Durante
el recién concluido 2012 se registró en nuestro país la segunda más
baja tasa de mortalidad materna de la historia: 21,5 por cada 100
mil nacidos vivos, lo que representa 15 muertes maternas menos que
en el 2011.
En los 125 mil 661 nacimientos computados se
produjeron 27 decesos de mujeres por causas directamente
relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio, un 50 % de
las cuales tenían más de 30 años.
A ese descenso ha contribuido el proceso de
fortalecimiento del Sistema Nacional de Salud, sustentado en esta
esfera en la implementación el pasado año del nuevo Programa de
Reducción de la Morbilidad y Mortalidad Materna, indica el profesor
Miguel Sosa Marín, presidente de la Comisión Nacional de Salud
Sexual, Reproductiva y Planificación Familiar del Ministerio de
Salud Pública.
Y precisa: Aunque nuestra tasa se encuentra entre
las más bajas de América Latina, no estamos satisfechos aún con esos
indicadores, y consideramos que en el momento actual las condiciones
sociopolíticas son favorables para que los indicadores de mortalidad
materna se acerquen más al de los países desarrollados, "si somos
capaces de utilizar científicamente las potencialidades existentes".
Este nuevo programa viene contribuyendo, en el orden
científico-técnico, a perfeccionar la atención a la mujer en edad
reproductiva, luego de una investigación de las principales causas
de mortalidad materna en la última década y que son susceptibles de
intervención, fundamentalmente en los siguientes grupos de riesgo:
mujeres menores de 20 años y mayores de 35, diabéticas, hipertensas,
desnutridas, con enfermedades del corazón, e infecciones de los
aparatos reproductivo y urinario.
Por ello, las autoridades sanitarias hacen un
llamado a la autorresponsabilidad de la mujer en edad reproductiva
para que, antes de la concepción, acudan al médico de familia a fin
de conocer si presentan riesgos asociados a la maternidad, incluida
la edad biológica ideal para parir que es entre los 20 y los 29
años.
Hace alrededor de una década en esas edades daban a
luz en nuestro país el 80 % de las mujeres. Sin embargo, en ese
rango de edad el porcentaje ha descendido a un 50 %, y se está
produciendo un incremento notable de nacimientos en mujeres menores
de 20 años y, especialmente, un significativo aumento en las mayores
de 30.
El doctor Sosa, especialista en Ginecobstetricia del
Departamento Nacional Materno-Infantil, señala que alrededor del 90
% de las muertes maternas son prevenibles, y la causa principal es
el sangramiento posparto. De ahí la alerta de que cualquier mujer
embarazada puede desarrollar complicaciones que ponen en peligro su
vida, con poco o ningún aviso previo.
Es importante conocer que la pérdida normal de
sangre durante el parto es de alrededor de 500 mililitros (medio
litro), y cualquier sangramiento mayor de esa cantidad en el
posparto inmediato se considera una hemorragia. En otro momento del
puerperio no debe ocurrir ninguna pérdida sanguínea, y si se produce
constituye una urgencia médica.
No quiere concluir nuestro entrevistado sin
referirse al aborto voluntario, considerado, "un problema de
seguridad materna", no importa la vía por la cual se realice:
quirúrgica, regulación menstrual o la administración de
medicamentos, porque puede acarrear infecciones, sangramientos,
laceraciones (perforaciones uterinas), y, a largo plazo, posibles
complicaciones maternas y perinatales.
El derecho a la terminación voluntaria de un
embarazo por parte de cualquier mujer cubana será respetado y
debidamente atendido con la máxima seguridad médica en nuestro país,
pero debemos recabar a hombres y mujeres evitar embarazos "no
deseados" que terminen en abortos voluntarios, por el riesgo que
tiene para la salud sexual y reproductiva esta práctica, incluida la
elevada incidencia de infertilidad por obstrucción de las trompas.