(4
de noviembre de 2005)
Álvaro Reynoso
Científico que se
adelantó a su tiempo
Esta gloria de la
ciencia universal vivió sus últimos años en condiciones
de extrema pobreza
JUAN VARELA PÉREZ
Los
principios agronómicos del eminente científico cubano Álvaro Reynoso
solo lograron plena vigencia con el triunfo de la Revolución en
1959. Hasta entonces su Ensayo sobre el cultivo de la caña de azúcar
era más conocido y estudiado en otros países, donde se hizo
imprescindible la aplicación del "sistema Reynoso".
Un día como hoy, en
1829, nació en Alquízar, provincia de La Habana, el llamado "padre
de la agricultura cubana", hombre que por la integralidad de sus
conocimientos, investigaciones y resultados prácticos, se adelantó a
su tiempo.
Cuando solo tenía 20
años de edad (1849) publicó un trabajo de gran interés: Nuevo
procedimiento para el conocimiento del yodo y del bromo. Cinco años
después envía a la Academia de Ciencias de París otro sobre
Presencia de sangre en la orina de personas sometidas a la
inhalación de medicamentos anestésicos, el que recibe Premio en el
Concurso de Medicina y Cirugía. Escribió y aportó elementos sobre
los cultivos de arroz, tabaco, maíz, plátano, yuca, papa y boniato,
que deben ser divulgados.
Sería interminable
enumerar la prolífera obra, las altas funciones que desempeñó y las
honrosas distinciones recibidas por este sabio que a los 27 años de
edad era reconocido como genio en toda Europa.
En 1862, en plena
madurez creativa, publica el Ensayo sobre el cultivo de caña de
azúcar, su obra cumbre de 500 páginas, traducida a varios idiomas,
ignorada en Cuba.
Imposible que la obra de
Reynoso fuera viable en la república neocolonial, en la que nuestro
país se convirtió en un apéndice económico y político de los EE.UU.,
subdesarrollado, con una estructura caracterizada por el latifundio,
el analfabetismo y el bajo nivel cultural de las grandes masas.
Sus estudios
constituyeron, en última instancia, una severa crítica a las
condiciones de un país colonizado y a su lucha por tratar de superar
esas condiciones.
Coinciden investigadores
que el desarrollo científico y tecnológico experimentado en el siglo
XIX fue deliberadamente frustrado por los intereses monopolistas del
imperio estadounidense.
Reynoso fue uno de los
precursores de la diversificación agroindustrial y del cuidado del
medio ambiente; habló del uso de los subproductos de la caña y el
cultivo intensivo de esta planta como una forma de garantizar buenas
tierras para otras siembras económicamente viables.
En su honor nuestro país
celebra anualmente, en esta fecha, el Día de la Caña de Azúcar. No
por casualidad el proceso de cambios y transformaciones en el sector
azucarero, ahora en la segunda etapa, lleva su nombre en la búsqueda
de la diversificación y el grado de eficiencia que el sabio de
Alquízar avizoró hace mucho tiempo.
Esta gloria de la
ciencia universal vivió sus últimos años en condiciones de extrema
pobreza. Enfermo de tuberculosis y abandonado, murió en la barriada
del Cerro, el 11 de agosto de 1888.
La ciencia cubana de hoy
se vincula con la ciencia del pasado, en la que Álvaro Reynoso ocupa
sitio prominente, profundiza en sus raíces, estudia y destaca sus
legítimos valores. |