(30 de octubre
de 2010)
Museo Carlos Juan
Finlay Salvando
el patrimonio científico
Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu
Como resultado del marcado deterioro constructivo de
sus instalaciones, en el mes de octubre del 2003 quedó cerrado al
público el Museo de Historia de las Ciencias, Carlos Juan Finlay.
Los
trabajos para rescatar el emblemático inmueble comenzaron en enero
del 2009.
Un reportaje publicado en Granma casi cinco
años después alertaba sobre el peligro de que todo el valioso fondo
bibliográfico, documental y de objetos disponibles en el edificio
situado en la calle Cuba 460, entre Amargura y Teniente Rey, en
Ciudad de La Habana, pudiera perderse.
Baste recordar que el lugar atesora verdaderas joyas
del patrimonio científico de la nación. Figuran en la lista el único
ejemplar del Arte de navegar, primer libro de corte
científico escrito en Cuba y publicado en España en 1673; ediciones
únicas de la revista Anales, dedicada a la Medicina, y de
otras publicaciones especializadas del siglo XIX.
La
condición de Patrimonio Nacional que ostenta el edificio exige la
máxima calidad en cada detalle de la restauración.
También la mayor colección de pinturas y bustos de
prominentes personalidades cubanas de la ciencia, disponible en el
país; y el estrado donde Finlay presentó su teoría del mosquito
Aedes aegypti como el agente transmisor de la fiebre amarilla.
Es oportuno señalar que en la segunda mitad del
siglo XIX la mansión fue sede de la Real Academia de Ciencias
Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, primera con carácter
electivo que existió fuera de Europa.
Acogió, además, el primer museo anatómico de Cuba y
la primera escuela de Ingeniería que tuvo la Universidad de La
Habana, a comienzos del siglo XX. Asimismo, fue testigo del agasajo
brindado al prominente físico Albert Einstein, durante su breve
estancia en nuestro país en diciembre de 1930.
En
la actualidad se labora en la carpintería de puertas y ventanas.
Otro acontecimiento ocurrido allí lo constituye la
histórica Protesta de los Trece, encabezada por Rubén Martínez
Villena el 18 de marzo de 1923.
Menos lejano en el tiempo, también resultó el
escenario donde el Comandante en Jefe Fidel Castro pronunció el 15
de enero de 1960 aquellas proféticas palabras: "El futuro de Cuba
tiene que ser necesariamente, un futuro de hombres de ciencia, un
futuro de hombres de pensamiento"...
AJETREO EN ASCENSO
Tras sortear obstáculos de todo tipo, por fin en el
mes de enero del 2009 comenzaron las labores de restauración del
emblemático edificio, a partir del proyecto arquitectónico elaborado
por la Oficina del Historiador de la Ciudad, y un financiamiento de
la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Según explicó a Granma la licenciada Magali
Reyes, directora del Museo, los trabajos son ejecutados por la
Empresa Constructora Malecón y comprenden en estos momentos el
cambio de cubierta de la otrora sala de sesiones de la Real
Academia, la que estaba en peor estado, y la reparación de toda la
carpintería de puertas y ventanas, así como de la red hidráulica y
sanitaria.
"El inmueble ostenta la condición de Patrimonio
Nacional y eso es un motivo más para que cada detalle se haga con el
máximo rigor y pueda lograrse la calidad esperada en la terminación.
En la actualidad restauramos también toda la cúpula del salón
Paraninfo, y cambiamos el tabloncillo del piso; mientras, hay un
empuje significativo en la cuarta planta, donde están ubicadas las
oficinas."
El colectivo aún tiene el reto de garantizar la
culminación de las diferentes etapas de la obra en los plazos
previstos. Sin embargo, al menos se ha logrado que aquel panorama de
abandono y deterioro del Museo de Historia de las Ciencias Carlos
Juan Finlay comenzara a revertirse, para beneplácito de quienes con
toda justeza definen el lugar como verdadero baluarte de la creación
científica en la Cuba colonial del siglo XIX. |
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