MEDICINA             

(8 de diciembre de 2009)

La certeza de Hipócrates

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Para beneplácito de quienes promovieron el nacimiento de tan singular proyecto hace alrededor de seis años en ese propio lugar, la finca La Loma, de la familia Vivo Picart, vuelve a ser escenario de la monta a caballo con fines terapéuticos.

Fotos: Otmaro RodríguezEl trabajo integrado de terapeutas, entrenadores y familiares es vital en la equinoterapia.

A pesar de la distancia (está situada en Capdevila, en el capitalino municipio de Boyeros), cada viernes llegan hasta allí por sus propios medios los padres y familiares de niños y niñas discapacitados, bajo la premisa de que esa práctica ayude a mejorar la calidad de vida de los infantes.

Como precisa la Máster en Educación Especial y terapeuta, Idida Rigual, ya en el año 460 antes de nuestra era, el sabio griego Hipócrates se refería al saludable ritmo del caballo, algo que la medicina europea retomó luego en los siglos XVI, XVII y XVIII, pues algunos galenos de entonces, recomendaban trotar sobre el animal para mantenerse sano.

Las sesiones contemplan también diferentes ejercicios dirigidos a mejorar la coordinación de los pacientes.

Sin embargo, no fue hasta después de concluida la Segunda Guerra Mundial que surgió la llamada equinoterapia en el Viejo Continente, fundamentalmente en Alemania y en varios países escandinavos.

EL CAMINO DE LA REHABILITACIÓN

En términos generales, la equinoterapia consiste en el empleo de caballos para la rehabilitación física y emocional de niños y adultos con autismo, trastornos neuromotores, síndrome de Down, parálisis cerebral, alteraciones de la conducta, problemas de la concentración, síndrome de Rett, hiperquinesia, y otras patologías.

Según refiere la literatura internacional especializada en el tema, un caballo entrenado para esta actividad transmite al paciente durante su marcha un número determinado de vibraciones por minuto. Esos impulsos rítmicos llegan al cinturón pélvico, columna vertebral y miembros inferiores, lo cual proporciona una serie de estímulos fisiológicos que regulan el tono muscular y favorecen el movimiento coordinado.

Para tener una idea más clara de los efectos terapéuticos, basta señalar que cuando una persona postrada en silla de ruedas monta caballo, ejercita los mismos músculos que emplearía si caminara durante ese tiempo.

Más allá de los mencionados beneficios, la equinoterapia fomenta la integración sensorial, desarrolla el equilibrio vertical y horizontal, además de aumentar la concentración, la autoconfianza, la autoestima, y la interrelación social. También permite trabajar en los aspectos referidos a la postura, lenguaje, orientación espacial y memoria.

Para cada caso, explica Idida, se traza un plan de trabajo específico de acuerdo con las valoraciones médicas y a las peculiaridades del padecimiento.

Generalmente pueden emplearse las modalidades de monta pasiva y activa. En la primera, la persona bajo tratamiento se adapta al movimiento del animal sin hacer ninguna otra acción, mientras la otra incluye la ejecución de diferentes ejercicios, entre ellos hacer círculos con los brazos, cabalgar al revés o abrazarse al cuerpo del equino.

Asimismo, contempla un programa adaptado de equitación deportiva para discapacitados.

La labor de rehabilitación es apoyada, además, por la combinación de actividades como el dibujo, empleo de juegos didácticos, y la música.

En opinión del licenciado Vladimir Picart, especialista en Zootecnia y responsable de la parte ecuestre del proyecto, los animales utilizados en la equinoterapia deben ser ejemplares adultos, saludables, bien mansos y sobre todo que hayan sido preparados de manera específica para este tipo de labor.

Me atrevería a decir que el caballo se muestra muy sensible con los niños discapacitados, para mí, incluso, hasta reconoce las limitaciones de los pacientes y es capaz de no hacer nada que pueda asustarlos, sentenció.

Hoy existen en Cuba varios equipos de trabajo que aplican la equinoterapia, y a pesar de las dificultades de toda índole, la disciplina gana espacio y credibilidad. Al parecer, Hipócrates tuvo mucha razón cuando en fecha tan lejana habló del vínculo caballo-salud.

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