La creciente influencia de los avances científicos y
tecnológicos en el progreso de la humanidad se puso de manifiesto
esta semana con la entrega del Premio Nobel en las especialidades de
Medicina, Física y Química, correspondientes al 2012.
Una rápida mirada a las investigaciones que llevaron
a sus respectivos autores a merecer el preciado galardón permite
comprender la vital importancia de esos extraordinarios aportes,
llamados a revolucionar el presente y el futuro en cada uno de los
sectores mencionados.
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John Gurdon y Shinya Yamanaka,
Medicina. |
Así, por ejemplo, el Instituto Karolinska confirió
el Nobel de Medicina a los doctores John B. Gurdon (Gran Bretaña) y
Shinya Yamanaka (Japón), cuyos descubrimientos hechos de manera
independiente cambian por completo la visión del desarrollo y la
especialización celular.
Los dos investigadores demostraron en sus trabajos
que las células maduras especializadas pueden ser reprogramadas para
convertirlas en células madre pluripotentes inducidas, es decir,
aquellas capaces de generar todos los tipos de células diferentes
presentes en el organismo humano.
Dicho de manera más simple, hasta ahora se pensaba
que una vez alcanzada su madurez, una célula o grupo de ellas no
podían regresar nunca más al estadio anterior, por tanto lograron
que puedan dar marcha atrás al reloj de su evolución bajo
determinadas circunstancias.
Al demostrar que el ADN de la célula madura aún
conserva la información necesaria para desarrollar cualquiera de las
que forman los diversos tejidos del cuerpo, Gurdon y Yamanaka abren
nuevos horizontes a la comprensión de los mecanismos involucrados en
la aparición de muchas enfermedades y con ello ofrecen nuevas
oportunidades de encontrar tratamientos más efectivos, basados,
incluso, en la promisoria medicina regenerativa.
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Serge Haroche y David Wineland, Física. |
Trabajando también por separado, el francés Serge
Haroche y el norteamericano David Wineland merecieron el Premio
Nobel de Física, al crear métodos para observar y manipular los
sistemas cuánticos, como los átomos, electrones y fotones, sin que
se alteren en ese proceso.
Al fundamentar el veredicto, la Real Academia de las
Ciencias de Suecia expresó que ambos científicos abrieron la senda
de una nueva era de experimentación en la física cuántica, cuya
aplicación más prometedora apunta al diseño futuro de computadoras
superveloces, basadas en esa rama del saber. En opinión de muchos
expertos, tales avances constituyen los ladrillos de la informática
del mañana.
Como plantean algunos estudiosos del tema, es muy
posible que el ordenador cuántico modifique la vida cotidiana del
hombre en el presente siglo, del mismo modo que en su momento lo
hicieron las computadoras clásicas en la segunda mitad de la pasada
centuria.
Otro impacto notable será la construcción de relojes
extremadamente precisos, que podrían convertirse en la base futura
de una nueva medida de tiempo, con una exactitud cien veces superior
a la de los actuales de cesio.
Serge Haroche labora en la Escuela Normal Superior
de París, mientras Wineland trabaja en el Instituto Nacional de
Estándares y Tecnología, y en la Universidad de Colorado, Estados
Unidos.
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Robert Lefkowitz y Brian Kobilka,
Química. |
No menos prominentes resultaron los trabajos hechos
por los científicos estadounidenses Robert Lefkowitz y Brian Kobilka,
ganadores del Premio Nobel de Química.
Ellos llevaron a cabo una serie de estudios
referidos a los receptores de la membrana celular acoplados a la
proteína G, estructuras moleculares que permiten a las células
"palpar" su entorno y adaptarse a situaciones cambiantes.
Tomando en cuenta que cerca del 50 % de los
medicamentos disponibles hoy basan su efecto terapéutico a través de
la interacción con los receptores ligados a la mencionada proteína,
los hallazgos de Lefkowitz y Kobilka conducirán a la producción de
nuevos fármacos, que mejorarán los tratamientos contra diversas
enfermedades.
Instituidos como última voluntad del sueco Alfred
Nobel, inventor de la dinamita, el Premio Nobel se entregó por
primera vez en 1901 para honrar a aquellas personas o instituciones
con contribuciones relevantes en Fisiología o Medicina, Física,
Química, Literatura y en la defensa de la Paz.
Es conveniente recordar que el sabio cubano Carlos
Juan Finlay fue nominado en varias oportunidades al de Fisiología y
Medicina entre los años 1905 y 1915, por sus méritos incuestionables
en el descubrimiento del agente transmisor de la fiebre amarilla,
según plantean reconocidos historiadores de las ciencias.