Teniendo en cuenta los severos daños que los rayos
suelen ocasionar, Granma retoma el tema con la doctora
Lourdes Álvarez Escudero, investigadora del Centro de Física de la
Atmósfera del Instituto de Meteorología.
De acuerdo con lo planteado por la especialista, el
rayo aparece cuando el movimiento ascendente y descendente del aire
contenido dentro de una nube del tipo cúmulo nimbo, de gran
desarrollo vertical (alcanzan una altura de 12 y 14 kilómetros) y
alto contenido de humedad, forma cargas eléctricas positivas y
negativas, que al acumularse en exceso, originan una descarga en
forma de chispa, el relámpago.
Esta puede circular dentro de la propia nube, entre
dos nubes de tormenta, o entre una de ellas y la superficie de la
tierra. Cuando el chispazo desciende a una temperatura muy elevada,
choca con el aire mucho más frío de los alrededores y produce ese
enorme ruido llamado trueno.
Al ser la velocidad del sonido mucho menor a la de
la luz, indica la doctora Álvarez, siempre veremos primero el
relámpago y después escucharemos el trueno. La distancia a partir de
la cual comienza a escucharse el estruendo provocado por la caída de
un rayo es de 8 a 10 kilómetros.
Junto con provocar en pocos segundos temperaturas de
hasta 27 mil grados Celsius y liberar enorme cantidad de energía,
que los científicos esperan lograr aprovechar algún día, en Cuba las
fulguraciones constituyen la primera causa de muerte por eventos
atmosféricos.
Asimismo, desatan incendios forestales, matan
animales y entorpecen la telefonía y las transmisiones de radio y
televisión. También dañan los transformadores, torres petroleras y
aerogeneradores, además de poder entorpecer los vuelos de la
aviación comercial.
Como dato de interés, vale apuntar que las tormentas
comienzan cuando se escucha el primer trueno y terminan 15 minutos
después del último.
La hora más propicia para su ocurrencia es alrededor
de las cuatro de la tarde, mientras el promedio anual de días con
tormentas eléctricas ronda los 130.
Para que las personas puedan protegerse si son
sorprendidas por una tormenta fuera del hogar o del centro de
trabajo, la investigadora refiere que lo más recomendable es buscar
abrigo en el interior de una edificación techada.
El mejor sitio es permanecer en el interior de un
automóvil, con las puertas y ventanillas cerradas, manteniendo el
motor apagado.
La anterior opción constituye la más segura, pues en
los vehículos, cuyas ruedas son de goma, las descargas eléctricas
circulan por el exterior del metal y dejan en el interior un campo
eléctrico nulo, fenómeno denominado Jaula de Faraday.
Nunca debe caminarse bajo condiciones meteorológicas
tan peligrosas y mucho menos correr si se tiene la ropa mojada, ya
que se crea una turbulencia en el aire, que puede atraer la descarga
eléctrica.
Esta tiende a caer sobre el punto más elevado, de
ahí que si la persona se encuentra en un descampado, lo aconsejable
es ponerse de cuclillas e inclinar la cabeza sobre la rodilla, con
los oídos tapados. Tal posición debe mantenerse hasta tanto pase la
severidad de la tormenta.
Nunca busque protección debajo de un árbol, en la
boca de una cueva, o en un saliente rocoso. Si forma parte de un
grupo situado en un terreno descampado, lo correcto es separarse de
manera individual.
Resulta conveniente quitarse del cuerpo todo
componente metálico y alejarse de vallas, alambres y cercas hechas
con ese tipo de material. Tampoco debe montarse a caballo, practicar
deportes en terrenos abiertos, ni hablar por teléfono.
Si la tormenta nos sorprende en el mar, piscina, río
o embalse, hay que salir inmediatamente del agua. Otra medida de
protección es evitar bañarse en el aguacero descalzos cuando esté
tronando, algo que lamentablemente hacen muchos jóvenes en nuestras
calles y avenidas.
Además de provocar muertes, las descargas eléctricas
pueden inutilizar de por vida los equipos eléctricos, por eso hay
que desconectarlos de la corriente o de las líneas telefónicas,
según el caso, ante la amenaza de una inminente tempestad.
En este aspecto, como en muchos otros de la vida, lo
esencial es la prevención. Las imprudencias siempre cuestan caro.