ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Mucha fruta, pulpa, eso es lo primero. Foto: Pastor Batista Valdés

SANCTI SPÍRITUS.–Con poco más de dos añitos, la pequeña Adriana, y menos de 30 Loreta, su mamá, no tienen ni la más remota idea de los malabares que deben hacer directivos, especialistas y trabajadores de la unidad empresarial de base (UEB) número 3, La Estancia, Planta Sancti Spíritus, para garantizar la compota que consumen todos los niños cubanos en edades comprendidas entre cero y tres años.

Única entidad con ese sensible encargo en el archipiélago, la fábrica debe procesar cada año, como mínimo, unas 3 500 toneladas de pulpa de frutas, a fin de poder entregarle a la nación no menos de 6 600 de producto terminado, para deleite de los más pequeños de cada hogar.

Si la UEB, e incluso la provincia, dispusieran de áreas rebosadas de frutales, el ingeniero químico Aydel Toledo Martínez, su director, durmiera cada noche un poco (solo un poco) más tranquilo. Ese es, apenas, uno de los asuntos que lo preocupan y ocupan, aunque no dependa directamente de él.

Lo lógico es que, beneficiario directo, todo el territorio nacional, o al menos las provincias más cercanas, aportaran volúmenes suficientes, incluso en variedad, tal y como ha exhortado el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, convencido de cuán provechoso sería disponer de unos seis sabores para la compota, pero en la práctica se está trabajando con dos: mango y guayaba.

La realidad no se ha venido comportando como se desea, no solo en términos de cantidad, sino también de un fenómeno que hoy les «raya» la pintura a procesos productivos de esa índole: los precios.

Contra toda lógica de sensibilidad humana (no hablo de dividendos económicos), por lo visto hay quienes siguen empeñados en sacarle más tajada financiera a la fruta que pulpa después la fábrica, para asegurar un alimento que esperan miles de niños.

No por casualidad, en el momento en que Granma visitó la instalación, tenía lugar un recorrido encabezado por la Industria Alimentaria a escala nacional, con participación de otros actores, para tocar con la mano el aporte en frutas por parte de empresas de la Agricultura y otras estructuras productoras.

Apenas hay un bache en el proceso de producción, distribución, todo el mundo sabe lo que sobreviene: la «gentileza» de un mercado no tan subterráneo, sin escrúpulo alguno en asuntos de precios, inalcanzable para familias con bajos ingresos. Una pequeña compota llegó a costar 150 pesos «en la jungla asfáltica» y, por lo que refieren algunas madres, hoy ronda los 80-90.

 

IN-QUIETO EN-VASE

No es la pulpa el único ni el principal escollo que ha encontrado La Estancia. Tecnológicamente apta, gracias a la magia y al ingenio de su tropa, la industria ha sido víctima de otros inconvenientes, como los asociados al envase.

Por esa razón, el proceso se paralizó durante enero y febrero. El problema no fue coyuntural. Baste conocer que -perjudicada la tradicional vía de adquisición, por razones financieras- el bloqueo imperial contra Cuba hizo su pírrica labor y la búsqueda de envase transitó por varios países, cada vez más lejanos, con el consiguiente encarecimiento por concepto de precios, flete, tiempo de travesía y otras adversas consecuencias.

Eso, repito, no lo conoce la joven madre, o la tierna abuela mientras le dan a la niña o al niño la cucharadita de compota o el estuche directo para que degusten el agradable «puré».

Por si fuera poco, a partir de los primeros días de marzo la planta estuvo afectada durante seis semanas por agua, al presentar roturas el sistema de bombeo instalado en el río de Tuinucú.

Finalmente (para que nadie imagine que estas líneas tienen una intención justificativa), entre mayo y junio los controles registraron más de 90 afectaciones en el servicio eléctrico: imprevisto «mortal» para la fábrica, cuya tecnología está diseñada para que automáticamente el proceso se interrumpa –sentido de autoprotección– lo que conlleva deterioro en partes y piezas, además de que originan pérdidas de tiempo y atrasos en la producción.

Aun así, el centenar de trabajadores que conforman el colectivo no renuncian a un plan cuyo verdadero valor se concreta en miles de hogares cubanos.

De hecho, para este 26 de julio esperan haber recuperado ya el atraso originado por todas las «desgracias» antes mencionadas.

Luego de haber estado allí, si alguien me preguntara cuál sería mi mayor satisfacción como periodista con este trabajo, respondería lo siguiente: que llegue a la mirada de todo el que tiene que ver con los aseguramientos para La Estancia… empezando por quienes, pudiendo sembrar, cosechar y aportar mango, guayaba, frutabomba y plátano fruta (no hablo de exóticas peras, melocotones y manzanas) viven de espaldas a compotas como las que sus padres y abuelos les brindaron «ayer», cuando tenían la misma edad que miles de niños hoy.

Habiendo envase, hay garantía de producción y distribución. Foto: Pastor Batista Valdés
COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.