MEDICINA             

(2 de marzo de 2004)

Centro de Inmunología Molecular

Artesanos de la esperanza

ORFILIO PELÁEZ

Parafraseando el lenguaje deportivo puede afirmarse que el Centro de Inmunología Molecular (CIM) acaba de establecer una marca muy difícil de igualar al obtener durante tres años consecutivos el premio especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), en la categoría de resultado de Mayor Relevancia Científica.

En la gráfica aparecen los investigadores Ana María Vázquez, José Enrique Montero y Tania Crombet, autores principales de los trabajos que obtuvieron el premio especial del CITMA a los resultados de Mayor Relevancia Científica en los años 2001, 2002 y 2003, así como los especialistas Kalet León y Adriana Carr, premios nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba en el 2002 y el 2003.

Y ese reconocimiento adquiere particular destaque en este caso porque estamos hablando de una institución con apenas una década de fundada, y cuyo colectivo de investigadores, ingenieros y técnicos tiene una edad promedio que no rebasa los 37 años.

El CIM tiene la misión fundamental de buscar nuevos productos para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer, así como de enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico.

Perteneciente al Polo Científico del Oeste de la capital, sus principales líneas de investigación se concentran en la inmunoterapia de cáncer, en especial el desarrollo de las llamadas vacunas moleculares, además de la ingeniería de anticuerpos, ingeniería celular, bioinformática, y regulación de la respuesta inmune.

Uno de los sellos más característicos del centro es que en él se realiza el ciclo completo de un producto, desde la fase de investigación y desarrollo, hasta la producción industrial, control de la calidad y comercialización, para lo cual dispone de una eficiente tecnología, equipos de avanzada y modernos laboratorios.

Sin embargo, su mayor riqueza radica en la calidad humana y el altísimo nivel científico de sus trabajadores. Ello ha permitido que en la actualidad el CIM trabaje en un total de 22 productos de primerísimo nivel, entre ellos varios tipos de anticuerpos monoclonales que ya cuentan con su registro médico, como el IOR-T3 para evitar el rechazo en los casos de trasplante renal, y el hR3, empleado con resultados prometedores en el tratamiento de tumores avanzados de cabeza y cuello.

Dentro de esa relación figuran también las llamadas vacunas terapéuticas contra el cáncer, de las cuales se concluyeron en el 2003 cuatro ensayos clínicos en tumores de mama y melanoma, fundamentalmente.

HABLAN LOS PREMIADOS

Para el doctor José Enrique Montero Casimiro, autor principal del trabajo Potenciación de vacunas terapéuticas del cáncer mediante inmunosupresión, premio especial del CITMA al resultado de Mayor Relevancia Científica en el 2003, el objetivo inmediato en la lucha contra ese mal es convertir a los carcinomas avanzados (estadios III y IV) en enfermedades crónicas.

Según su opinión, esta es una patología que por sus características es casi imposible de combatir por un solo camino y menos aún lograr curación en fases tan desarrolladas del tumor, por eso y de manera más realista, los esfuerzos deben dirigirse a propiciar que las personas puedan convivir con ella sin perder calidad de vida, como ocurre con la hipertensión arterial.

Precisamente, indicó el especialista, las vacunas terapéuticas del Centro pretenden actuar sobre la evolución del tumor y bloquear su desarrollo. Esto explica que los ensayos clínicos se apliquen en los casos donde el carcinoma se encuentra en estadio III o IV.

Lo relevante del aporte realizado por el equipo de investigadores encabezados por el doctor Montero es que constituye un aporte teórico de trascendencia internacional con repercusión práctica en el diseño de nuevas vacunas contra el cáncer, al romper con el paradigma de buscar un incremento de la respuesta antitumoral por homología con la terapia de las enfermedades infecciosas.

Durante la visita realizada por los reporteros de Granma al CIM también conversamos con las doctoras Tania Crombet y Ana María Vázquez, autoras principales de los trabajos que merecieron los premios especiales de Mayor Relevancia Científica entregados por el CITMA en el 2002 y el 2001, respectivamente.

Las dos científicas afirmaron que el Centro de Inmunología Molecular es una verdadera fuente para potenciar el conocimiento, pues a diario hay sesiones de abierto y provechoso debate de ideas, conceptos, teorías y hasta de procedimientos investigativos, además de seminarios y otras actividades académicas.

Explican con sano orgullo la esencia de los resultados premiados, dirigidos a desarrollar nuevas armas terapéuticas contra el cáncer y aumentar la expectativa de vida de los pacientes.

De manera particular, la doctora Crombet destacó el apoyo esencial de los especialistas del Hospital Hermanos Ameijeiras, el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, y el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (CIMEQ), para la realización de los ensayos clínicos fase I y fase II del anticuerpo monoclonal humanizado hR3 para tumores avanzados de cabeza y cuello, con patente en 17 países, entre ellos Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.

Para estos verdaderos artesanos de la esperanza todavía hay mucho camino por andar en la batalla frente al cáncer. El siglo XXI, con sus revolucionarios progresos en la ingeniería genética, la biotecnología, las ciencias básicas y la bioinformática, puede dar la clarinada definitiva.

Ir al inicio

Subir