco éxito hasta ahora.
Enterrar en medio de su descrédito a la Comisión de Derechos Humanos, la cual celebró su última sesión el 27 de marzo de 2006, trajo la esperanza del nacimiento de un foro en el que las potencias occidentales dejaran de acusar a los países comprometidos con su soberanía y la no injerencia, en aras de justificar sanciones y políticas de cambio de régimen contra ellos, recuerda Prensa Latina.
Hay logros como el Examen Periódico Universal, sin embargo, las viejas prácticas de las resoluciones, los debates, los informes y las comisiones investigadoras contra naciones del Sur, generan preocupación sobre la credibilidad del Consejo y sus mecanismos.
De acuerdo con la agencia latinoamericana de noticias, durante la jornada del aniversario varias intervenciones del debate general de la sesión 46, prevista del 22 de febrero al 23 de marzo, estuvieron dirigidas a replicar acusaciones.
Este lunes, Rusia recordó que todos los países tienen desafíos en materia de derechos humanos, y calificó de hipócritas las posturas de occidente que opta por criticar antes de mirarse en el espejo, lo que ilustró con la violencia policial desatada en Europa y Estados Unidos.
Nuestro país, a través de su representante Juan Antonio Quintanilla, demandó el 12 de marzo el fin del uso del tema de los derechos humanos como un arma política y abogó por el diálogo y la cooperación.
«El enfoque punitivo debe cambiarse por otro en el que prevalezcan el respeto, la cooperación y el diálogo constructivo», insistió Quintanilla.
Asimismo, Irán rechazó que algunos gobiernos pretendan imponer su manera de pensar y su sistema legal e ignoren principios como el respeto a la soberanía y la autodeterminación.
Según reporta PL, nuevamente Siria, Venezuela, Nicaragua, Irán, Belarús o la República Popular Democrática de Corea resultaron blanco de mecanismos para sentarlos en el banquillo de acusados, con el objetivo de justificar castigos, que van desde las sanciones hasta la guerra económica o incluso la intervención militar.
El representante de Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Héctor Constant, calificó el pasado 10 de marzo como circo mediático el foro organizado contra su país, y denunció el uso del sensible tema como arma de agresión. Recordó que ese grupo jamás ha pisado Venezuela, y despilfarra cuantiosos recursos en su papel de atacarla, en sintonía con el propósito de los imperios de clasificar como buenos a los gobiernos que los complacen y como malos a los que se oponen a sus dictámenes.
Jornada tras jornada, la sesión 46 del órgano de 47 Estados miembros ha ratificado que el cáncer del empleo de los derechos humanos como arma de agresión no fue extirpado en aquel 15 de marzo de 2006.















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