(19
de noviembre de 2011)
Idea joven para renovar la
sangre
Dilbert
Reyes Rodríguez
Cuando
a finales del 2009 ya era una preocupación en la provincia de Granma
la paralización de varias máquinas de hemodiálisis —proceso
artificial para "limpiar" la sangre a personas con enfermedades
renales—, un joven ingeniero de apenas cuatro meses de graduado
devolvió la tranquilidad a especialistas y pacientes de ese servicio
médico.
La mayor parte de los aparatos inhabilitados en el
hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, de la ciudad de
Bayamo, tenía afectada la memoria BAT-RAM —componente muy sensible a
la fluctuación eléctrica, que al dañarse altera los datos de
calibración e impide la ejecución correcta de la desinfección de la
sangre—; razón que obligó, dada la gran cantidad de pacientes
sometidos al tratamiento, a establecer un agotador quinto turno
entre la medianoche y las cuatro de la madrugada.
Sandy Escobar Yero conocía las características de
aquel servicio, y varias veces había sido testigo de las tensiones
que surgían si de pronto fallaba uno de aquellos mecanismos: la
sobreexplotación del resto de la tecnología, trabajo a deshora y
estrés para el paciente. Sin duda eran condiciones adversas, pero
obligatorias debido a lo inaplazable de esta terapéutica en la
persona nefrótica.
El derroche de sensibilidad humana que veía a diario
en aquella sala, unido al visible esfuerzo del paciente por
aferrarse a la vida, definió en una frase el primer proyecto del
recién estrenado ingeniero: "Si la solución no existe, habrá que
innovarla".
Al cabo de cuatro meses, Sandy inventó la solución.
LA INNOVACIÓN
"Las prácticas laborales del cuarto año de la
carrera de Ingeniería Biomédica —cursada en la Universidad de
Oriente, en Santiago de Cuba— fue mi primer contacto con la sala de
hemodiálisis del hospital bayamés. Acudí allí a resolver, en
compañía del tutor, un problema simple de desbalance energético;
justamente una de las causas del deterioro de las referidas memorias
en los "riñones artificiales".
"Desde el momento inicial aquel servicio me atrapó,
pues en el funcionamiento de las máquinas convergen la electrónica,
la mecánica, la hidráulica y otras especialidades; pero sobre todo,
porque allí es posible la interacción con un paciente tendente al
estrés en cada sesión, y que se le multiplica si recibe el
tratamiento a altas horas de la noche o la madrugada, por causa del
déficit de la tecnología.
"Así fue como decidí dedicar casi todo el tiempo a
buscar una alternativa, que al cabo fue resultado de una idea
elemental: ‘clonar’ la información de una memoria buena en una
dañada, a fin de reprogramar la última. Para eso fue preciso primero
diseñar el hardware y luego fabricarlo a través de métodos
artesanales.
"Cómo hacerlo fue el gran problema. No teníamos las
herramientas ni los materiales óptimos para construir una placa
electrónica, así que debimos empezar por reinventarlo casi todo.
"Tal vez ahí radicó lo más curioso: en vez de grabar
el diseño con un xilógrafo sobre una placa virgen, usamos el dibujo
impreso a láser en un papel. Después lo fijamos a la placa con el
calor de una plancha sobre tela de mezclilla, luego aplicamos baño
ácido, recuperamos las bases para memorias de otras tarjetas en
desuso y agregamos los dispositivos necesarios como
microcontroladores y otros componentes.
"De esa manera, explicado a gran escala, surgió lo
que primero llamamos clonador y luego programador de memorias BAT-RAM.
Aquel invento rehabilitó en cuestión de segundos todas las memorias
afectadas, e igual de rápido puso a funcionar los equipos
paralizados, aligeró el ritmo de trabajo en la sala de hemodiálisis,
y redujo los cinco turnos a tres, de modo que los pacientes que
antes terminaban a las cuatro de la mañana, concluían entonces cerca
de las nueve de la noche".
SOLO EL AMOR
Miembro de la Asociación Nacional de Innovadores y
Racionalizadores con 26 años, Sandy Escobar considera que no hay
mejor invención que la catapultada por el deseo natural de hacer el
bien.
"A veces prefiero la sala del hospital, al
laboratorio del Centro Provincial de Electromedicina donde laboro.
Cerca del paciente valoro mejor mi trabajo, y comprendo que su
finalidad es remediar necesidades inaplazables, como lo son las de
la salud de cualquier persona.
"Es muy gratificante saber que aportas a la garantía
de vida de alguien, que hasta puedes salvarlo con tu ayuda, y así se
multiplica la voluntad para seguir haciendo. Por eso me complace
saber que el "inventico" nuestro anda ahora por Guantánamo,
devolviendo vitalidad a otras máquinas de hemodiálisis.
"Mientras, por acá me mantiene ocupado la idea de
extender la aplicación del mismo principio a la rehabilitación de
otros equipos, como los analizadores químicos de exámenes
complementarios".
De este nuevo proyecto, ya se verá luego cómo lo
concreta. Por lo pronto, además de talento, Sandy tiene a mano la
más noble y útil de las herramientas: el amor a lo que hace y a
quien lo dedica.
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