(1 de
septiembre de 2012)
La otra cara del acuario
ORFILIO PELÁEZ
Sitio emblemático para varias generaciones de
cubanos, el Acuario Nacional, perteneciente al Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, ha recibido más de 30 millones
de visitantes desde su apertura al público el 23 de enero de 1960.
La
instalación atesora una de las más importantes colecciones de
corales de la región del Caribe.
Más allá de su visible rostro de exhibir organismos
marinos vivos, sensibilizar al público con el cuidado de las
especies y fomentar el desarrollo sostenible de nuestras zonas
costeras y mares, el centro tiene entre sus prioridades actuales la
investigación científica.
Para garantizar tan vital objetivo, dispone de un
alto número de graduados universitarios, de ellos alrededor de una
veintena de especialistas con diversas categorías científicas,
además de profesionales de la biología marina, medicina veterinaria,
expertos en captura de animales, buzos especializados y técnicos de
elevada calificación.
Tomando en cuenta su carácter de centro
autofinanciado, condición a la cual llegó hace varios años y que le
fue otorgada oficialmente en enero del pasado año, los proyectos de
investigaciones y las actividades educativas son asumidas con los
recursos generados por la propia entidad sobre la base de sus
servicios a los visitantes, las exportaciones de especies y otras
fuentes.
En el periodo 2000-2010 allí se ejecutó una amplia
gama de estudios, cuyos resultados fueron puestos a disposición de
las instancias vinculadas con la Agencia de Medio Ambiente.
VALIDEZ DE UNA ESTRATEGIA
Para el doctor Guillermo García Montero, director
del Acuario Nacional durante más de dos décadas, los aportes
científicos alcanzados por la institución fundamentan el esfuerzo
desplegado en esa línea de trabajo, en particular a partir de 1994.
El
doctor Guillermo García Montero dirige el Acuario Nacional desde
hace más de dos décadas.
Dijo que entre los principales resultados sobresalen
el registro de 37 nuevas especies para aguas cubanas y la ciencia,
el sostenido incremento del número de especies en las colecciones
científicas, la determinación de áreas de blanqueamiento de corales
por daños mecánicos y otros efectos, así como el estudio y monitoreo
de especies invasoras en aguas cubanas, donde figuran los trabajos
referidos a la presencia del publicitado pez León.
Mencionó también los avances en el estudio de
poblaciones silvestres de diversas especies de interés para ser
mostradas en acuarios (algunas de ellas amenazadas o en listas
específicas de control y conservación), la reproducción en
cautiverio o en exhibición de algunas de ellas, como es el caso del
Caballito de Mar, y la introducción de nuevas técnicas de manejo y
preparación de mamíferos marinos, en condiciones controladas.
Según afirmó García Montero, la aproximación al
conocimiento de la abundancia de ejemplares del delfín Tursiops
truncatus en aguas cubanas constituye una arista esencial de la
labor investigativa, que incluye el sistemático monitoreo de los
parámetros clínico-veterinarios, elemento esencial para comprender
mejor la biología de esta especie y propiciar su manejo más
efectivo.
Uno de los tesoros "científicos" del centro es, sin
duda, la colección de corales pétreos cubanos. Considerada una de
las más grandes y significativas de la región del Caribe, fue creada
hace más de 40 años en el Instituto de Oceanología, y trasladada
hacia el Acuario en el 2004.
Por su alto grado de conservación, la elevada
cantidad de muestras que todavía tienen la etiqueta original
impuesta en el momento y lugar donde fueron colectadas, y otros
atributos, está próxima a ser declarada Patrimonio Cultural de la
nación.
Merecedor del Premio Nacional de Medio Ambiente en
el 2002, el Acuario también acoge y promueve diferentes programas
educativos, encaminados a poner el conocimiento del mundo marino al
alcance de cualquier persona que lo visite.
Junto con la atención sistemática a estudiantes
provenientes de distintos niveles de enseñanza, cada año celebra las
tradicionales jornadas científicas infantiles y los talleres de
verano, eventos caracterizados por la masiva participación de niños
y jóvenes.
Enfrascada en un proceso de rescate y remodelación
de algunas de sus instalaciones deterioradas por el paso de los años
y los efectos de fenómenos meteorológicos severos, la entidad mira
con optimismo el futuro.
Para beneplácito de su colectivo, ciencia y cultura
ambiental son allí palabras cotidianas. |
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