GEOGRAFÍA          

(2 de marzo de 2013)

Sedimentos en la mirilla

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Desde hace más de un lustro, el Máster en Ciencias Orlando R. Laíz Averhoff y el técnico Ernesto Flores Valdés laboran en un estudio dirigido a determinar la pérdida en la capacidad de almacenaje de agua en las presas cubanas por la acumulación de sedimentos, y a caracterizar y evaluar el posible uso de estos en la agricultura.

Foto: Cortesía del entrevistadoLa grafica muestra la acumulación de sedimentos en la cola de la presa Bacuranao.

Entre el 2006 y el 2011 ambos especialistas pertenecientes a la Empresa de Investigaciones y Proyectos Hidráulicos de La Habana, del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), lograron analizar los niveles de sedimentación en 15 embalses de abasto de agua a la población, situados en diez provincias.

Las obras escogidas poseían diferentes características geológicas, morfométricas y de capacidad, con un tiempo de explotación de 15 a 48 años, en la mayoría de los casos.

Como refiere a Granma el Máster Orlando Laíz, debido a la sedimentación el volumen real de agua almacenada se redujo en un rango del 9,6 al 37,8 %, mientras que el promedio para las 15 fue de 21,9 %.

"Para hacer los cálculos nos basamos en una metodología internacional que incluye el empleo de GPS, ecosonda y sistemas de información geográfica. Verificamos también que la principal vía de entrada de sedimentos a nuestros embalses obedece a la erosión de los suelos en las áreas aledañas, debido a la falta de vegetación, y en menor medida a la aplicación de malas prácticas agrícolas".

"Incluso, existe una norma cubana (NC 23:1999), que regula la protección de los embalses y cauces fluviales, la cual establece que a cien metros en proyección horizontal a partir del nivel de aguas máximas para aquellos reservorios destinados al suministro a la población, debe haber una franja de bosques o pastos, a fin de evitar los procesos erosivos, sobre todo los relacionados con eventos lluviosos de gran magnitud, pero en la práctica apenas se cumple".

La UNESCO y otros organismos internacionales estiman que para el 2050 el planeta perdería el 50 % del agua que hoy tiene represada, debido a la erosión de las tierras aledañas.

De ahí la conveniencia de valorar la puesta en marcha de un programa para generalizar el estudio de sedimentación en todos los embalses del país, tomando en cuenta que la mayoría de los 242 existentes tienen una media de 34 años de explotación.

PROMISORIA EXPERIENCIA

Una segunda etapa del trabajo, que mereció el Premio de Innovación otorgado por la delegación provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de La Habana en el 2011, consistió en hacer la caracterización de los sedimentos extraídos de las presas habaneras La Zarza, Bacunarao y Ejército Rebelde, y de Mampostón, provincia de Mayabeque, en cuya labor participó también el técnico Andrés Portal Casanova.

Desarrollados en colaboración con los especialistas Edelmira Arias, Teresa Fraser, Humberto Vázquez y Benjamín González, del Instituto de Suelos del Ministerio de la Agricultura, los estudios demostraron la presencia de un alto contenido de nutrientes y materia orgánica. por tanto, era recomendable emplearlos como sustrato en la agricultura urbana y suburbana para ver qué pasaba.

La experiencia a pequeña escala comenzó en áreas de esa propia institución en cultivos de lechuga, acelga, pepino y habichuela. Tomando en cuenta los resultados, se acudió al organopónico El Polo, perteneciente a la Empresa Agropecuaria Martínez Prieto, en la capital, para hacer pruebas de campo en cebolla y col china.

Según los primeros reportes, la aplicación de los sedimentos mezclados con compost y zeolita, favoreció el aumento de los rendimientos y la producción, además de propiciar mayor vigor a las plantas.

Valdría la pena entonces hacer los referidos estudios de costo-beneficio, que contemplen también la posible modernización del equipamiento tecnológico destinado a realizar la batimetría en los embalses y la solución definitiva al problema de la carencia de botes.

Más allá de su utilidad en determinar la verdadera capacidad disponible de agua, este trabajo tiene la ventaja de aportar un valor agregado a los sedimentos depositados en nuestras presas. Razón suficiente para seguir de cerca su aplicación.

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