ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Maradona guio a la albiceleste a la final de italia 1990.

La historia del fútbol, como la de la humanidad misma, ha estado marcada por rivalidades antagónicas. Baste citar las palabras del legendario entrenador del Liverpool, Bill Shankley, para intentar dimensionar su magnitud: “Algunos creen que el fútbol es cuestión de vida o muerte, pero es mucho más que eso”.

Así, como si en ello les fuera un estadio del alma superior a la vida misma, se han establecido pulsos memorables en el panorama futbolístico mundial.

Comencemos por el Brasil-Argentina, don­de la puja no se resume exclusivamente al fútbol, pasa por el baloncesto, el voleibol… pero vayamos al grano. Dos países sudamericanos limítrofes que atesoran siete Copas del Mundo de fútbol y 22 continentales entre ambos. Un manjar esperado por muchos en este Brasil 2014 y que, de terminar ambos primeros de sus respectivos grupos, no se daría hasta la final, con el aderezo adicional de vivirla en el mítico Maracaná.

Proximidad, empuje feroz, controversia histórica que incluso llega al plano de los jugadores más emblemáticos, entiéndase Maradona y Pelé. Una victoria por bando marcó el inicio de  los enfrentamientos entre ambos, por el lejano 1914, y desde entonces, la paridad ha sido casi total pues, según los registros de la FIFA, en 95 batallas  hay 36 victorias para la Albiceleste, 35 para la Canarinha y 24 empates. En cuatro actos de Copas del Mundo, con dos sonrisas de los auriverdes, el último recuerdo data de Italia 1990, cuando Diego Maradona celebró junto a Claudio Caniggia aquel 1-0.

Francia-Italia

Fresco en el recuerdo aún la final de Ale­mania 2006, y si bien hasta ese momento franceses e italianos no tenían ese furor en la sangre, hoy día se odian a muerte. Un cabezazo del genio galo Zinedine Zidane a Marco Materazzi, y las declaraciones ofensivas del entrenador galo Raymond Doménech han pesado una tonelada.

Luego los azzurri los dejaron fuera en el grupo de la muerte de la Euro 2008, al pasar junto a Holanda con agónico triunfo 1-0 a costa de Les Bleus. Ahora, si cada uno comanda las acciones en su apartado y de continuar airosos su trayectoria, sus destinos no se cruzarían hasta la final, de pasar en calidad de segundo alguno, el encontronazo se daría en semis.

Alemania-Holanda

Muy sencillo. Remontémonos a la épica final de la Copa del Mundo 1974. La Naranja Mecánica de Johan Cruyff  contra el cerrojo defensivo de Franz Beckenbauer y Georg Schwarzenbeck. Idénticas formaciones de 4-3-3, salieron delante los tulipanes, pero Paul Breitner y Gerd “el torpedo” Müller se encargaron de darle vuelta al marcador en el Olímpico de Munich.

Llegaría la redención naranja en la Eurocopa de 1988, nuevamente como visitantes. Partido de semis donde Ronald Koeman y Marco van Basten cargaron con las dianas de su elenco. Veredicto sellado por idéntico 2-1 que, además, ha significado el único título importante de los holandeses.

Dos años más tarde de nuevo la tensión se adueñó de la cancha en la lid transalpina de 1990. Allí, el mediocampista holandés Frank Rijkaard escupió en dos ocasiones a Rudi Völler en el choque de cuartos de final. ¿El veredicto? No muy difícil de presagiar. Teutones al poder 2-1. En semis o definición de la Copa, cruzarían sus andaduras en esta ocasión.

Inglaterra-Alemania

Las palabras de Gary Lineker, segundo máximo goleador histórico inglés, acuñan el calvario de su país ante los germanos: “el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y al final siempre gana Alemania”.

Uno de los pocos recuerdos gratos que tienen los británicos es el de aquella agónica final en tiempo extra de 1966, donde alzaron la Copa en casa guiados por el hat trick de Geoff Hurst. Lineker y el resto de los hombres de Bobby Robson fueron frustrados por “Die Mannschaft” en Italia 1990, tal y como Ron Greenwood había sido derrotado en 1982 y Sir Alf Ramsey en 1970.

Mágica tarde en Wembley, tras la cual el cielo se tiñó de gris, y en el recuerdo grato escasamente atesoran los ingleses una goleada 5-1 en el 2001. En semis o la final estará la cuestión ahora en Brasil.

España-Italia

Otra vez aflora el año 2008 como punto de giro. Especialmente por el hecho de que en cuartos de final de esa Eurocopa los españoles borraron una superioridad itálica de décadas, al menos en comportamiento y triunfos.

Los entonces comandados por Luis Aragonés eliminaron en cuartos a la Azzurra (4-2 en tanda de penales). En la Euro siguiente, arrasaron con soberbia goleada de 4-0 sobre los transalpinos en la final.

En Mundiales, Estados Unidos 1994 marcó el último cara a cara. Italia ganó 2-1 y como ingrediente adicional quedó el codazo de Tassotti a Luis Enrique.

No quiero pecar de pulpo Paul, ni mucho menos moverme en el húmedo terreno de la tortuga Cabeçao. Sencillamente sacar a flote algunos pulsos históricos que bien podrían cobrar nuevos matices en este Brasil 2014.

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