MESA REDONDA

(20 de noviembre de 2002)

Para ser un buen deportista hay que ser 
un buen ser humano

Oscar Sánchez

Cuando Juan Padilla ayer en la Mesa Redonda Los proyectos del deporte cubano, contaba cómo una mujer llamó al hospital para ofrecer su ojo para que él siguiera vistiendo la camiseta de Cuba y de su entrañable Industriales, aparecía en sus palabras cuánto ha hecho este país por el desarrollo del deporte.

El destacado pelotero dijo que esa expresión engrandece a nuestro pueblo, lo distingue por su solidaridad y nos hace comprender al mismo tiempo su valía. No hay oferta que se le pueda comparar.

Esas fueron las razones por las cuales desechó los cantos de sirena que le zumbaron al oído en los Juegos Olímpicos de Atlanta los cazadores de talentos de los países ricos. Dijo que fueron los mismos motivos por los que dio una enérgica respuesta en los Juegos Panamericanos de 1999, en Winnipeg, cuando la mafia alentó al apátrida que quiso ofender a nuestro pueblo, a su Revolución.

"En la vida del deportista hay muchos momentos muy lindos, inolvidables. Los Juegos Olímpicos de Barcelona'92, mi primera cita de ese tipo fue algo trascendental, igual que en Atlanta'96, pero lo que jamás se me olvidará en un terreno de pelota fue aquel triunfo de `mi Industriales' en 1986. Era la primera vez que hacía ese equipo y aquella expresión de alegría del pueblo de la capital no la olvidaré nunca", sentenció.

Padilla reflejó y respaldó con su experiencia personal las palabras de Arnaldo Rivero, director de docencia del INDER, cuando explicaba que el sistema de enseñanza deportiva es el soporte de los grandes éxitos de este pequeño país.

Y es que como explicó Ramón Borroto, director de la EIDE Mártires de Barbados, que en este 2002 cumplió sus 25 años, es allí donde el futuro campeón debe hacerse de las herramientas para enfrentar un mapa deportivo mundial cada vez más comercializado y cada vez más dominado por los vicios del capitalismo, sobre todo el de oferta y demanda, expresado en la compra y robo de atletas de los países pobres por los países ricos.

Borroto argumentó cómo los sistemas de influencias sobre la formación de ese atleta comienzan desde edades muy tempranas, incluso con nueve o diez años o con 15 ó 16 como los peloteros campeones panamericanos ya representando a la Patria. "Es por eso, dijo, que la escuela necesita de la familia, de la comunidad, y al propio tiempo esa relación debe ir de la escuela hacia la casa, el barrio."

Y esa realidad que Padilla expresaba en sus palabras y esa vida que se hace en la EIDE, solo es posible cuando se ha formado un inmenso potencial de educadores.

En tal sentido, María de los Ángeles Rodríguez, rectora del Instituto Superior de Cultura Física, apuntaba que solo la voluntad de la Revolución ha hecho posible los grandes éxitos del deporte cubano, porque desde el inicio concibió una estrategia clara. "Baste decir, expresó, que al triunfo de la Revolución solo había en Cuba 800 profesores de Educación Física y el 60% abandonó la Patria. En 1961 solo existían 300 y hoy se han formado 43 963 entre nivel medio y superior".

Comentó la altísima responsabilidad que asume Cuba con la formación de profesionales de otros países, pues la Escuela Internacional de Educación Física y Deporte, inaugurada por Fidel en el curso 2000-2001, cuenta hoy con 1 131 estudiantes de más de 65 naciones.

Al anunciar que hoy la Mesa Redonda estará dedicada a la celebración de la I Olimpiada Nacional, el moderador Randy Alonso, expresaba: "Lo que particulariza al deporte cubano es privilegiar al ser humano", y agregó un pensamiento del Comandante en Jefe: "Más que medallas de oro, plata o bronce, las que nos interesan son las medallas morales de nuestro pueblo". Entonces debe haber venido a la mente de los televidentes y radioyentes la imagen expresada en una singular frase de Padilla: "Para ser un buen deportista hay que ser primero un buen ser humano".

 

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