ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Harry Kane marcó de cabeza el gol de la victoria inglesa. Foto: Getty Images

Los siete campeones del mundo presentes en Rusia 2018 ya han debutado en el magno evento del fútbol, y resulta que todos, absolutamente cada uno de ellos, o han terminado sin victorias, o han dejado una imagen muy dudosa.

Así de veleidoso es el más universal de los deportes, aunque este inicio turbulento de selecciones históricas solo nos confirma la idea de que estamos viviendo un Mundial sin favoritos, en el que puede surgir algún nuevo campeón o, como casi siempre sucede, pueden ganar los alemanes.

Los ingleses celebraron su triunfo sobre la bocina. Foto: Getty Images

El último de los monarcas en aparecer fue Inglaterra, que ganó e, incluso, gustó durante más de media hora, pero su puesta en escena final fue bastante gris, al margen de que hayan conseguido el éxito en tiempo de descuento. De rojo, los campeones del 66 tuvieron una doble cara en Volgogrado, donde los dos equipos sortearon una plaga de mosquitos a golpe de repelente y mucha carrera.

Al menos en la primera mitad sintieron menos el impacto de los insectos, porque Lingard, Sterling, Kane, Dele Alli y Trippier impusieron un ritmo de juego monumental, de otro planeta, a mil revoluciones por segundo. Los incesantes movimientos con o sin balón, y las combinaciones a un toque pusieron contra las cuerdas a Túnez, que lució como ese boxeador bonachón que se encuentra con un huracán de golpes nada más subirse al ring.

Tan brutal fue el embate que en dos minutos Lingard probó al arquero Hassen, Sterling se comió un gol cantado a puerta vacía y Maguire soltó un cabezazo que bien pudo terminar al fondo de las redes. El asedio era total, y al minuto diez Harry Kane lo transformó en pesadilla con su primer gol en los Mundiales, no tan bello, no tan fino, pero gol al fin.

De ahí en adelante pudieron caer dos o tres dianas más, quizás cuatro o cinco, pero la falta de puntería de la delantera inglesa mantenía vivos a los tunecinos, que recibieron una importante dosis de oxígeno cortesía de Kyle Walker, uno de los defensas que la chequera del Manchester City ubicó entre los más caros del mundo, sin ningún tipo de argumento.

El lateral, en este caso reconvertido a central en un esquema de tres zagueros planteado por el técnico Gareth Southgate, cometió una falta burda en el centro del área, con el balón lejos y sin peligro real. Ferjani Sassi cambió el penal por gol y desde ese momento, sin saberlo, dio un giro total al partido, que nunca más se acercó al vértigo del inicio.

Harry Kane marcó de cabeza el gol de la victoria inglesa. Foto: Getty Images

Así, sin ritmo, sin desbordes o con muy pocas ideas transcurrió toda la segunda parte, hasta el descuento, cuando de nuevo Kane apareció en el lugar indicado para apuntarse un doblete en su partido de debut en los Mundiales. Dos cabezazos en el área, primero de Maguire, un central que gana un enorme por ciento de los balones aéreos, y luego del ariete del Tottenham, ahora león y héroe de Inglaterra.

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