La decisión desató opiniones encontradas, pues para
algunos no tenía sentido crear una institución de ese tipo, sin
apenas tener científicos. Y, en cierta medida, la realidad les daba
la razón.
Baste recordar que en aquella época abandonaron el
país miles de médicos, numerosos ingenieros, arquitectos, químicos,
profesores universitarios y técnicos en general, sobre todo hacia
los Estados Unidos.
Pero, finalmente, la perseverancia y la visión de
futuro de la máxima dirección del país condujeron al surgimiento de
la entidad, que se declaró heredera de la antigua Academia de
Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, fundada en mayo
de 1861. La voluntad de hacer primó sobre el escepticismo.
Presidida por el geógrafo y capitán del Ejército
Rebelde Antonio Núñez Jiménez, la Comisión Nacional (pronto se
denominó solo Academia de Ciencias), quedó integrada por
intelectuales y científicos con una obra reconocida, y definida
proyección revolucionaria.
Antonio
Núñez Jiménez dirigió durante sus primeros diez años a la nueva
Academia de Ciencias de Cuba.
Sus miembros fundadores fueron José Altshuler, Julio
Le Riverend, José López Sánchez, Juan Marinello, Salvador Massip,
Abelardo Moreno, Fernando Ortiz, Emilio Roig de Leuchsenring y
Gilberto Silva Taboada. La primera reunión tuvo lugar a comienzos de
marzo de 1962, en el salón de sesiones de la Junta Superior de
Gobierno de la Universidad de La Habana.
Dos años más tarde y por el decreto presidencial
3384, dado a conocer el 12 de marzo de 1964, también serían
designados miembros de la Comisión Nacional Julián Acuña, Juan Tomás
Roig, Carlos Ramírez Corría, Luis Larragoiti y Mario Rodríguez
Ramírez.
Además de definir sus objetivos institucionales e
instrumentar un sistema de acciones dirigidas a propiciar la puesta
en práctica de las estrategias trazadas por el gobierno
revolucionario, para desarrollar la ciencia y la tecnología acorde a
las necesidades del momento, la nueva Academia tuvo entre sus
misiones iniciales la de agrupar en su seno a un grupo de
instituciones dispersas, como fue el caso del entonces Observatorio
Nacional de la Marina de Guerra.
Según reseña el libro Historia de la Ciencia y la
Tecnología en Cuba, obra escrita por un colectivo de autores
encabezados por el doctor Pedro Pruna Goodgall, la naciente
organización priorizó de manera particular el estudio de los
recursos naturales del país, para lo cual impulsó el surgimiento de
un conjunto de institutos especializados que mucho aportaron a tan
estratégico objetivo.
Fruto de ese colosal esfuerzo fueron los trabajos
que condujeron a la publicación en 1970 del Primer Atlas Nacional
de Cuba, impreso en la extinta Unión Soviética, y dentro del
cual algunos de sus 147 mapas fueron verdaderas primicias por su
temática.
Más allá de ser una herramienta de sumo valor para
la planificación física, la obra integró los aportes de las
investigaciones efectuadas por casi todos los organismos de la
Administración Central del Estado en la década de los sesenta del
pasado siglo.
Otros resultados notables logrados bajo la guía de
la Academia en aquella etapa fundacional son el Mapa Geológico de
Cuba a escala 1:250 000, de especial importancia para la
exploración geológico-minera, proyecto que contó con el apoyo
material y el asesoramiento de especialistas soviéticos y del
desaparecido campo socialista. También destacó el estudio de los
suelos, que propició la aparición, en 1971, del Mapa Genético de
los Suelos de Cuba, que colocó a la mayor de las Antillas a la
vanguardia de los países de América Latina en el estudio de esa
temática.
Imposible pasar por alto su papel en el impulso a la
formación profesional y la difusión del conocimiento. Continuadora
de ese legado, hoy la Academia de Ciencias de Cuba asume con rigor
el compromiso de contribuir al desarrollo, divulgar los avances
científicos nacionales y universales, elevar la ética profesional y
prestigiar la investigación de excelencia.
El reto de garantizar la sostenibilidad irreversible
del proyecto social que construimos así lo amerita.
Presidentes de la Academia de Ciencias a partir
de 1962
Antonio Núñez Jiménez (1962-1972)
Zoilo Marinello (1972-1976)
Wilfredo Torres (1976-1985)
Rosa Elena Simeón (1985-1994)
Ismael Clark (1996- )