ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Las brigadas de trabajadores forestales fueron las primeras en llegar a las zonas afectadas, para desobstruir las vías por donde entraría la ayuda. Foto: Ronald Suárez Rivas

Artemisa.–Vienen de las profundidades del bosque. Con sus motosierras y sus camiones autocargables fueron los primeros en llegar al desastre.

Comenzaron restableciendo el paso de la autopista La Habana-Pinar del Río y luego continuaron avanzando hacia Artemisa, desobstruyendo las vías, para que pudiera entrar el resto de la ayuda.

Días después continúan en un territorio que quedó encerrado en sí mismo por la caída de árboles y postes, contribuyendo a borrar las huellas del huracán Rafael. Son leñadores que hoy trabajan sobre el asfalto.

«Aquí no había acceso por ningún lado. Tuvimos que empezar de cero», recuerda Armando Castillo, un hombre que ya había participado antes en la recuperación en Baracoa, en Santiago de Cuba, en Matanzas, en La Habana y, por supuesto, en Pinar del Río.

Con más de 20 años de experiencia en este tipo de contingencias, Armando asegura que «esto aquí estaba feo».

Tanto es así que Julio Enrique Milanés, director general de la Empresa Agroforestal Costa Sur, de Artemisa, cuenta que «antes de que terminara de azotar el evento, ya estaba llamando al presidente de nuestro grupo empresarial para pedirle el apoyo de otros territorios, porque era muy grande lo que estaba pasando».

Pocas horas después, unos cien hombres de las cinco empresas forestales de Vueltabajo partían hacia el territorio artemiseño.

Entre ellos, 40 operadores de motosierras con sus respectivos ayudantes, y un grupo de equipos altamente valiosos en estas situaciones, como los camiones autocargables.

Desde entonces, el directivo asegura que han trabajado intensamente en todos los consejos populares del municipio cabecera, muchas veces vinculados con fuerzas de otros organismos, como la Construcción o las far.

En ese tiempo, estima que se han evacuado alrededor de unos 1 300 metros cúbicos diarios de troncos y ramas que no soportaron la furia del viento.

Gracias a este esfuerzo, la ciudad de Artemisa y los poblados cercanos comienzan a parecerse a lo que eran.

Sin embargo, quienes la vieron tras el impacto del huracán, aseguran que el paisaje era desolador.

«Esto ha sido muy fuerte, porque quedó devastado. No se podía pasar por las calles. Las personas sin electricidad, sin agua, sin poder apenas entrar o salir de sus casas porque los árboles se lo impedían. Así es como nos encontramos esta parte de la provincia cuando llegamos», recuerda Jorge Luis Echevarría, el jefe de una de las brigadas de motoserreros pinareños.

Luego de laborar en la ciudad de Artemisa, Granma los encontró en Las Cañas, la segunda zona de defensa de mayor extensión del municipio.

Florencio Roque, su presidente, comenta que, entre los árboles y los postes, el pueblo había quedado prácticamente aislado.

En la carretera que lo une con la capital provincial, por ejemplo, señala que el ciclón derribó más de 30 árboles.

«Sin embargo, en apenas ocho horas estos compañeros lograron que Las Cañas volviera a estar conectada con la ciudad de Artemisa, y luego restablecieron el acceso a los municipios del oeste».

Han sido jornadas intensas, que se prolongan hasta las primeras horas de la noche, viviendo en condiciones de campaña.

Acostumbrado a los rigores del bosque, Yandiel Cabrera, integrante de una brigada extractiva que proviene del municipio pinareño de San Juan y Martínez, comenta que no solo ha habido que trocear madera o podar muchas ramas.

«Aquí hemos tenido que trabajar con las grúas. Incluso me tocó subirme en el boom de una de ellas para amarrar un árbol que ponía en peligro las construcciones a su alrededor, y luego bajarme a cortarlo», dice. «Ha habido que enfrentar un trabajo difícil y hasta un poco arriesgado».

No obstante, para estos hombres de una provincia que ha sufrido muchas veces el embate de la naturaleza y recibió en su momento el apoyo de todo el país, contribuir a la recuperación de Artemisa simplemente constituye un deber.

Por eso, ninguno lo pensó dos veces cuando le preguntaron su disposición para partir hacia la zona más golpeada por el huracán. Ni siquiera los que, como Yandiel, nunca antes habían salido de Pinar del Río para enfrentarse a una tarea de esta envergadura.

«Como mismo ha pasado en nuestra tierra y las personas de aquí han ido a ayudarnos –dice–, nosotros decidimos venir».

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Ascencio Angulo dijo:

1

17 de noviembre de 2024

20:22:02


Como es sabido en el mundo entero, la solidaridad del pueblo cubano es incomparable. Creo que no existe lugar alguno, que haya sufrido una necesidad solidaria, en dónde el pueblo cubano no haya estado presente. Me alegra que a pensar de todas las dificultades incluyendo las impuestas por gobiernos extranjeros, el pueblo cubano siga unido. En recompensa de estos duros años, se vislumbra que mucho antes de lo que algunos piensan, Cuba comenzará a dejar notoriamente los difíciles días atrás. Un saludo al pueblo cubano.

angel gomez dijo:

2

18 de noviembre de 2024

15:28:57


Es significativo el esfuerzo ante tantos impactos que en otros eventos de otra categoría no van a dejar de incrementarse. Un árbol podado y con una altura según un trabajo cultural adecuado no sufre tanto impacto como los de nuestra ciudad que están falto de ella . Solo cuando hay eventos o preparatoria de meteoro . Las jornadas de preparación de ciclones debe ser una asignatura de perenne análisis y preparación en nuestros dirigentes . Como fidel con el Flira aviso ro una forma distinta de recibir estos eventos , ya son tiempos de mirar más lejos con los anteojos que nos dejo Fidel avisando del cambio climático.