WASHINGTON.—Tras varios meses expuestos a los escándalos y las acusaciones cruzadas entre los principales candidatos presidenciales, los estadounidenses salieron este martes a escoger el sucesor del demócrata Barack Obama al frente de la Casa Blanca. Como es usual, los partidos políticos tradicionales fueron los favoritos para llevarse la victoria. Pero las encuestas fallaron en pronosticar la batalla campal que se vivió ayer en varios estados clave entre la exsecretaria de Estado demócrata Hillary Clinton y el magnate republicano Donald Trump.
Los medios de prensa locales reportaron una alta participación y largas filas, principalmente en los llamados «estados pendulares», cuyo registro de votación ha alternado entre republicanos y demócratas en las últimas décadas.
En el complicado sistema electoral estadounidense, el candidato vencedor debe obtener más de 270 votos de colegios electorales de los 538 en juego.
Cada estado tiene un determinado número de votos de colegios electorales de acuerdo con su población y peso económico. En casi todos los casos, el candidato que obtenga el 50 % más uno de los sufragios se lleva todos los votos electorales y el perdedor ninguno. De ahí que exista la posibilidad de ganar la Casa Blanca y perder el balance de sufragios populares.
Tanto Clinton como Trump dedicaron la mayoría de sus fuerzas y recursos a capturar la atención de los estados pendulares, que son los que terminan inclinando la balanza para uno de los bandos. Florida, Carolina del Norte, Ohio y Pensilvania fueron algunas de las regiones claves.
A esos lugares fueron a parar cientos de millones de dólares en trabajo de campo y anuncios de televisión en los que ya se consideran los comicios más costosos de la historia norteamericana.
De acuerdo con estimaciones del Centro para Políticas Responsables (CRP, por sus siglas en inglés), una ONG que hace seguimiento al financiamiento de la política en Estados Unidos, la actual campaña presidencial estadounidense costará más de 2 600 millones de dólares.
La proyección es superior en varios cientos de millones de dólares a la carrera presidencial del 2012, en la que el presidente Barack Obama logró la reelección ante el candidato republicano Mitt Romney.
LOS LATINOS SALIERON A VOTAR
Los principales analistas señalan que las minorías, entre ellas los negros y latinos, cada vez tienen un mayor peso en el mapa electoral norteamericano.
Esas comunidades son un aspecto decisivo en estados claves como Florida y Nevada, y han transformado el paisaje de regiones mucho más al norte.
En este sentido, la demografía indica que los latinos están aumentando su influencia en las elecciones, ya que es uno de los grupos que crece con mayor rapidez en el país y de los 18 millones que podían votar en el 2008, ahora llegan a 27 millones.
Entre los 46 millones de electores que emitieron su voto de manera anticipada se registró una asistencia récord de latinos y negros. El propio presidente Obama hizo un llamado a la comunidad afroamericana para que saliera a votar a favor de Clinton. En los comicios del 2012, el actual mandatario se llevó el 93% de los votos de los negros en Estados Unidos.
Por su parte, Florida volvió a mostrarse dividida entre el norte conservador blanco, que normalmente vota republicano, y el sureste demócrata compuesto por ciudades como Miami con alta presencia de migrantes.
NUEVA YORK FUE LA CAPITAL DE LOS COMICIOS
La ciudad de Nueva York, entretanto, se convirtió en la capital de las elecciones de este año, pues ambos candidatos la tomaron como centro de operaciones.
Tanto Clinton como Trump votaron en Nueva York. La candidata demócrata lo hizo en Chappaqua, acompañada por su marido, el expresidente Bill Clinton.
«Sé la responsabilidad que conlleva esto», dijo al saludar a la gente que esperaba ante el local electoral para verla.
«Tanta gente está pendiente del resultado de estas elecciones y de lo que significa para nuestro país, y lo haré lo mejor que pueda si soy lo suficientemente afortunada para ganar hoy».
Por su parte, Trump votó en su local electoral en el centro de Manhattan, donde no fue muy bien recibido. Decenas de personas lo abuchearon cuando llegó junto a su mujer Melania y su hija Ivanka, acompañado por agentes del servicio secreto, que escoltaron la caravana de vehículos por la calle cortada al tráfico, reporta DPA.
MUCHO EN JUEGO
En estos comicios también estuvo en disputa un tercio de las bancadas del Senado y los integrantes de la Cámara de Representantes.
Los demócratas aspiraban a recuperar el Senado, pero las previsiones de importantes diarios como The New York Times daban al cierre de esta edición casi nulas posibilidades de que lo lograran.
En cambio, sí era seguro que los republicanos conservarían su liderazgo en la Cámara de Representantes, en momentos en que el Congreso de ese país tiene una de las menores tasas de respaldo popular de la historia.
Luego de meses de intensa campaña y de capítulos dignos de un show humorístico, lo único cierto es que se cerraron las puertas de una carrera presidencial de la que el 82 % de los estadounidenses se declararon «hartos», según sondeos de prensa.
COMENTAR
Anders dijo:
1
9 de noviembre de 2016
01:57:20
marah dijo:
2
9 de noviembre de 2016
02:02:09
Jorge Radibel Hernández junco Respondió:
9 de noviembre de 2016
10:04:21
Orlando Chirino dijo:
3
9 de noviembre de 2016
03:57:08
María dijo:
4
9 de noviembre de 2016
05:56:39
Rogelio dijo:
5
9 de noviembre de 2016
06:27:06
Mad dijo:
6
9 de noviembre de 2016
07:37:57
alex dijo:
7
9 de noviembre de 2016
07:46:12
Rigo dijo:
8
9 de noviembre de 2016
08:11:18
CLARY dijo:
9
9 de noviembre de 2016
08:47:32
Luís Manuel Gamon Blanco dijo:
10
9 de noviembre de 2016
09:26:07
ELIAN GOMEZ dijo:
11
9 de noviembre de 2016
09:42:05
alexis dijo:
12
9 de noviembre de 2016
19:10:28
Responder comentario