(28
de diciembre de 2013)
Las trampas del ozono
Investigadores
cubanos avanzan en el estudio de las afectaciones que provoca este
gas en la agricultura y la salud humana
Orfilio Peláez
Más conocido por sus efectos beneficiosos en las altas capas de
la atmósfera, donde conforma la capa de igual nombre que protege al
ser humano y a los ecosistemas de las nocivas radiaciones
ultravioletas procedentes del Sol, el ozono troposférico o
superficial representa un grave problema ambiental cuando sus
concentraciones rebasan los niveles permisibles.
Doctor
en Ciencias Geográficas Jesús Ramírez Almoguea, con más de 30 años
de experiencia en la temática.
Expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC
por sus siglas en inglés) advierten que se trata del contaminante
del aire más dañino a los cultivos y bosques, pues reduce el
rendimiento y la calidad de las cosechas, afecta el follaje de las
plantas y favorece la aparición de plagas y enfermedades.
Así representa un peligro para la seguridad alimentaria al
repercutir de manera desfavorable en la producción agrícola, además
de contribuir al deterioro de la cobertura forestal.
Resulta conveniente precisar que el ozono es un gas que se
produce de forma natural en las altas capas de la atmósfera, y está
compuesto por tres átomos de oxígeno. Su fórmula es O3.

Se ha descubierto que
el ozono superficial puede provocar daño a la salud.
Los científicos han identificado diversas fuentes generadoras de
ozono superficial, como son el crecimiento de las emisiones locales
de gases nocivos al entorno, la quema de bosques, los compuestos
volátiles orgánicos y el transporte a larga distancia de masas de
aire originadas en zonas industriales, asociadas al desplazamiento
de frentes fríos, bajas extratropicales, y centros de altas
presiones de origen continental.
Organismos internacionales plantean que para el 2030, las
pérdidas atribuibles al mencionado elemento a nivel mundial
superarán los 20 billones de dólares.
Si bien hasta hace unos años las regiones del orbe más expuestas
a su perjudicial influencia estaban concentradas básicamente en
América del Norte y Europa, hoy por el motivo explicado en el
párrafo anterior abarcan buena parte de las naciones en vías de
desarrollo, incluida Latinoamérica.
BENEFICIOSO AVISO
En Cuba las investigaciones referidas al ozono troposférico
comenzaron a mediados de la década del setenta del pasado siglo,
bajo la dirección de especialistas del hoy denominado Centro de
Contaminación Atmosférica del Instituto de Meteorología.
Tales estudios estuvieron centrados en determinar las principales
afectaciones que provocaba en diversos cultivos el aumento de las
concentraciones superficiales de O3, y los meses de mayor riesgo.
Como precisa el Doctor en Ciencias Geográficas Jesús Ramírez
Almoguea, con más de 30 años de experiencia en la temática, el
resultado más importante es el haber logrado diseñar y llevar a la
práctica el Sistema de Alerta Temprana (SAT-O3), cuyo objetivo es
alertar a los productores agrícolas con cinco días de antelación
cuando deben esperar incrementos de los niveles de este gas a nivel
del suelo terrestre.
Si el aviso se recibe en el momento previsto los beneficiarios
pueden adoptar un grupo de acciones encaminadas a proteger las
cosechas y disminuir las pérdidas, que incluyen activar los sistemas
de regadíos y aplicar distintas sustancias fungicidas.
Dichos pronósticos han sido empleados desde hace más de tres
lustros en el tabaco, ajo, tomate, cebolla, papa y más reciente en
frijoles, con una efectividad superior al 90 %, de ahí la
conveniencia de garantizar su progresiva introducción.
NOVEDOSO ESTUDIO EN SALUD
Por solicitud de los directivos del Laboratorio de Ensayos de
Medios Dieléctricos de la Empresa Eléctrica de Holguín, expertos del
propio Centro de Contaminación Atmosférica del Instituto de
Meteorología, desarrollaron en dos etapas desde el mes de abril del
2012 un proyecto para evaluar la contaminación por ozono en ese
recinto, donde la ionización del aire producida en su interior
transforma el oxígeno en O3.
Según indica el doctor Jesús Ramírez, las mediciones realizadas
durante varios meses arrojaron que las concentraciones del gas
superaban los niveles permisibles en algunas áreas específicas,
provocando irritación del tracto respiratorio y de los ojos en
varios trabajadores, además de tos y otros molestos síntomas.
Una vez comprobada la mala calidad del aire en el interior de
este local cerrado casi de forma hermética, los científicos
recomendaron hacer un rediseño del laboratorio y del procedimiento
operacional de sus labores, que contempló el uso inmediato de medios
de protección por parte de los obreros y técnicos, y la instalación
de sistemas para extraer el O3 generado en los ensayos, tarea
desarrollada básicamente por la Empresa de Ingeniería y Proyectos de
la Electricidad Filial Holguín.
Durante la segunda fase del proyecto se mantuvo un monitoreo
permanente de los niveles de ozono superficial destinado a comprobar
la eficiencia de los dispositivos montados, cuyos registros pusieron
de manifiesto que podía mantenerse el ritmo de trabajo habitual sin
riesgo alguno para la salud del personal que allí ejerce sus
funciones.
Como afirma Ramírez Almoguea, la investigación constituye la
primera experiencia de su tipo en el país y pone en evidencia la
importancia de brindarle particular atención a esta arista menos
conocida de los efectos negativos del O3 sobre la salud humana. |