Desde siempre —es conocido— todo Mundial tiene su “tapado” o equipo revelación que, pese a no adornar los pronósticos generales, suele llegar más lejos que muchos de los favoritos y a veces hasta coquetear con discutir la final.
Suecia y Bulgaria en 1994, Croacia en 1998, Senegal y Turquía en 2002 o Uruguay en 2010 son algunos claros ejemplos, por adentrarnos solo en los últimos 20 años. Así que en Brasil 2014 lo más probable es que tampoco falte y bien podría salir del grupo H, que congrega a Bélgica, Rusia, Sudcorea y Argelia; aunque en ese caso la sorpresa quizá no sorprenda demasiado.
Los Diablos Rojos de Bélgica, al fin y al cabo, vuelven con fuerza al Mundial, después de protagonizar una admirable resurrección.
Del purgatorio al séptimo cielo. Cuando Marc Wilmots tomó las riendas del banquillo en junio del 2012, el equipo navegaba a la deriva en el puesto 54 del ranking y diez años habían transcurrido sin que participara en una sola competición de relieve, precisamente desde que el seleccionador belga puso fin a su etapacomo jugador en el Mundial de Sudcorea y Japón.
Solo unos meses bastaron, sin embargo, para que el ex mediapuntacambiase esa realidad, transitando invicto por la fase de clasificación, hasta ocupar hace poco la quinta plaza del escalafón mundial, con una talentosa hornada de futbolistas y una propuesta de juego bien ofensiva y vistosa. Casi tanto como la de aquel equipo que cayó en semifinales frente a la Argentina de Maradona en el Mundial de 1986, con Enzo Scifo, Roger Claessen y Jan Ceulemans.
Con un cerrojo en la portería como Thibault Courtois, que este año ha llevado al Atlético de Madrid a planos insospechados; la fiabilidad defensiva de Kompany, Vertonghen y Vermaelen; el despliegue de Fellaini, la pegada de Lukaku y, sobre todo, el genio imprevisiblede Hazard; Bélgica no solo exhibe solidez en todas sus líneas sino que —como dice Wilmots— “tiene jugadores para atreverse y disfrutar”.
Su principal escollo para pasar primera a los octavos tal vez lo encarne, con toda seguridad, la Rusia de Fabio Capello, que tras dejar el banquillo de Inglaterra en 2012, sorprendió al hacerse cargo de un equipo que no se había clasificado para los dos últimos mundiales y como primer éxito ha conseguido llevarlo a Brasil, pasando por encima de Portugal, al que envió a la repesca.
Sin grandes nombres en su lista, bien porque alguno haya chocado con su vocación de sargento o porque el equipo esté configurado más que todo para la cita que albergará Rusia dentro de cuatro años, lo cierto es que el técnico italiano optó por prescindirde referentes pasados como Andréi Arshavin, Pável Pogrebnyak o Roman Pavlyuchenko.
La selección se nutre al 100% de la liga rusa —principalmente del CSKA de Moscú y el Zenit de San Petersburgo—y si algo se puede dar por sentado es que no carecerá de rigor táctico. Algo que de seguro deberá tener muy presente cuando debute el 17 de junio ante la ordenada Sudcorea, que en su octava participación consecutiva intentará superar de nuevo la fase de grupos. Ya sin el infatigable Park Ji-Sung en sus filas, el plantel asiático que dirige Hong Myung-Bo exhibe como punta de lanza al delantero Park Chu-Young, autor de seis goles en siete partidos durante las eliminatorias.
Nos queda por último el combinado de Argelia, quizá el rival con menos cartel de esta llave, aunque todos sus jugadores —salvo dos porteros y un defensa— jueguen diseminados por Europa. Nunca hasta ahora, en sus tres experiencias anteriores, ha conseguido rebasar la primera ronda y, de hecho, sudó la gota fría para imponerse en la repesca a Burkina Faso, por la diferencia de goles como visitante. Pero el serbio Vahid Halihodzic cuenta con hombres como Feghouli, Slimani, Lacen, Brahimi y Yebda, y seguro querrá también ejercer de “tapado” en esta Copa del Mundo.









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Navegator dijo:
1
3 de junio de 2014
12:29:01
D.Rodrríguez dijo:
2
4 de junio de 2014
03:53:05
dayron dijo:
3
5 de junio de 2014
20:42:55
Raymond dijo:
4
6 de junio de 2014
09:48:57
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