METEOROLOGÍA        

(15 de enero de 2011)

Centro Meteorológico

Un símbolo de la ciencia camagüeyana

Miguel Febles Hernández

Avalada por el crecimiento en las exportaciones de productos biotecnológicos, como la vacuna contra la garrapata, y el desarrollo de otros resultados que contribuyen al aumento de la producción de alimentos y sustituyen importaciones, la provincia de Camagüey mereció la sede del acto nacional por el Día de la Ciencia Cubana, a celebrarse este 15 de enero.

La observadora meteorológica Maribel Venero recoge los datos que le ofrece la estación actinométrica camagüeyana. Foto: Jorge Luis Téllez

Una de las instituciones que simbolizan el aporte de los agramontinos en la esfera de la innovación tecnológica es, sin duda, el centro meteorológico provincial, inmerso en una etapa de franco despegue, sustentado en la materialización de más de una decena de proyectos científicos.

Entre los de mayor relevancia están las investigaciones acerca de los aerosoles estratosféricos y las nubes cirros en Cuba, y su impacto sobre la radiación solar (obtuvo Premio Nacional de la Academia de Ciencias en el 2009), fruto del esfuerzo del Grupo de Óptica Atmosférica.

Surgido a finales de la década del ochenta del pasado siglo con la instalación en tierra camagüeyana de un radar láser, conocido como Estación Lidar, el pequeño equipo de trabajo indagó desde entonces y hasta la fecha en el estudio de los procesos de transferencia de la radiación solar en la atmósfera de nuestro país.

Estos son estudios de avanzada en el mundo, asegura el doctor Juan Carlos Antuña Marrero, quien explica que para llevarlos a cabo se conjugaron la cooperación internacional y la búsqueda del talento local, como son los casos de René Esteban Arredondo y Boris Barja González, primeros doctores de la especialidad formados integralmente en esta provincia.

En Cuba existen cuatro estaciones actinométricas (miden la intensidad de la radiación solar), ubicadas en Casablanca, Jovellanos, Nueva Gerona y Camagüey, con más de 40 años de explotación.

Los miembros del Grupo de Óptica Atmosférica, indicó, rescataron todo ese volumen de información. Luego de procesarla, la llevaron a formato digital para ofrecerla en tiempo real, como parte de un nuevo servicio de diagnóstico de radiación solar, que está disponible en la dirección electrónica http://www.lidar.camaguey.cu.

A partir del reconocimiento alcanzado en el año 2007 se firmó un convenio con la Universidad de Valladolid, España, para la instalación de un fotómetro solar, instrumento de última generación que mide el espesor óptico por aerosoles de forma continua y totalmente automatizada.

"Están creadas las condiciones, comenta Antuña, para brindar servicios de alto valor agregado; por ejemplo, el estudio del efecto de la radiación solar, lo que se conoce como estrés térmico, sobre el ganado bovino, porcino o en las aves. Lo anterior abre un amplio universo a la colaboración en otras muchas ramas del saber".

SALTO EN LOS RADARES

La entidad camagüeyana acoge también en sus predios al Centro Nacional de Radares, cuyo jefe, el doctor Orlando Rodríguez González, esclarece el porqué de tal ubicación:

"En Camagüey fueron hechos durante muchos años los experimentos de lluvia provocada, con la participación de especialistas soviéticos. Eso propició la formación de un grupo de trabajo fuerte en la parte de atención a los radares meteorológicos".

Con el paso del tiempo, y la efectiva simbiosis de experiencia y talento joven, pudimos acometer una de las más grandes tareas tecnológicas enfrentadas en el país desde el punto de vista científico: la transformación de los radares convencionales analógicos en automáticos.

Tamaña empresa permitió modernizar las ocho estaciones ubicadas en la geografía cubana: La Bajada, en Pinar del Río; Punta del Este, en la Isla de la Juventud; Casablanca, en La Habana; Pico San Juan, en el macizo cienfueguero de Guamuhaya; Camagüey; Holguín; Pilón, en Granma; y la Gran Piedra, en Santiago de Cuba.

"Toda la información generada por los radares, explica el doctor Orlando, viene primero aquí, donde es procesada y enviada al Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, las 68 estaciones existentes en el país y los 14 centros provinciales".

La red de radares cubre el territorio nacional y adquiere especial protagonismo a la hora de detectar y dar seguimiento a los ciclones tropicales, áreas de nublados con fuerte actividad de lluvia u otros fenómenos atmosféricos, con lo cual ofrece un inapreciable servicio no solo a Cuba, sino a toda el área geográfica del Caribe.

TALENTO EN PRIMER PLANO

Los instrumentos meteorológicos sufren el desgaste de décadas de explotación, por lo que preservarlos unos años más constituye una prioridad para el destacado colectivo camagüeyano.

Bien lo sabe Pedro Martín Betancourt, todo un experto de los servicios meteorológicos. Hoy el costo de los equipos es elevadísimo. Es por ello que en un pequeño taller, pero con talentosos trabajadores como Freddy Acosta, Orhvy Escobar y Francisco Rodríguez, nos dedicamos a rescatar y extender su vida útil, aseveró.

Pedro pone como ejemplo al Dines, instrumento que mide la velocidad y dirección de los vientos, muy resistente, capaz de registrar ráfagas de hasta 360 kilómetros por hora, pero tiene más de 40 años de utilización en Cuba.

"En el 2009, comenta, el precio de uno de ellos estaba en el orden de los 67 000 dólares. Sin embargo, su recuperación en nuestro taller, incluidos los sensores, no rebasa los 350. Ahora mismo estamos reparando el dispositivo de la estación de Baracoa".

Mientras dan los toques finales al equipo, ya tienen en mente cómo enfrentar el arreglo gradual de las estaciones actinométricas, también de los instrumentos más longevos, de elevada fidelidad, pero afectados por el inexorable paso del tiempo.

 

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