INVESTIGACIONES     

(6 de junio de 2003)

El hijo del otro Francisco

ALEXIS ROJAS AGUILERA

NICARO, Holguín.— La empresa niquelífera Comandante René Ramos Latour necesita "alimentarse". Si la planta de secaderos y molinos está en buenas condiciones para tributar adecuadamente, la producción de concentrados será más eficiente.

Por secaderos y molinos la industria incorpora minerales que son mezclados, secados y molidos para nutrir al resto de las plantas metalúrgicas.

Pero resulta que los molinos de la planta tenían serias dificultades, la calidad venía descendiendo de modo alarmante y no había modo de reponer las piezas dañadas por desgaste.

Entonces al tecnólogo en fundiciones Francisco (Paquitín) Jiménez Navarro, especialista del combinado mecánico Gustavo Machín Hoed de Beche, de Moa, le encomendaron la tarea de reparar las rejillas de los molinos de bolas.

Y lo logró. Su trabajo resultó Relevante en el XIV Fórum Nacional de Ciencia y Técnica.

Paquitín, hijo de un maestro fundidor ya jubilado y multipremiado en los Fórum, explicó que allí se ubican dos molinos de bolas encargados de pulverizar el mineral laterítico hasta una fineza de menos 200 Mesh, es decir, 0,075 milímetros.

Por esos molinos pasan cada hora unas 100 toneladas de material, las cuales son entregadas de forma continua a la planta de Hornos de Reducción, y de ahí a las siguientes, hasta lograr el concentrado de níquel más cobalto sintetizado.

Esos molinos, precisó Jiménez Navarro, tienen unas rejillas en su mecanismo de descarga que, por efecto del desgaste y ante la imposibilidad de obtener repuesto, complicaron gradualmente el entorno productivo de la empresa, hasta determinar la necesidad de intentar su fabricación.

Indicó que las piezas no presentan en realidad una configuración muy complicada. Sin embargo, sí una enorme complejidad para lograr el material original del fabricante, por no disponer del equipamiento que su tratamiento térmico exige.

Por tanto, el reto derivó en seleccionar una aleación sustitutiva, capaz de soportar el desgaste a que están sometidos, sin roturas que generaran un problema mayor que el ya presentado por este equipo.

Los molinos en cuestión, apuntó, son de forma tubular con dos cámaras moledoras y descarga central. Velocidad de giro de 17,71 revoluciones por minuto, longitud de 7,75 metros, diámetro nominal de 3,2 metros y peso aproximado de 165 toneladas. Entre ambas cámaras se logra llevar al mineral de alimentación a la fineza establecida.

Precisó que las cámaras tienen la descarga en el centro del molino, justo donde se ubican las rejillas. Estas tienen un diámetro de tres metros, divididas en 16 sectores circulares, a su vez subdivididos en secciones interna y externa, finalmente 32 piezas entre los dos.

"Cuando estuve seguro de tener el material adecuado, fundimos. Hicimos cinco juegos. Cuatro se instalaron y uno permanece como repuesto sin utilizar. Las piezas, dos años después están como nuevas, y todo apunta a que superarán en duración a las originales. De hecho generó un ahorro de 162 000 dólares.

"Representa, asimismo, una sustitución de importaciones, y además, con una pequeña modificación en su composición química, la aleación se vuelve útil para la fabricación de engranes de endurecimiento al aire; y con otra variación resulta adecuada para blindajes. El metal conseguido puede dar respuesta a numerosos problemas de empresas nacionales, digamos el cemento y la cerámica."

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