ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Las esfuerzos de EE. UU. por deslegitimar a la Revolución y al sistema socialista cubano, trascienden hoy el bloqueo y el paquete de medidas unilaterales y coercitivas impuestas por la Casa Blanca contra nuestro país, para desplegarse, como soldados sin fusil en el campo de la comunicación.

Este flanco se perfila punta de lanza en la conflagración de nuevo tipo que desata el imperio contra Cuba, y supone una respuesta estratégica inmediata por parte del Gobierno y del gremio nacional de comunicadores.

Según el criterio de Humberto Fabián Suárez, vicepresidente primero de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (accs), el mundo está sometido a una guerra cultural protagonizada por ee. uu., que pretende homogenizar el pensamiento al estilo yanqui, y en esa guerra cultural, Cuba tiene un papel protagónico.

«Para el gobierno estadounidense, la Isla es la joya de la corona: destruir la Revolución Cubana –no solo económicamente, sino ideológicamente–, así como desmontar toda la épica de la Revolución y nuestra identidad, está en el centro de esta confrontación», apunta.

El licenciado en Historia señaló que la esencia del enfrentamiento a esta guerra, que usa la cultura de masas para inocularnos la ideología que ellos pretenden exportarnos, radica en el desarrollo de la comunicación social en el país. Y no únicamente a los medios de difusión, sino al papel que juegan las instituciones y estructuras de gobierno cubanas que están obligadas a informar toda su actividad, y lograr una mayor transparencia en su gestión.

Esta reflexión se engarza con la visión del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien se ha referido varias veces a la comunicación social como un recurso estratégico de la dirección del país.

En el marco del Consejo Nacional de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, su titular, Rosa María Pérez Gutiérrez, ha destacado también el modo como el mandatario cubano asume las potencialidades de esta disciplina, para dar respuesta a la batalla planteada por ee. uu. en este terreno.

Para Fabián Suárez, a su vez, las trincheras en esta lucha contra el imperialismo cultural estadounidense, no solo hay que cavarlas en el sistema de medios convencionales de difusión y en las plataformas digitales del país, sino en las estrategias comunicacionales de cada institución cubana.

«Si nosotros logramos que cada institución tenga su estrategia de comunicación, estaremos poniendo un valladar a esa industria cultural repleta de fetiches y símbolos ajenos a nuestra identidad.

En este sentido, la propia fuente señala que entre las disciplinas que agrupa la accs está la comunicación con fines políticos, y que, en Cuba, la comunicación institucional es eminentemente política. «La comunicación de bien público, dirigida a generar valores, también es un arma política de la Revolución y de nuestro socialismo, de manera tal que ambas variantes son una forma política de enfrentar a esa guerra a la que nos referimos», dice.

En cuanto a la comunicación comercial –otra de las aristas de la disciplina– Fabián Suárez afirma: «La nuestra, no enfocada en el consumismo, y sí en un consumo responsable, respetuoso con el medio y con las capacidades propias para el desarrollo, enfrenta al modo de vida y al sistema que se nos trata de imponer.

Sin embargo, la desproporción que supone una guerra no convencional como esta, desencadenada por una potencia mundial que juega sucio e imbrica el poder duro (bloqueo, ley Helms-Burton, medidas coercitivas unilaterales, etc.) y el poder blando (fakes news, penetración cultural, diversionismo ideológico) contra un país como Cuba, demanda creatividad y constancia en las respuestas. Para ello se necesita idear estrategias que nos permitan dejar de golpear de riposta –por decirlo de algún modo– y que sea nuestra realidad la verdad que el mundo vea.

Estos tópicos –dice Fabián Suárez– necesitan investigación, porque a veces trabajamos por contingencias, y es necesario evaluar los ejercicios comunicacionales que hacemos, para medir el impacto y la eficacia de nuestras acciones en los públicos a los que los dirigimos.

A tono con las consideraciones de la Presidenta de la accs, cuando abogaba por socializar prácticas devenidas de experiencias nacionales, la colección de carteles Pensar Como País, del joven diseñador cubano Rogelio Carmenate, evade la «tendencia al excesivo teoricismo y a la asunción acrítica de modelos que no se corresponden con nuestra realidad», y da la cara por una Cuba brava y multigeneracional, pero unida.

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