INVESTIGACIONES     

(9 de junio de 2005)

Mañas e ingenio de un científico popular

ARMANDO SÁEZ CHÁVEZ

CUMANAYAGUA, Cienfuegos.— A veces resulta difícil discernir entre realidad y ficción cuando se habla de la vida del Gallego Otero. Si nos atenemos a las historias contadas sobre él, pudiera uno preguntarse si no tiene más de 100 años de edad o si alguna pulgada de la agreste serranía del Grupo Guamuhaya escapó a su andar mientras colaboró, como guerrillero, con la tropa del Ejército Rebelde, o detrás de los bandidos durante la Limpia del Escambray.

Siempre habrá algo nuevo que decir sobre Enrique Otero, un montuno de azarosa existencia. Mas, en los últimos años la fama le ha sobrevenido por los incuestionables aportes a la Medicina Natural y Tradicional, cuyo mayor reconocimiento está en haber ganado el título honorífico de primer Científico Popular de Cuba.

A poca distancia de La Sierrita, rumbo a la subida hacia el lomerío, está la Finca Agrobiológica y Agroecológica de Plantas Medicinales, de una caballería de extensión, que ya pronto cumplirá 20 años de fundada.

Eso fue allá por marzo de 1986. Parte de una sugerencia del Comandante en Jefe Fidel Castro, y a propuesta de la dirección del Partido en la provincia. Me pidieron escoger el mejor lugar para fomentar la siembra de plantas medicinales, y entre todos los lugares visitados en la serranía acordamos que fuera este, por las características de ser tierras fértiles ubicadas entre la montaña y el llano, y con posibilidades para el riego por gravedad, recuerda quien a la sazón ya tenía un vivero con algunas especies de esas variedades botánicas.

A la disposición por cumplir con aquella tarea se unió el conocimiento que él tenía sobre la materia, gracias a la tradición heredada de su abuela, y a su vocación autodidacta.

Comenzamos, precisa, con unas 18 especies y hoy son más de 320, de las cuales hay plantaciones fijas en media caballería y en el área restante son variedades temporales, de acuerdo con la época del año y las necesidades.

Entre los primeros son muy famosos el árbol del Brasil —para tratamientos a las anomalías urinarias y en la próstata— y el Malamo que sirve para remedios estomacales, biliares y la diabetes.

"También hay mucha demanda por las mentas, la Cañasanta, la Pasiflora, la Sábila, la Cañandonga y los oréganos. La gran mayoría la comercializamos, previo contrato con laboratorios del territorio y de otras provincias."

Según cuenta este sabio natural, cuando iba por poco más de 50 000 personas que acudieron a él por diferentes dolencias o trastornos de salud, se aburrió de continuar con la lista de pacientes. A diario acuden de los sitios más distantes de nuestra Isla, incluso no pocos extranjeros lo han visitado, atraídos por la fama y la certeza en los tratamientos. Muy notoria ha sido la efectividad en la solución de los problemas prostáticos.

"Hay que dejar bien claro una cosa, yo no tengo un don especial ni nada de eso. Es mucho amor en lo que hago lo que más resultado da. Lo primero es entrevistarse con el paciente y conocer bien la enfermedad y su origen, si se hizo pruebas clínicas, y todos los análisis, para mandar esta o aquella planta. Después cuando vuelva otra vez, entonces uno dice: Ah cará, esto dio resultado.

"Y cuando no estamos seguros de algo, recomendamos un chequeo más profundo con el médico de la familia."

¿Cuál es su mayor satisfacción?

"Que no estoy cansado, a pesar de que el cultivo de plantas medicinales es una tarea de todos los días, de mucha investigación, de mantener vivas las plantaciones y rescatar las especies en peligro de perderse. ¡Ah! y también haber quitado dolores a la gente."

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