A las tres y once minutos de ese día, hora de
nuestro país, partió desde el cosmódromo de Baikonur a bordo de la
nave Soyuz 38, junto al soviético Yuri Romanenko.
Durante nueve jornadas consecutivas, nuestro pueblo
siguió paso a paso los detalles del célebre vuelo conjunto, en
particular la permanencia de ambos en el complejo orbital Saliut 6-Soyuz
37, acompañados por sus dos tripulantes, Leonid Popov y Valeri
Riumin.
La misión de Tamayo y Romanenko finalizó el 26 de
septiembre, y tuvo entre sus objetivos la ejecución de un grupo de
experimentos propuestos por científicos cubanos, quienes diseñaron y
construyeron buena parte de los equipos empleados en ellos.
Para
el doctor José Altschuler, los experimentos diseñados por los
científicos cubanos mostraron la capacidad profesional de nuestros
especialistas.
Treinta años después de tan significativo suceso, el
doctor en Ciencias José Altschuler, presidente entonces de la
Comisión Nacional del Programa Intercosmos, valora con Granma
la utilidad de los resultados logrados.
"En ese momento, Cuba recogía los primeros frutos de
la extraordinaria reforma educacional y el tremendo esfuerzo
desplegado en la formación de especialistas altamente calificados en
diferentes ramas de la ciencia, los cuales a pesar de no tener
ninguna experiencia previa en el tema del cosmos, fueron capaces de
preparar en breve plazo un conjunto de investigaciones,
caracterizadas por su originalidad y elevado rigor científico".
Participaron en su elaboración y puesta a punto, en
colaboración con los soviéticos, alrededor de 200 especialistas y
técnicos de varias instituciones cubanas, entre ellas el Instituto
de Investigación Técnica Fundamental, la Universidad de La Habana,
el Instituto de Geofísica y Astronomía, el Centro Nacional de
Investigaciones Científicas, el Instituto Técnico Militar, el de
Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar, y el INDER,
indicó.
"Cuando se presentaron las propuestas a los colegas
de la URSS, nuestros compatriotas supieron defenderlas con sólidos
argumentos. Finalmente la gran mayoría de los experimentos fueron
aceptados, unos 20 en total".
En opinión del profesor Altschuler, el vuelo
conjunto demostró la capacidad y la creatividad de los especialistas
cubanos para llevar adelante investigaciones de primer nivel.
Incluso los científicos soviéticos les dieron tanto
valor a varios de ellos, que luego continuaron aplicándolos en otras
misiones del Programa Intercosmos, con el propósito de
perfeccionarlos y llevarlos a la práctica, tanto en la tierra como
en el espacio, indicó.
La relación de experimentos incluye el denominado
Azúcar, dirigido a estudiar distintos aspectos de la cristalización
de la sacarosa en condiciones de ingravidez, y el Córtex, para
registrar la respuesta cerebral humana a estímulos visuales y
sonoros en ese ambiente. Ambos fueron los primeros de su tipo
realizados en el espacio.
También figura el Hatuey, dedicado a determinar la
influencia de la falta de gravedad sobre el carácter y la velocidad
de la división de las células de levadura.
Expertos de la Facultad de Física de la Universidad
de La Habana aportaron el experimento Caribe, relativo a la
fabricación de semiconductores, y el INDER el llamado Soporte, cuyo
objetivo era determinar el efecto de la ingravidez sobre los
mecanismos posturales de los cosmonautas.
La casi totalidad de los trabajos desarrollados,
afirma el doctor Altschuler, dejaron resultados significativos. Unos
tuvieron aplicaciones prácticas a corto plazo, como sucedió con el
experimento Trópico III, destinado al estudio de los recursos
naturales de nuestro país.
Otros contribuyeron a mejorar las condiciones de
vida y trabajo del hombre en el espacio, o proporcionaron
conocimientos básicos de valor a la hora de diseñar nuevas
investigaciones, acotó.
Vale citar el caso del importante experimento
Holograma, el cual no pudo ejecutarse por problemas logísticos, pero
los soviéticos se interesaron tanto en él que lo efectuaron en marzo
de 1981, durante el siguiente vuelo del Programa Intercosmos.
Este tenía el doble propósito de evaluar el grado de
inmunidad al ruido eléctrico de imágenes holográficas transmitidas
desde el espacio, y determinar la factibilidad de que mediante
imágenes holográficas, pudiera observarse en la Tierra desde
cualquier ángulo la evolución de un fenómeno físico, ocurrido en una
estación orbital, con vistas a la posible aplicación del
procedimiento a futuras producciones industriales hechas en el
espacio.
Para orgullo de los cubanos, la ciencia nacional se
vistió de gala en la preparación y posterior cumplimiento de los
objetivos trazados en la memorable misión.
Durante el vuelo espacial
conjunto soviético-cubano se realizaron una veintena de
experimentos científicos, concebidos por nuestros
especialistas y que pueden agruparse en cuatro
categorías:
-Médicos-biológicos,
como los denominados Córtex, Soporte, Antropometría,
Circulación Sanguínea, Balance y Hatuey.
-Psicométricos: Coordinación,
Percepción y Cuestionario.
-Físico-Técnicos: Azúcar, Zona
y Caribe.
-De exploración de la Tierra:
Trópico III y Biosfera C.
A los anteriores pueden añadirse los llamados Holograma,
realizados con posterioridad a 1980. |