BAYAMO, Granma.—Las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro partieron desde el parque-museo Ñico López, de Bayamo, hacia Santiago de Cuba, donde serán inhumadas hoy en el cementerio de Santa Ifigenia.

En el antiguo cuartel Carlos Manuel de Céspedes, presidieron la ceremonia los generales de cuerpo de ejército Leopoldo Cintras Frías, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; los viceministros Ramón Espinosa Martín y Joaquín Quintas Solá; Federico Hernández Hernández, primer secretario del Partido en Granma y Manuel Santiago Sobrino Martínez, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular.
Una multitud de personas, a ambos lados de la vía, despidieron al líder de la Revolución.

¡Yo soy Fidel!, gritaron enardecidos los bayameses al congregarse a ambos lados de la Carretera Central, ante el paso del cortejo fúnebre que reedita, en sentido inverso, la Caravana de la Libertad de 1959.
Niños y jóvenes ataviados con uniformes de diversas enseñanzas, personas de todas las edades, pueblo comprometido, de forma masiva y disciplinada, fue a decir hasta siempre a ese Fidel que volvió sobre sus pasos a la tierra donde escenificó trascendentes batallas.
Así, en sentida manifestación de dolor e infinito cariño, el pueblo de la ciudad que prefirió arder antes de caer en manos enemigas, se despidió a las siete de la mañana de este sábado 3 de diciembre de ese invicto Comandante que no estará más físicamente, pero que permanecerá siempre en el corazón de los cubanos.

Entre banderas cubanas y lágrimas, las cenizas de ese hombre de talla mayor, recibieron durante la noche y la madrugada el tributo silencioso y respetuoso de sus hijos, que peregrinaron por los frentes del parque-museo Ñico López, otrora cuartel
Carlos Manuel de Céspedes, luego de asistir a la vigilia efectuada en la Plaza de la Patria por espacio de dos horas.
Ni siquiera el «llanto» suave y hondo de la naturaleza las últimas horas de la jornada anterior, pudo detener a ese torrente de patriotas que una vez más demostró la vigencia del legado de sus héroes.
A su paso por esta provincia, por donde hace 60 años desembarcó junto a los expedicionarios del yate Granma, miles de personas se agruparon para dar gracias a quien trajo a Cuba la esperanza, luz de la enseñanza, la libertad y la dignidad plenas.
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