(10 de
diciembre de 2011)
Instituto de
Meteorología
Impronta a muchas manos
Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu
Más allá de su más conocida arista referida a
predecir el comportamiento del estado del tiempo, el Instituto de
Meteorología ofrece hoy servicios científico técnicos
especializados, de vital importancia para diferentes esferas de la
vida nacional.
Los
aportes de la meteorología son claves en la determinación del
potencial eólico de Cuba.
La lista incluye la implementación de las alertas
tempranas vinculadas a la ocurrencia de sequía agrícola e incendios
forestales, el pronóstico del aumento en las concentraciones de
ozono troposférico y su impacto sobre el tabaco y otros cultivos, la
calibración de instrumentos, y los avisos emitidos a determinadas
unidades hospitalarias acerca de los potenciales efectos de las
condiciones climáticas sobre la salud humana.
Como manifiesta a Granma Abel Centella,
director científico de esa entidad perteneciente al Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, cada una de esas líneas de
trabajo es fruto de la labor de un colectivo altamente calificado,
donde figuran alrededor de 35 doctores en Ciencias, y más de un
centenar con categoría de máster.
Desde
hace varios días, el radar meteorológico de Pico San Juan ya trabaja
a plena capacidad operativa.
En el transcurso de los últimos seis años, buena
parte de los esfuerzos investigativos estuvieron centrados en la
evaluación de los impactos asociados al cambio climático, en
particular lo relacionado con el Macroproyecto sobre peligros y
vulnerabilidad costera para los años 2050 y 2100, el pronóstico de
la actividad ciclónica para la cuenca del Atlántico tropical, los
inventarios nacionales de gases de efecto invernadero, y el
incremento artificial de las precipitaciones.
También aparecen los estudios acerca de la calidad
del aire, el cálculo del oleaje y la surgencia provocada por
huracanes, así como la evaluación del potencial eólico del
archipiélago cubano.
Actualmente, y en colaboración con otras entidades,
los especialistas del Instituto trabajan en la actualización del
Mapa Eólico de Cuba, terminado en el 2006, a fin de obtener un
diagnóstico más certero de cuánta electricidad podría generarse en
el país, a partir del uso del viento como fuente alternativa de
energía.
RADARES A PUNTO
Por constituir una herramienta de observación de
suma utilidad en el seguimiento de los huracanes y demás sistemas
tropicales que se mueven próximos o sobre nuestro archipiélago, el
servicio meteorológico cubano presta especial atención al
funcionamiento de su red de radares, sobre todo durante el
transcurso de la temporada ciclónica.
Según explicó el doctor en Ciencias Técnicas Orlando
Rodríguez, director del Centro de Radares del INSMET, luego de estar
fuera de servicio durante un tiempo, el equipo de Pico San Juan, en
Cienfuegos, ya funciona de nuevo a plena capacidad operativa.
En igual condición están los de La Bajada, Punta del
Este, Casablanca, Pilón y el de la Gran Piedra. Todos fueron
automatizados entre los años 2000 y 2007.
Con respecto al radar de Camagüey, que fue
convertido a la moderna tecnología Doppler por los ingenieros de ese
centro, precisó que, si bien las pruebas hechas resultan
satisfactorias, todavía se encuentra en fase de ajuste y validación
de los cambios introducidos en su modernización, por tanto, pueden
pasar varias semanas para que logre trabajar a plenitud.
Es conveniente recordar que el precio de un radar
Doppler en el mercado internacional varía en el orden de los cuatro
a seis millones de dólares, mientras el costo del prototipo cubano
fue de 351 mil.
Además de observar la cobertura de las
precipitaciones, el aparato permite valorar de manera precisa la
velocidad y dirección de los flujos de viento dentro de las
tormentas tropicales y huracanes, lo cual propicia un mejor
pronóstico de tales fenómenos.
Como parte de los preparativos para enfrentar la
temporada ciclónica del 2012, el doctor José Rubiera, jefe del
Centro de Pronósticos, dijo que junto con los trabajos de
remozamiento y modernización de las 68 estaciones meteorológicas
existentes en el territorio nacional, adicionalmente ya se han
instalado 50 estaciones automáticas, de promisorias perspectivas.
Mediante el empleo de sensores electrónicos,
permiten registrar de forma continua la temperatura, humedad
relativa, presión atmosférica, dirección del viento, y demás
variables.
El diseño de un software creado por un equipo de
expertos bajo la dirección del ingeniero Pablo de Varona, facilita
leer al momento todos los datos recopilados por las 50 estaciones,
cuyo equipamiento está en fase de asimilación.
Rubiera indicó que fueron incorporados al trabajo
operativo nuevos modelos, y herramientas informáticas, mientras
prosigue el montaje de avanzados sistemas de protección contra
descargas eléctricas en diferentes instalaciones.
A pesar de que nuestra condición insular y tropical
hace más difícil la certeza de los pronósticos del tiempo, en los
últimos cinco años la efectividad se mantuvo por encima del 90 %.
Debido a los problemas económicos, y al bloqueo
impuesto hace más de medio siglo por el gobierno de los Estados
Unidos, el país no tiene la posibilidad de acceder siempre a la
tecnología más avanzada disponible en el mundo, factor que repercute
de manera desfavorable en el funcionamiento o renovación de
determinados equipos ya obsoletos.
Por eso la mayor riqueza de la meteorología cubana
es el valioso capital humano creado en las últimas cinco décadas,
que sin disponer de suficientes recursos materiales, la ha colocado
en una posición cimera dentro de las naciones en vías de desarrollo. |
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