ENERGÍA             

(8 de diciembre de 2005)

Fantasmas del derroche

Gasto "oculto" de electricidad

BRUNO ENRÍQUEZ*
nacionales@granma.cip.cu

Dentro de las múltiples aristas relacionadas con el tema de la energía, hay algunas cosas de la vida cotidiana que se nos escapan a la hora de analizar el problema económico del consumo de electricidad.

Pongamos el ejemplo del gasto de electricidad involuntario en que incurrimos con las llamadas cargas fantasmas. Un televisor consume electricidad aun cuando esté apagado si permanece conectado a la corriente, porque el enrollado primario de la fuente de alimentación mantiene una corriente muy débil circulando en él.

Desde el punto de vista de la economía doméstica, ese gasto es pequeño y no se refleja de manera significativa en lo que debe pagar una familia al representar un consumo de apenas 4 a 5 Watt.

Sin embargo, cuando vemos el asunto de manera más general la cantidad de televisores que permanecen en esas condiciones suman quizás cientos de miles y el gasto puede representar entonces varios millones de kiloWatt-hora.

Lo antes mencionado se agrava si consideramos todas las oficinas donde se dejan conectadas las computadoras, impresoras, videos, fotocopiadoras y otros equipos de oficina y electrodomésticos, que también producen cargas fantasmas.

Otro tipo de gasto "oculto" está relacionado con aquellos recursos obtenidos mediante energía y que derrochamos, como es el aire comprimido, el papel o el agua, pero que de forma errónea jamás los asociamos a la energía.

Según datos del 2002, el 48% de la energía que se consumía en la Ciudad de La Habana era utilizada para bombear agua, y sin embargo de toda la cantidad de agua extraída de las diferentes fuentes se perdía el 72% por diferentes causas.

Un simple cálculo matemático muestra que el 34 % de la energía generada en la capital se usó ese año en botar agua. Solo con eliminar los salideros y el derroche del vital líquido, podría haberse ahorrado la tercera parte de la energía gastada en la ciudad.

En este caso la estaríamos ahorrando en forma de agua y entonces sí podríamos decir: Ahorrar para tener mañana.

Muchas veces apagamos las luces porque se ven y pensamos que solo donde brilla está presente la energía. Apagar las bombillas no es la única solución; el derroche mayor puede estar en rincones oscuros, como las fugas de agua en el sector residencial y estatal, incluida la vía pública, y las mencionadas cargas fantasmas.

El problema de la energía pasa también por lograr un verdadero uso eficiente de ese recurso, pues de ello dependerá que realmente consumamos estrictamente la necesaria.

La ciencia ofrece diferentes soluciones para el futuro basadas en el mayor empleo de las llamadas fuentes de energía renovables, llámese solar, eólica, u otras. Pero mientras ese momento llega nada mejor que espantar los fantasmas del derroche y la ineficiencia.

* Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Física y especialista de Cubaenergía.

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