MEDICINA             

(28 de noviembre de 2003)

"Pictografías" para estudios genéticos

ORFILIO PELÁEZ

Desde tiempos remotos los adivinadores y profetas de toda clase pretendieron "leer" las líneas y pliegues que surcan las palmas de nuestras manos con la finalidad de predecir el futuro.

Pero más allá del halo mágico que ha rodeado las más disímiles interpretaciones sobre el significado de estas observaciones, el análisis de las huellas dactilares que de manera casi invisible cubren las palmas de las manos y las plantas de los pies, conocidas científicamente como dermatoglifos, devino una valiosa herramienta para la identificación personal en antropología, criminalística y medicina forense.

El descubrimiento a inicios del siglo XX de la etiología genética de enfermedades familiares y defectos congénitos, y los posteriores avances tecnológicos en el estudio de los cromosomas, convirtieron a estos singulares e individuales trazos en un importante complemento de apoyo en el diagnóstico clínico de síndromes genéticos con defectos evidentes o muy ligeros de la formación embrionaria de las manos y de los pies, y de los relacionados con alteraciones de los cromosomas, como el Síndrome de Down, y otros que afectan casi siempre el desarrollo de las huellas digitales.

Según refiere la licenciada en Enfermería Denia Tasé Vila, graduada del primer curso de la Maestría Emergente en Asesoramiento Genético y miembro del equipo de especialistas y técnicos del servicio de Genética del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, de la capital, los dermatoglifos constituyen una verdadera ciencia mediante la cual se analizan e interpretan las variaciones que presentan los dibujos formados por las crestas dermopapilares y epidérmicas del ser humano y los grandes primates.

Estas se localizan en la punta de los dedos, palmas de las manos y plantas de los pies, y aparecen dispuestas en hileras regulares en forma de líneas rectas o curvas, separadas por los llamados surcos de flexión digitales y palmares.

La formación de las crestas ocurre durante el primer trimestre de la gestación del feto y su desarrollo concluye alrededor de las 18 semanas. Una vez terminado dicho proceso acompañarán a la persona hasta el final de la vida, es decir no se modifican nunca.

Solo pueden ser afectadas durante esa etapa por la acción de agentes ambientales perjudiciales, entre ellos las infecciones, ingestión de drogas, exposición al calor excesivo o a gran cantidad de radiaciones.

La Master en Asesoramiento Genético comentó a Granma que además de su importancia para complementar un diagnóstico clínico genético determinado, delinear la expresión de un nuevo síndrome, e investigar el origen prenatal de una discapacidad genética específica, el estudio de los dermatoglifos también orienta a los especialistas a la hora de precisar si algún factor ambiental incidió durante el desarrollo embrionario de la persona afectada.

El método utilizado en Cuba para revelar los secretos de los dibujos de las manos consiste en cubrir la superficie de las crestas dermopapilares de las manos y dedos con una capa delgada de tinta especial, y luego se imprime esa huella en una hoja de papel blanco.

Muchas veces y en dependencia de la experiencia del especialista y los rasgos de los dibujos, el estudio puede realizarse a simple vista, pero dada la complejidad en su interpretación, se requiere, incluso, del empleo de lupas o de microscopio estereoscópico.

El servicio de genética del hospital pediátrico Juan Manuel Márquez recibe a pacientes de todo el país y está dirigido por la profesora y doctora en Ciencias Aracelys Lantigua, del Centro Nacional de Genética Médica.

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