Para ello han trabajado fuerte en los aspectos de filo y calibre,
logrando atenuar la sensación dolorosa del pinchazo, pero sin
encontrar aún la soñada aguja maravillosa.
Hace apenas seis años la revista británica New Scientist
vaticinaba la posibilidad futura de extraer sangre sin dolor gracias
a una minúscula aguja concebida por investigadores japoneses.
Quizás sorprenda entonces al lector conocer que desde 1995 el
técnico en laboratorio clínico especializado Ramón Torres González,
creó y aplicó en el Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria
Camilo Cienfuegos el llamado Dispositivo Auxiliar para Punción
Venosa sin Dolor (DAPV), con resultados altamente satisfactorios.
Las observaciones de muchos años, precisa, nos permitieron
determinar que hay cuatro factores principales causantes del dolor
en el momento de puncionar la vena : linealidad del pinchazo,
levantamiento de la piel, distancia de penetración y velocidad con
la que penetra la aguja. Esto último es fundamental pues mientras
más rápido entre en la piel menor es el dolor.
Al garantizar el control de esos elementos, el dispositivo
convierte a Cuba en el único país que dispone de un equipo para la
extracción indolora de sangre, con posibilidades reales de
extenderlo masivamente en el sistema nacional de salud.
Como señala su creador, el DAPV puede construirse en metal o
plástico, trabaja con jeringuillas desechables de diferentes
volúmenes, y tiene la posibilidad de aplicarse también para las
donaciones en bancos de sangre.
Aplicado en una muestra superior a los diez mil pacientes sin
reportes de dolor, las dos versiones del equipo (la original y la
del multiuso) tienen sus respectivas patentes de invención
reconocidas en la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial, y han
merecido importantes premios internacionales.
Baste mencionar por ejemplo la medalla de Plata obtenida en la 45
Exposición Mundial de Inventores, celebrado en Bélgica en 1996, en
la categoría de instrumentos médicos, y la medalla de Oro ganada en
el V Salón de Inventos e Innovaciones EUREKA 97, efectuado en
Venezuela.
Pero tras más de una década de patentada, la "ballesta" de Ramón
aún no ha sido validada por el MINSAP, pues la entidad encargada de
ese proceso solo evalúa y registra equipos de producción en serie y
no prototipos.
Bajo esa premisa ha sido imposible ponerla a prueba en la red
asistencial de atención primaria y secundaria, a pesar de lo que
puede representar en el mejoramiento de la calidad del servicio de
laboratorio clínico.
Es cierto que la poca disponibilidad nacional de jeringuillas
desechables limitó de manera objetiva la generalización del DAPV.
Sin embargo, tal panorama debe cambiar a corto plazo cuando se
termine en Santiago de Cuba la moderna fábrica que las producirá.
Como existe el diseño correspondiente, valdría la pena utilizarla
por ahora en los bancos de sangre y contribuir a que un mayor número
de personas tengan mejor disposición para donar.
Paradójicamente, mientras en el mundo muchos buscan un método
para puncionar vena sin dolor, nuestro país lo tiene desde hace más
de una década, aunque quizás no nos hayamos dado cuenta todavía.