En el mes de mayo de 1988, un quinceañero voleibolista, delgado, de 2,06 metros de estatura, debutó en la selección de Cuba. Ese año, Ihosvany Hernández Rivera, bloqueador central, ganó el oro en la Copa Mundial de Japón.
Integró el equipo subcampeón mundial en 1990, en Brasil, el cual entró en la Liga Mundial, en 1991, en la que, desde 1992 a 2000, llegó a seis finales en reñida porfía con Italia.
Era una época de fuerte rivalidad con los peninsulares, en partidos de ida y vuelta, disfrutados a grada llena en la Ciudad Deportiva capitalina. Hernández, con 24 años, asumió como capitán en sustitución del gran atacador Yoel Despaigne, y obtuvo el título, ante los italianos en Milán, en 1998.
Participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona-1992, Atlanta-1996 y Sydney-2000, con los primeros lugares en los Panamericanos Habana-1991 y Winnipeg-1999, y bronce en Mar del Plata-1995».
–¿Has visto al equipo en la Liga de las Naciones?
–He visto todos los partidos. Son jóvenes y talentosos, con líderes como Robertlandy Simón, Marlon Yant, Miguel Ángel López y el «Ruso» Michael Sánchez. Ellos llevan la energía a los demás para hacer el máximo esfuerzo. Creo que deben jugar más por la posición tres, para que los atacantes por las puntas y de la zona seis actúen más tranquilos. El pasador, Christian Thondique es versátil, eso permite utilizar más el centro del terreno.
–¿Crees que clasificarán a los Juegos Olímpicos?
–Creo que sí, es una gran oportunidad para el voleibol cubano.
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