(12
de marzo de 2003)
"Archivo" de peces
marinos
ORFILIO PELÁEZ
Organismos
especializados del Sistema de las Naciones Unidas como el PNUMA y la
FAO lo han advertido en más de una ocasión durante los últimos años
en diferentes foros y documentos:
En el planeta hay una
tendencia casi inexorable al agotamiento de las poblaciones
mundiales de peces, tres cuartas partes de las cuales se explotan al
máximo, mientras muchas otras se han esfumado de manera casi total.
Tal enunciado demuestra
la urgencia de revertir el insostenible ritmo de extracción de los
recursos pesqueros, para lo cual es necesario, además de voluntad
política y acuerdos internacionales justos y viables, profundos
conocimientos científicos sobre la vida en los océanos.
UN REFERENTE
NECESARIO
Nuestro país es quizás
uno de los pocos del mundo no industrializado en tener recopilada
toda la información disponible sobre su patrimonio de pesca y las
características del medio marino de la plataforma.
Ello es el fruto de las
investigaciones realizadas durante más de veinte años por un grupo
de especialistas del Instituto de Oceanología del Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), encabezados por el
doctor Rodolfo Claro Madruga.
Los primeros pasos de
este estudio, explica el científico, se remontan a la década del
setenta del recién terminado siglo XX, cuando con el apoyo de
investigadores de la entonces Unión Soviética, comenzamos a trabajar
en la búsqueda de datos referidos a las condiciones ambientales
marinas de Cuba y en la actualización del potencial pesquero, en
particular de aquellas especies con importancia comercial y
ecológica.
Numerosas expediciones
por mar e incontables horas de paciente y acuciosa revisión de toda
la voluminosa bibliografía existente al respecto, tuvieron su punto
culminante en 1994 con la primera edición del libro Ecología de los
peces marinos de Cuba, sin duda, un verdadero tratado para el
conocimiento biológico y manejo de los peces comerciales de la Mayor
de las Antillas.
Así vio la luz en el
2001 una segunda versión más completa del libro, la cual contiene
una lista actualizada de todas las especies comerciales reportadas
para Cuba con sus nombres científicos en inglés y español, las
peculiaridades reproductivas, incluidos fecundidad, períodos y
sitios de desove, y sus relaciones con la producción pesquera,
elementos básicos en el establecimiento de vedas y tallas mínimas
legales de captura, así como para la designación y manejo de áreas
protegidas.
Por sus novedosos
aportes científicos y prácticos, el libro Ecología de los peces
marinos de Cuba constituye un material de obligada consulta para los
especialistas en ictiología y biología pesquera del Gran Caribe y de
la zona tropical en general, y mereció uno de los premios nacionales
otorgados por la Academia de Ciencias de Cuba a los resultados
destacados del 2002.
LUNARES AL
DESCUBIERTO
Los resultados de dos
décadas de estudio confirman que importantes recursos pesqueros del
país se encuentran en fase de declinación o sobreexplotación por un
manejo inadecuado de las poblaciones, indica el doctor Rodolfo
Claro, quien hace apenas un mes recibió la Medalla Carlos J. Finlay,
máximo reconocimiento al trabajo científico.
Entre ellos puede
mencionarse las familias de pargos y chernas, muy perjudicadas por
años de intensa captura. Asimismo, hay decrecimientos en los
ejemplares de tiburón, caballerote y cubera.
Como ejemplo de hasta
donde puede llegar la sobreexplotación de una especie es oportuno
mencionar lo ocurrido con la biajaiba que tras los enormes volúmenes
de pesca reportados en la década del setenta (en el año 1976 se
cogieron 4 500 toneladas), estuvo a punto de desaparecer de nuestros
mares y solo ahora muestra signos discretos de recuperación.
Otras especies han
sufrido las consecuencias de que se violen los períodos de veda o
del no respeto a las tallas mínimas exigidas en cuanto a peso y
tamaño para autorizar las capturas.
También resulta
llamativo el notable decrecimiento de las poblaciones pesqueras en
la zona del archipiélago Sabana-Camagüey, asociado a la masiva
mortandad de los corales provocada por el aumento de la temperatura
del mar relacionado al parecer con la influencia de los eventos ENOS
(El Niño/Oscilación del Sur) correspondientes a los años 1995 y
1997-98. |