París.–«Nunca hemos visto al adversario por su posición en el ranking mundial o por sus títulos. Lo vemos como el rival por vencer en ese momento», nos dijo Jorge Luis Alayo, al término de la segunda victoria de la dupla cubana de voleibol de playa, en los Juegos Olímpicos París-2024.
–Es el primer partido entre ustedes y los brasileños Souto y Loyola que termina en dos sets. ¿Qué cambió que se les hizo tan fácil?
–Nunca es fácil, aunque el marcador sea abultado. Lo que ha cambiado es el nivel en que nos encontramos, gracias a la preparación y el trabajo de nuestro entrenador y, muy especialmente, gracias al pueblo de Cuba, que no deja de apoyarnos. Cuando vemos el cariño que nos entregan en las redes sociales, sales a la cancha «a comértela».
Rodeado de un mar de cámaras y grabadoras, él y Noslen Díaz respondían con fluidez y cortesía a cada informador. En medio de esa avalancha de preguntas, mi compañero Ricardo López Hevia les dijo que si estaban conscientes de que ahora mismo son la inspiración de la delegación.
–¿Cómo manejan esa condición, los presiona?
–Estamos orgullosos de que nos vean así. Cuando ves que «caballos» como Julio César La Cruz, Mijaín López, Luis Orta, Idalys Ortiz, Arlen López, y una voleibolista invencible como Mireya Luis, que durante toda la temporada, perdiendo o ganando, jugáramos o no, está al pendiente de nosotros; cuando te sientes tan querido, no presiona, sino que inspira y nos da fuerza.
Noslen, quien fue un baluarte en el partido que ganaron con marcadores de 21-14 y 21-18, con una endiablada efectividad en el ataque y su acostumbrada buena defensa, dijo que «cada partido con esta pareja brasileña atrae a mucho público, por demás conocedor del voleibol de playa. Casi siempre están a favor de los sudamericanos, pero ya viste aquí cómo el público nos apoyó. Creo que durante toda la temporada nos hemos ganado ese respaldo, el cual agradecemos».
En el orden táctico, los brasileños fueron sorprendidos en todos los ataques que Noslen hizo en el segundo toque; variante poco usada en el año, y que ahora, primero ante los estadounidenses y luego frente a Brasil, fue un látigo.
«Sí, lo hemos empleado, porque Alayo ha tenido una excelente recepción; sin ella es imposible que cristalice esa opción, que frente a Loyola es muy buena, pues es un bloqueador alto y de mucha eficacia en la net».
Tanto fue así que Loyola solo logró un bloqueo en todo el juego, mientras Alayo fue un muro para cada propuesta de sus oponentes.
¿Qué viene ahora?, les preguntamos: «Viene el binomio de Marruecos, y podemos asegurarles que le jugaremos al mismo nivel que en los dos desafíos anteriores. Después esperaremos por el adversario que salga. Claro que estamos pensando en una medalla».
Tanto Alayo como Díaz nos habían dicho, cuando le ganaron a Estados Unidos –bajo la lluvia, con la arena mojada y un cielo nublado que parecía que caía la tarde a las 11 de la mañana–, que querían jugar a pleno sol.
París los complació, justo a las 12 del día, con un sol que rajaba la Torre Eiffel y una temperatura de 32 grados. «Somos cubanos, nos gusta este clima para jugar».
La Ciudad luz y su sol volvieron a alumbrar a estos muchachos, quienes aún tienen que derrumbar verdaderas torres en el camino hacia un podio que, como las montañas, es muy difícil de escalar.
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