MEDICINA             

(4 de noviembre de 2003)

Rehabilitación a galope

Un grupo de niños con autismo y otras discapacidades se beneficia de los efectos terapéuticos de la monta a caballo, en una singular experiencia que integra a especialistas, padres y entrenadores

ORFILIO PELÁEZ

Adorados por algunas culturas de la antigüedad, los caballos exhiben un excelente aval para disputarles a los perros el calificativo de ser los mejores amigos del hombre.

Se dice que son muy leales a sus dueños y capaces de auxiliarlos en situaciones de peligro, pueden alertar de la presencia de intrusos, y a través de la historia sobran ejemplos acerca del papel de los equinos en las contiendas bélicas de siglos pasados y en el traslado masivo de personas.

Pero tal vez sea menos conocido el uso de estos animales con fines terapéuticos en diferentes tipos de patologías y disfunciones, si bien ya en el año 460 antes de nuestra era, el célebre sabio griego Hipócrates hablaba del "saludable ritmo del caballo", mientras en la medicina europea de los siglos XVI, XVII y XVIII, se recomendaba montar como medida preventiva para mantener la salud.

Fue precisamente en el Viejo Continente donde surge la llamada equinoterapia después de la Segunda Guerra Mundial, en particular en países escandinavos y Alemania.

TODOS PARA UNO

Bajo la guía de un colectivo integrado por la defectóloga Elaime Maciques, la licenciada Idida Rigual, el fisioterapeuta Iván Cabrera, y el entrenador de equitación y ex atleta del equipo nacional de esa disciplina deportiva, Raúl Losas, diez niños con autismo, síndrome de Down, síndrome de Rett y otras discapacidades, reciben dos sesiones semanales de equinoterapia o hipoterapia, como también se le denomina por derivarse de la palabra griega Hippos (caballo).

Aunque en el grupo hay varios menores de cinco años y otros que por presentar determinada afectación no asisten a la escuela, los padres acordaron realizar las terapias cada martes y miércoles después de finalizar el horario de clases, para no perjudicar a los que sí están incorporados a un centro de la enseñanza especial.

Según refiere la profesora Elaime, hay un gran espíritu de solidaridad y compañerismo entre padres, especialistas y entrenadores. En la práctica, aseveró, somos una gran familia, nos apoyamos mutuamente, y de una forma u otra todos participan en las terapias de sus niños, y remueven cielo y tierra para resolver cualquier problema que pueda limitar el trabajo con los muchachos, e incluso, los papás que tienen automóvil u otros vehículos, ayudan a transportar a los otros hasta la finca, ubicada en Capdevila, en las afueras de la capital.

Dice que además de este equipo de trabajo (Elaime e Idida pasaron un curso de Equinoterapia en México), el profesor Carlos Llera también aplica la monta de caballos con estudiantes sordos-ciegos de la Escuela Abel Santamaría.

La hipoterapia se aplica de manera individualizada en dependencia del tipo de limitación a tratar, e incluye la monta pasiva en la que el paciente se adapta al movimiento del caballo sin hacer ninguna acción, y la modalidad activa, donde se añade la realización de ejercicios neuromusculares sobre el animal para estimular en mayor grado la normalización del tono muscular, la coordinación psicomotriz y la simetría corporal.

También se utiliza la variante terapéutica, que se basa en la enseñanza de la equitación como deporte, en combinación con ejercicios neuromusculares y gimnásticos, la práctica de juegos, y música.

Reportes de la literatura científica internacional refieren que la equinoterapia regula el tono muscular, mejora la coordinación de movimientos y la postura, incrementa la elasticidad, fomenta la integración sensorial, desarrolla el equilibrio horizontal y vertical, aumenta la concentración, la autoconfianza y la autoestima, disminuye la agresividad, y estimula la interrelación social, entre otros beneficios.

Su empleo es recomendable en el tratamiento del autismo, hiperquinesia, problemas del lenguaje, alteraciones de la conducta, trastornos de la concentración, parálisis cerebral, neurosis, Síndrome de Rett, esquizofrenia, psicosis, Síndrome de Down, secuelas de traumatismos craneoencefálicos con disfunción motora, y otras patologías.

Para que se tenga una idea más clara de los efectos positivos sobre la salud del hombre, baste señalar que el caballo transmite impulsos rítmicos al cinturón pélvico, columna vertebral y miembros inferiores del jinete, lo cual proporciona una serie de estímulos fisiológicos capaces de regular el tono muscular y favorecer el movimiento coordinado.

En un aparte con Granma, el entrenador Raúl Losas, subrayó que los caballos utilizados con fines terapéuticos deben ser animales adultos, saludables, bien mansos, y sobre todo que no participen en ningún otro tipo de actividad.

Afirma sentirse verdaderamente fascinado con los resultados de esta labor, pues "he visto cómo en apenas unos cuantos meses niños y niñas que no sonreían hoy son capaces de hacerlo, como ocurre con Niurka, una joven de 15 años que llegó a la terapia sin apenas levantar la vista y muy temerosa, mientras otros mejoran su comunicación afectiva o estabilizan el movimiento de sus brazos y piernas".

Cae la tarde y el cansancio de Sonia, Heidy, Katerine, Déborah, Ángel, Tatiana y los demás padres es compensado por el alborozo de sus hijos. En pocos minutos la finca quedará en completo silencio. Sobre el lomo de Centella y Palmiche parece irradiar un rayo de esperanza.

Ir al inicio

Subir