Tan asombroso resultado y otros muchos que se
vislumbran para el futuro son el fruto de una pujante disciplina,
cuyo rasgo esencial tiene que ver con el mundo de lo diminuto: la
nanotecnología.
Se trata, en lo fundamental, de crear materiales con
cualidades nuevas, a partir de la manipulación de átomos y
estructuras moleculares.
Los orígenes de la nanotecnología suelen ubicarse en
una conferencia magistral impartida en 1959 por el Premio Nobel de
Física Richard Feyman, donde planteó la posibilidad de modificar la
materia átomo por átomo.
Pero no fue hasta 1981, con la invención del
microscopio de efecto túnel, que logró disponerse de la herramienta
necesaria para llevar a efecto la predicción de Feyman. Siete años
antes, el científico japonés Norio Taniguchi acuñó el hoy célebre
término.
Para tener un punto de referencia más claro, baste
señalar que un nanómetro es un milímetro dividido un millón de
veces, o también una mil millonésima de metro. Así estamos hablando
de construir dispositivos de una dimensión imperceptible a simple
vista para el ojo humano, que sean cada vez más sensibles y
precisos.
En opinión del doctor en Ciencias Roberto Cao
Vázquez, profesor titular de la Facultad de Química de la
Universidad de La Habana, la nanotecnología tiene un amplio abanico
de aplicaciones en sectores como la salud, energía, alimentación,
electrónica y las comunicaciones, tratamiento de residuales y la
industria cosmética.
Los primeros impactos en la medicina, subrayó,
estuvieron relacionados con la liberación controlada de fármacos.
Estos son recubiertos con materiales nanométricos semiporosos, que
posibilitan la diseminación de la dosis recomendada de manera
sostenida.
De esta forma, el paciente mantiene el mismo nivel
del medicamento en sangre por un tiempo más prolongado y disminuyen
los efectos secundarios derivados de ingerir, de una sola vez, la
concentración completa del preparado.
Ahora se trabaja en la búsqueda de nanodispositivos
inteligentes, que al ser introducidos dentro del cuerpo, puedan
adherirse a las células dañadas por determinadas enfermedades como
el cáncer, y allí liberar directamente el contenido del fármaco.
También los científicos buscan la manera de que
emitan algún tipo de señal para indicarle al especialista dónde está
ubicada con exactitud la lesión. Esto último tendría un impacto muy
favorable en la detección temprana de los tumores malignos, cuando
todavía sea muy reducido el número de células enfermas.
Según explica el doctor Cao, los cosméticos
constituyen en la actualidad el renglón que registra un mayor número
de aplicaciones de la nanotecnología en etapa de comercialización.
Como resultado de inversiones millonarias en este campo, se vende
una amplia gama de productos basados en partículas nanométricas, que
cambian de color y aumentan sus efectos ante la presencia de ciertos
estímulos externos.
Iniciador de los estudios sobre nanotecnología en
Cuba desde hace más de una década, el también presidente de la
Sociedad Cubana de Química es el autor principal del trabajo
Nanopartículas de Oro y Plata, que mereció recientemente el Premio
Especial al resultado de Mayor Relevancia Científica del 2011,
otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
El colectivo de coautores está conformado por los
doctores Reynaldo Villalonga, Alicia M. Díaz, Roberto Cao Milán,
Pedro David Ortiz, y el máster en Ciencias Darío González Abradelo.
La investigación permitió obtener varios tipos de
nanopartículas de los metales mencionados, que fueron recubiertas
con diferentes componentes químicos para adquirir las propiedades
deseadas.
Figuran entre ellas las creadas a partir de la
combinación de nanopartículas de quitanasa (polímero presente en la
corteza de los crustáceos de elevado poder cicatrizante), con las de
plata, que son potentes antimicrobianas, las cuales abren nuevas
perspectivas para su amplio uso en el tratamiento de quemaduras y
diferentes tipos de daños a la piel.
En el caso de las nanopartículas de oro, estas
tienen potenciales aplicaciones biomédicas, sobre todo en lo
referido al control del estrés oxidativo, tan perjudicial a la salud
del hombre.
Como plantea el doctor Roberto Cao, existe un alto
grado de incertidumbre acerca de los posibles riesgos vinculados con
el desarrollo de la nanotecnología, pues aún se desconoce la
respuesta del organismo humano a la posible entrada de tan diminutas
partículas a su interior, o las implicaciones que tenga para el
medio ambiente.
Pero puede revolucionar tanto la manera de
transformar los objetos y producir nuevos materiales, mercancías y
servicios, que vale la pena montarse en ese tren de forma
responsable y cuidadosa, a fin de minimizar cualquier tipo de
impacto adverso.
Habrá que investigar mucho y acumular más
conocimientos. La era de las miniaturas ya comenzó.