(4
de diciembre de 2008)
Nueva Planta de
Vacunas en el Instituto Finlay
Queremos servir más
JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu
Una carta dirigida al Instituto Finlay por la
Organización Mundial de la Salud en julio del 2006, en la que pedían
apoyo para producir millones de dosis de vacunas contra la
meningitis, motiva la inauguración, en ese reconocido centro de la
Biotecnología cubana, de una planta con capacidad productiva de
hasta 100 millones de dosis anuales de componentes activos para esos
fines.
El
Instituto Finlay dispone de un personal de altísima preparación
científica.
La puesta en marcha de la moderna planta reviste una
mayor significación por cuanto la solicitud de la OMS planteaba que
se encontraban ante "una emergencia", atendiendo a que las compañías
farmacéuticas transnacionales suministradoras de la vacuna contra la
meningitis grupo A para su empleo en el llamado "cinturón de la
meningitis" en África, "no continuarían produciéndola porque las
ventas ya no les resultaban lucrativas".
La meningitis meningocóccica es una grave enfermedad
infecciosa producida por una bacteria llamada meningococo.
Área
de fermentación para la producción de cultivos de microorganismos.
La del grupo A es la que afecta principalmente al
llamado "cinturón de la meningitis" que comprende 21 países
africanos, donde hay en riesgo alrededor de 400 millones de
personas, con una incidencia anual que puede llegar en los años
epidémicos hasta mil enfermos por cada 100 000 habitantes, en
general menores de 15 años.
Agravado por la falta de infraestructura
asistencial, los organismos internacionales estiman que en el
empobrecido continente fallecen hasta un 50% de esos enfermos, y un
porcentaje similar de los que sobreviven quedan con severas
secuelas, como retraso mental, sordera, ceguera.
Aquí
se obtienen los componentes activos de la vacuna.
El Instituto Finlay es un centro de
investigación-producción de vacunas y sueros del polo científico del
oeste de la capital, donde se descubrió y desarrolló la vacuna de
alta eficacia contra el meningococo del grupo B, que ha salvado
muchas vidas en Cuba y en nuestra región.
La nueva planta dispone de las instalaciones y
equipos más modernos, con estándares de calidad que responden a las
rigurosas exigencias internacionales. Operará de forma continua con
81 especialistas durante las 24 horas y se encuentra en capacidad de
responder a los volúmenes de producción que está demandando la OMS.
Para ello fue esencial el desarrollo logrado por la
Biotecnología en nuestro país durante más de 20 años, y el poder
contar con un centro de Ingeniería y Proyectos que garantizó el
diseño y la construcción de la planta.
Estas producciones posibilitan al Finlay
complementar sus potencialidades, en asociación con el Instituto de
Tecnología e Inmunobiológicos Bio-Manguinhos, perteneciente a la
Fundación Osvaldo Cruz de Río de Janeiro, que en una verdadera
colaboración Sur-Sur garantizarán la entrega inmediata de vacunas
para África.
MIRADA DE RECUENTO
Creado oficialmente el 15 de enero de 1991 por
resolución firmada por Fidel, el Instituto Finlay, iniciador de la
producción a gran escala de la Biotecnología cubana, ha elaborado
millones de dosis para combatir la meningitis B en muchos países del
mundo, y sus aportes y desarrollos —su prestigio internacional— se
han incrementado durante estos años dando respuesta a las crecientes
demandas de vacunas para la prevención de enfermedades infecciosas.
Con un personal de altísima preparación científica
ese Instituto produce vacunas contra la meningitis B y C, la
leptospirosis, la fiebre tifoidea; la antitetánica, la antidiftérica
y la antitosferina que son, a su vez, componentes de vacunas
combinadas elaboradas por otros centros de la Biotecnología del polo
científico del oeste de La Habana, y para los que también entrega
elementos que forman parte de vacunas contra el cáncer actualmente
en ensayos clínicos, y, de conjunto, realizan investigaciones, como,
por ejemplo, para una vacuna contra el cólera, en una incesante
búsqueda científica de nuevos caminos que beneficien la salud de
muchos.
No resulta casual por ello que la directora general
del Instituto Finlay, la científica cubana Concepción Campa Huerga,
ame tanto el pensamiento de Martí que, parafraseándolo, dice: Si de
algo servimos hasta hoy, ya no nos acordamos, lo que queremos es
servir más. |
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