(4
de noviembre de 2005)
Insomnio en el
Atlántico
ORFILIO PELÁEZ
Parafraseando el
lenguaje de los cronistas deportivos, la temporada ciclónica del
2005 en la Cuenca del Atlántico tropical subió bien alto el listón
de las marcas al establecer varias primacías que difícilmente puedan
igualarse en las venideras décadas. Aún cuando falta un mes para que
concluya exhibe el insólito palmarés de registrar la formación de 23
tormentas tropicales (la cifra final debe ser mayor), para superar
el anterior récord histórico de 21, establecido en 1933.
La
extensa circulación de los vientos huracanados del Wilma provocó una
de las más grandes penetraciones del mar registradas en los cinco
municipios costeros de la capital .
Esto provocó que por
primera vez desde el comienzo de la denominación de los ciclones, se
acabara la lista de nombres previstos y los especialistas del área
recurrieran al alfabeto griego e identificaran como Alfa al surgido
el pasado sábado 22 de octubre, y Beta a la más reciente tormenta
nacida en el suroeste del mar Caribe, que al convertirse el último
sábado en el huracán número 13 de la temporada, fijó un nuevo récord
al dejar atrás los 12 de 1969.
Más allá de tan
asombroso hecho, la "lluvia" de marcas meteorológicas incluye además
la formación de cinco organismos tropicales entre ellos dos
huracanes intensos de categoría 4 (Dennis y Emily) en el
tradicionalmente tranquilo mes de julio, la entrada del ciclón Vince
en la península Ibérica que desconcertó aún más a los científicos, y
la presencia sin precedentes de tres huracanes de categoría 5 en una
misma temporada: Katrina, Rita, y el asombroso Wilma.
Al reportar un valor de
882 hectopascal el miércoles 19 de octubre, el Wilma se convirtió en
el huracán que ha registrado la cifra más baja de presión
atmosférica central para la Cuenca del Atlántico en todas las
épocas, y ello lo puso a la cabeza de los cinco más grandes de esta
zona del planeta, seguido por el Gilbert con 888 hPa (septiembre de
1988); el de los Cayos de la Florida, 892 hPa (septiembre de 1935);
Rita, 887 hPa, (septiembre del 2005), y Allen, 899 hPa, (agosto de
1980).
Por cierto que el Wilma
pasó de categoría 1 a la de 5 en apenas ocho horas y para un plazo
de 12 horas, marcó un nuevo récord de caída de presión al descender
de 970 a 882 hectopascal entre las 4:00 p.m. del día 18 y las 4:00
a.m. del 19.
AGUAS EN EBULLICIÓN
Como bien comenta la
doctora Maritza Ballester, investigadora del Centro de Pronósticos
del Instituto de Meteorología y una autoridad científica en el tema
de los huracanes, el comportamiento de la actual temporada ratifica
una vez más que nuestra región transita por un periodo de gran
actividad ciclónica iniciado en 1995, el cual podría prolongarse
durante los próximos tres a cuatro lustros.
Sobre la posible
influencia del calentamiento global sobre el surgimiento de tan alta
cantidad de ciclones este año, la doctora Ballester afirmó que
todavía no hay una respuesta científica definitiva, porque en otras
áreas ciclogenéticas del globo terráqueo esa tendencia no se
manifiesta.
En el caso del Atlántico
tropical, precisó, las razones principales obedecen al notable
aumento de la temperatura del mar, atribuido por algunos expertos a
la inusual intensidad de la denominada corriente termosalina que
circula de latitudes más bajas hacia latitudes más altas, y a la
existencia de condiciones favorables para el desarrollo ciclónico en
la atmósfera superior.
Entonces lo importante
es mantenerse atentos y preparados. La temporada puede deparar el
acecho de más ciclones. |