(9
de junio de 2007)
Cuando el cielo amenaza
Orfilio
Peláez
pelaez@granma.cip.cu
Por
sus espectaculares características y potenciales daños, los rayos
figuran entre los fenómenos más llamativos y peligrosos de la
naturaleza.
Baste decir que pueden alcanzar temperaturas de
hasta 6 000 grados Celsius en fracciones de segundo, verse en el
cielo a decenas de kilómetros de distancia, y fulminar al instante a
personas, árboles y otros objetos.
Incluso, los científicos plantean que si toda la
energía liberada en el transcurso de una intensa tormenta eléctrica
pudiera almacenarse, ello bastaría para alumbrar una megaciudad
durante varios meses. También ocasionan buena parte de los incendios
forestales registrados anualmente en el planeta.
En Cuba los rayos son el rasgo más típico de las
frecuentes tormentas del verano, y la primera causa de muerte por
fenómenos meteorológicos, de ahí lo oportuno de saber qué hacer si
el cielo amenaza con mandarnos una de sus temibles "sinfonías
eléctricas".
ENTRE TRUENOS Y
RELÁMPAGOS
El rayo se produce cuando el movimiento ascendente y
descendente del aire dentro de una nube del tipo cúmulo nimbo, forma
cargas eléctricas positivas y negativas, que al acumularse de manera
excesiva, origina una descarga en forma de chispa, capaz de circular
dentro de la propia nube, entre dos nubes de tormenta o entre una de
estas y la superficie.
Tales formaciones nubosas alcanzan una altura de 12
y 14 kilómetros, y en ellas se origina esa suerte de flachazo en la
atmósfera, conocido popularmente como relámpago.
Según explicó el doctor José Rubiera, jefe del
Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, cuando el
chispazo baja a temperatura tan elevada hacia la tierra, el aire
mucho más frío de los alrededores cubre ese canal de salida y el
choque de corrientes de aire muy diferentes desde el punto de vista
térmico, produce un ruido enorme llamado trueno.
Al ser la velocidad del sonido en el aire mucho
menor a la de la luz, siempre veremos primero el relámpago, y luego
escucharemos el trueno, indicó.
Un signo confiable de la proximidad de una tormenta
eléctrica es la progresiva aparición en el cielo de las nubes
oscuras llamadas cúmulos nimbos y el rápido aumento de la velocidad
del viento.
OPORTUNOS CONSEJOS
Si a una persona le sorprende una tormenta fuera de
su hogar, lo más recomendable es protegerse dentro de un inmueble o
automóvil (con las ventanas y puertas cerradas), y no intentar nunca
seguir caminando bajo la inclemencia del tiempo. Mucho menos
situarse debajo de un árbol, pues este es uno de los destinos
predilectos de las descargas eléctricas.
Como bien precisa Rubiera, el rayo tiende a caer
sobre el punto más elevado, por tanto si la persona está en un
descampado distante de cualquier vivienda, lo aconsejable es no
permanecer de pie y agacharse en cuclillas con la cabeza inclinada
sobre la rodilla, o acostarse en el suelo. Dicha posición debe
mantenerse hasta que pase la severidad de la tormenta.
Es decir, nunca sea usted el objeto más alto a su
alrededor y trate por el contrario de ser el blanco más pequeño.
Otras recomendaciones válidas son alejarse de
alambres, vallas, cercas metálicas y cuantas cosas puedan atraer la
descarga eléctrica, no montar caballo, ni manipular herramientas
metálicas y tubos, evitar hablar por teléfono, ducharse (tenga
presente que las líneas telefónicas y las tuberías conducen la
electricidad), y salga de inmediato del agua si está dentro del mar,
río o embalse.
El lugar más seguro, apuntó el doctor Rubiera, es el
interior de un vehículo con ruedas de goma, y no precisamente porque
estas sirvan de aislante. La explicación radica en que en este tipo
de transporte las cargas eléctricas circulan por el exterior del
metal y dejan en el interior un campo eléctrico nulo, fenómeno que
los físicos llaman Jaula de Faraday.
Más allá de estas medidas para proteger al hombre,
es imprescindible recordar que los rayos pueden dañar los equipos
electrodomésticos, e inutilizarlos de por vida.
Entonces, siempre que truene, desconéctelos de la
corriente, y haga lo mismo con los aparatos acoplados a líneas
telefónicas, como son los modem.
Tampoco olvide que el pararrayos resguarda un
edificio o determinada obra, pero el mobiliario eléctrico interno no
goza de igual seguridad y requiere de sistemas específicos de
protección. |