(17
de mayo de 2005)
La ruta del
conocimiento
ORFILIO PELÁEZ
Ya me lo habían
advertido como un buen augurio. Cuando converses con Olga Vega
García el tiempo te parecerá volar, pues conoce al detalle todo el
patrimonio que atesora la colección de Fondos Raros y Valiosos, de
la Biblioteca Nacional José Martí.
La
licenciada Olga Vega García muestra el ejemplar del Atlas Ilustrado
de Anatomía del Cuerpo Humano, publicado en Holanda en 1685.
Para bien de los
reporteros, la realidad superó tal vaticinio y en apenas dos horas,
la actual Jefa del Departamento de Información Especializada de la
centenaria institución, nos hizo repasar más de 500 años de la
historia del conocimiento científico depositado allí, desde el siglo
XV hasta nuestros días.
Ante todo, precisa la
también Profesora Titular Adjunta de la Universidad de La Habana, es
oportuno aclarar que el concepto de libros raros y valiosos es una
disciplina dentro de las ciencias de la Bibliotecología.
Estos incluyen aquellos
ejemplares que son muy escasos en el mercado, despiertan la
curiosidad por alguna razón particular, tienen un valor
extraordinario en dependencia al material con el cual estén hechos,
el contenido reflejado en ellos, notoriedad del autor, o cualquier
otro rasgo distintivo.
Una rápida descripción
de los textos científicos presentes en este preciado fondo no puede
pasar por alto la Tarifa General de Precios de Medicina de 1723, el
impreso cubano más antiguo que se conserva; un libro de Aritmética,
Geometría y Música, editado en Venecia en ¡1492¡; el libro de
Nicolás Monardes de 1575 sobre plantas medicinales traídas a Europa
desde las llamadas entonces Indias Occidentales, y el Atlas
Ilustrado de Anatomía del Cuerpo Humano, hecho en Holanda en 1685, y
considerado una verdadera joya por los especialistas.
Según puntualiza Olga,
la colección de Fondos Raros y Valiosos contiene en total unos 2 000
volúmenes, en los cuales sobresalen más de 15 libros impresos entre
los años 1450 y 1500 (llamados incunables), otras piezas únicas
correspondientes a los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, además de
manuscritos de incalculable valor pertenecientes a personalidades
políticas literarias, artísticas y científicas, cubanas y
extranjeras.
Varios de los libros y
documentos más antiguos han sido restaurados en los últimos tiempos
por los trabajadores del taller de conservación de la Biblioteca
Nacional, como paso previo hacia su gradual digitalización, en
dependencia del grado de prioridad.
La especialista afirma
que los libros deben verse como algo vivo, pues sufren cuando se les
arrancan páginas o dañamos su encuadernación, son vulnerables ante
los excesos de humedad y temperatura, y pueden ser atacados también
por hongos y bacterias, siempre que las condiciones ambientales así
lo propicien.
Tutora de 20 trabajos de
diploma y autora de varias investigaciones en el tema Historia del
libro y las bibliotecas, Olga Vega García afirma que lo más
apasionante de su trabajo es hacer "ciencia" con los libros, porque
se trata no solo de confeccionar la tradicional ficha, sino de
investigarlos página a página para descubrir y rescatar muchos
valiosos conocimientos, que pudieran quedar escondidos si nos
guiamos solo por el título de la obra.
Creada el 18 de octubre
de 1901, la Biblioteca Nacional José Martí trabaja hoy en un grupo
de proyectos encaminados a lograr la total automatización de sus
servicios generales, y el progresivo pase a soporte electrónico de
los fondos bibliográficos. |