(31
de enero de 2004)
Centro Nacional de
Investigaciones Científicas
Paradigma de impactos
ORFILIO PELÁEZ
La ciencia cubana avanza
por terreno firme en sus legítimas aspiraciones de transformarse
cada día más en una potente fuerza productiva al servicio del
desarrollo del país, la protección del medio ambiente y el bienestar
de los ciudadanos.
Investigadores
y técnicos del CNIC, lo han convertido en buque insignia de la
ciencia cubana.
Uno de los pilares de
tan prometedor escenario lo es, sin duda, el Centro Nacional de
Investigaciones Científicas (CNIC), fruto de una de las más audaces
decisiones tomadas por la Revolución en sus primeros tiempos al
crear en 1965 una institución para formar los futuros hombres de
ciencia de la nación en medio de condiciones económicas muy
difíciles.
Así este emblemático
edificio perteneciente hoy al Polo Científico del Oeste de la
capital, se convirtió en una suerte de "célula madre" porque de sus
laboratorios y aulas salieron miles de especialistas que luego
laborarían en numerosas instituciones de primer nivel nacidas en los
años setenta, ochenta y noventa del recién finalizado siglo.
TIEMPO DE SOLUCIONES
Revisar las notas sobre
lo hecho en el 2003 avala con creces la labor desplegada por el
colectivo del centro en la generación de nuevos fármacos, productos,
equipos, tecnologías, y servicios, con gran impacto social,
científico o económico.
El CNIC entregó al
sistema nacional de salud más de 57 millones de tabletas de los
productos naturales Policosanol (PPG), Vasoactol y Abexol, mientras
con relación al primero garantizó, además, la introducción en el
mercado nacional de las tabletas de 10 y 20 miligramos.
También sus
investigadores obtuvieron a partir de la caña de azúcar un nuevo
medicamento denominado D 003, con indicadores superiores al PPG en
la disminución de los niveles de colesterol en sangre, efectos
antioxidantes y antiagregante plaquetario, el cual ha sido patentado
en más de 25 países, incluido los Estados Unidos.
Otra novedad lo
constituye el producto D 004, que en los ensayos realizados
demuestra ser muy efectivo en modelos experimentales de hiperplasia
prostática benigna.
El doctor Carlos
Gutiérrez Calzado, director general del CNIC, comentó que como parte
del proceso de generalización del PPG, durante tres años se le ha
dado seguimiento a una muestra de más de 3 000 pacientes,
reportándose en ellos una notable reducción en la frecuencia de
eventos vasculares severos.
Dentro de la propia
línea de productos naturales, el 2003 deparó el registro sanitario
para fabricar las cápsulas de plátano y anamú, paso que abre las
puertas a la próxima comercialización de ambos resultados.
La rama de los
biomateriales tuvo su mayor expresión con la introducción de la
hidroxiapatita coralina HAP 200 en las catorce provincias del país,
para aplicarla en los servicios de estomatología, cirugía
maxilofacial, ortopedia y oftalmología.
Según datos recientes,
el empleo de este producto que es capaz de reparar lesiones en los
huesos y corregir otros defectos óseos, representó al país un ahorro
estimado de 5 millones de dólares por sustitución de importaciones y
el elevado costo que estos procedimientos quirúrgicos tienen en
países del Primer Mundo.
En total se
distribuyeron al MINSAP 5 547 gramos de hidroxiapatita coralina que
fueron utilizados en operaciones de la boca y maxilofacial, otros 3
877 para implantes óseos, en tanto 83 gramos fueron destinados a
implantes oculares.
El área de la
biotecnología tampoco quedó a la zaga al desarrollar sus
trabajadores una nueva generación de cepas candidatas a vacunas
vivas contra el cólera, resultado de gran impacto científico a nivel
internacional y que aumenta las probabilidades de lograr en un plazo
no lejano un producto inmunizador eficaz y seguro frente a esa
enfermedad.
Para que se tenga una
idea de lo alcanzado por el CNIC en materia de propiedad intelectual
en el año recién terminado, baste mencionar las 19 patentes
concedidas en el exterior y los 9 registros de productos logrados en
diferentes países.
Una arista no menos
importante es el desarrollo de equipos y tecnologías de avanzada,
como son los 25 Microdiramic ya fabricados para el diagnóstico
rápido de infecciones, en particular las urinarias, y el sistema
Diralec, capaz de hacer el diagnóstico microbiológico de la calidad
de la leche.
Nuevos proyectos esperan
por el talento y la creatividad de los investigadores y técnicos del
CNIC, pero lo hecho en los últimos doce meses es suficiente para
afirmar que el buque insignia de la ciencia cubana sigue su rumbo a
toda máquina. |