(23 de
enero de 2010)
El Girasol
Más que ornamento e
inspiraciones
Eugenio
Pérez Almarales
PILÓN, Granma.— Jesús Domenech Castillo es una
suerte de Quijote de las ciencias. Mucho investiga este especialista
del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, arqueólogo,
biólogo y profesor universitario, conocido, simplemente, como El
Mellizo. Entre sus empeños se destaca el de extender las
plantaciones de girasol en el territorio para aprovechar mejor sus
bondades.
El
girasol es una planta que no necesita de mucha agua, ni de excesiva
atención cultural para su desarrollo, por lo que se adapta muy bien
a nuestro clima.
EN LOS SUELOS DE PILÓN
Cuenta Domenech que en la década de los 90 del
pasado siglo introdujeron en la zona una variedad de girasol de
origen ruso con el propósito de multiplicarla, pero resultó un
fracaso.
Al conocer en sus investigaciones de estos
antecedentes, el joven e inquieto científico, descontento con el
fracaso anterior del territorio, se propuso investigar el porqué y
elaboró un diagnóstico a partir del cual comprendió muchas de las
insuficiencias que provocaron el fiasco.
Finalmente concluyó que entre las razones
fundamentales, figuraron la poca preparación de las personas que
cultivaban la oleaginosa, ocasionando que mayoritariamente se
realizaran las cosechas antes de la madurez fisiológica de la planta
y por tanto con un escaso contenido de aceite en sus semillas.
Desconocían, además, cómo tratar las simientes antes de prensarlas;
así el poco conocimiento los condujo al fracaso.
EL QUE PERSEVERA...
Con tales elementos, Domenech pasó a otra etapa:
elaborar y aplicar una estrategia para extender los sembradíos de
girasol en Pilón.
Grandes
extensiones de girasoles se fomentan ya en Pilón.
No pocos lo miraron de reojo, con el ceño fruncido y
una disimulada mueca, como a quien se empeña en lograr lo imposible:
pero nada lo detuvo. Durante 10 años experimentó acá y allá.
Comprobó que el proceso demora entre 90 y 150 días —desde la siembra
hasta la cosecha—, en dependencia de la variedad, y que es preciso
someter las semillas a varias horas de sol antes de comprimirlas.
"En condiciones de secano, es decir, sin riego
alguno, hemos logrado rendimientos de alrededor de una tonelada de
semillas por hectárea", relata con orgullo. "Tales resultados se
deben a que el girasol no necesita de mucha agua, ni de excesiva
atención cultural; es rústico y se adapta bien al clima..."
Incluso, un apicultor de una zona pilonera muy
dañada por la sequía, logró 136 kilogramos de miel por colmena,
gracias a las plantaciones de girasol, que se imponen a la escasez
de lluvia.
¿MALOJA PA’ TU CABALLO?
El Mellizo lamenta que históricamente se utilizaran
las semillas de girasol para alimentar a los animales pues tal
práctica echaba en saco roto, nada menos, que 14 litros de aceite
comestible por cada quintal del grano.
Sin embargo, se desaprovechaban, además, hojas y
tallos como excelente forraje, útiles en época de poco pasto.
Téngase en cuenta que "en solo 60 días, de una hectárea sembrada se
pueden obtener 50 toneladas de forraje; la misma cantidad aporta la
caña, pero en un año", argumenta Domenech.
"Por otra parte, la torta excedente luego de extraer
el aceite a las semillas es buena para respaldar la producción de
huevos, la ceba de cerdos y también podría convertirse en importante
sustento para la cría de avestruces que se fomenta en Pilón."
COMPARTIR LA EXPERIENCIA
Y Jesús no quiso guardar solo para su poblado, sino
que se propuso promover la aplicación de los resultados de la
investigación al resto de la provincia.
"Ya los 13 municipios cuentan con personal
capacitado para multiplicar los conocimientos necesarios a nivel de
los jefes de cultivos varios de las granjas y se elaboró un
instructivo técnico para llegar a todos los productores", explica,
seguro del éxito.
Señala, además, que si en cada localidad extienden
la siembra y procesamiento del girasol, estarían fomentando una
fuente duradera y barata de aceite, útil en los hogares y también
para asegurar servicios en unidades gastronómicas; se garantizaría,
además, la alimentación de grandes cantidades de animales de los
cuales, posteriormente, se aprovecharían sus carnes o sus huevos.
De modo que las flores también son fundamentales,
incluso los hombres más rudos pueden llegar a encontrarle
propiedades a través de las ciencias para descubrirlas hermosas y
útiles, no solo por su aspecto o fragancia, sino también por su
esencia. |
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