Tan temprana afición por el estado del tiempo se hizo mayor
cuando el niño Carlos Manuel González Ramírez, visitó una exposición
sobre meteorología en el edificio del Capitolio Nacional y pudo
conversar con los investigadores presentes allí.
Como cuenta a Granma, aquello lo impresionó de tal forma
que de inmediato fue a ver a Marila Santana, una especialista que
promovía la creación de círculos de interés en las escuelas
primarias y secundarias, a fin de despertar la vocación hacia esa
disciplina científica.
Sin rebasar los diez años de edad, el muchacho logró conseguir
varios instrumentos para realizar observaciones meteorológicas y
montó una pequeña "estación" en su propia casa en el poblado de Boca
de Jaruco, municipio de Santa Cruz del Norte, hoy provincia de
Mayabeque.
Allí dispuso de termómetro, anemómetro, pluviómetro, veleta y
otros aparatos, los cuales aprendió a manejar enseguida, asesorado
por un amigo de la familia.
Tanto se ilusionó que tuvo la ocurrencia de colocar a la entrada
de la vivienda un letrero que decía "Instituto de Meteorología". Eso
causó tanta gracia entre los vecinos que a partir de ese momento no
hubo un día en que dejaran de preguntarle cómo se iba a comportar el
tiempo, si llovería o habría calor.
El paso del ciclón Irene en el mes de octubre de 1999 selló su
definitiva determinación por convertirse algún día en meteorólogo.
Durante su primera escuela al campo en el curso 2000-2001, tuvo la
suerte de que el albergue quedara cerca de la estación de Bainoa.
"Busqué la manera de ir casi a diario hasta allí, unas veces en
el horario de almuerzo, otras después del trabajo. Los observadores
y demás trabajadores me recibían bien, y siempre respondieron las
numerosas preguntas que yo les hice, sin perder nunca la paciencia".
Los avatares del destino lo mantienen vinculado a esa
instalación, cuando al terminar la secundaria básica ingresa en el
Instituto Preuniversitario Ho Chi Minh, situado en la mencionada
localidad. Ya en ese momento, Carlos Manuel tenía claro que su
camino era lidiar con el estado del tiempo.
Al terminar la enseñanza media superior hace las pruebas
correspondientes para optar por la Licenciatura en Meteorología. Sin
embargo, no lo aceptan en el primer intento y le dan la de
Geografía.
Pero estando en el año del Servicio Militar, la doctora Gisell
Aguilar Oro lo convence para que vuelva a presentarse a los exámenes
de ingreso, pues tenía una segunda oportunidad de hacerlo.
Esta vez obtiene una de las plazas previstas y matricula su
añorada carrera en el curso 2007-2008, en el capitalino Instituto
Superior de Ciencias y Tecnologías Aplicadas, radicado en la Quinta
de los Molinos.
Bajo la tutoría de la propia doctora Aguilar Oro, obtiene la
máxima calificación en la defensa de su tesis de diplomado titulada
Comportamiento de algunas variables meteorológicas durante la
ocurrencia de tiempo severo en la región occidental de Cuba. Al
graduarse en el último verano es ubicado en el Instituto de
Meteorología.
Para su sorpresa, el pasado 5 de septiembre fue nombrado Jefe del
Grupo de Pronósticos de las provincias de Artemisa y Mayabeque.
"En lo personal representa un estímulo, pero a la vez un enorme
reto, por lo complejo que resulta predecir el comportamiento de las
diferentes variables del tiempo en un país insular y tropical como
el nuestro. A lo anterior se suma que por sus particularidades
geográficas, en ambos territorios estas tienden a comportarse de
manera diferente al resto de las estaciones de la región occidental.
Para mí, la temperatura mínima y la nubosidad son las más difíciles
de vaticinar".
A sus 24 años, Carlos Manuel expresa que la efectividad actual
del pronóstico para las dos provincias citadas ronda el 83 %, cifra
inferior a la media nacional. Uno de los principales desafíos del
colectivo es subir ese indicador y tratar de acercarnos a los
resultados que logran los centros provinciales más aventajados,
indicó el joven especialista.
Lo otro, precisa, es poder llegar a emitir con antelación los
pronósticos de ocurrencia de tormentas locales severas, principal
tema de un proyecto de investigación en el cual trabajo.
¿Cómo te sientes cuando un parte sale mal y, por ejemplo, llueve
sin estar previsto?
Se trata de lo peor que le puede suceder a un meteorólogo, pues
en nuestra profesión las equivocaciones son públicas, impiden la
celebración de diversas actividades al aire libre, y la gente llama
para averiguar qué pasó, por qué no se cumplió lo previsto. Cuando
eso me ocurre me dan ganas de no salir de la casa, pero siempre la
familia y los amigos te dan ánimo y logras salir del bache.
Radioaficionado desde el 2003, miembro del ejecutivo de la
Sociedad Meteorológica de Cuba y presentador habitual del estado del
tiempo en el Telecentro de Mayabeque —antes lo hizo en el de Santa
Cruz del Norte cuando era estudiante—, Carlos Manuel González
agradece el apoyo recibido de las profesoras Dania Ojeda, Águeda
Labrada y María Josefa Codorniz, así como de las doctoras Gisell
Aguilar (su mentora y guía), Maritza Ballester y Cecilia González,
los especialistas Armando Caymares, Janny González, Andrés Planas,
la joven licenciada Giselle Acosta, y sobre todo de sus padres
Manuel y Adis Emilia.
Confiesa querer tener la oportunidad de "rastrear" la trayectoria
y evolución de un ciclón tropical que amenace al occidente cubano y
salir airoso de la difícil prueba. Sin duda, su camino era la
meteorología.