CUBA                 

(9 de marzo de 2006)

Todos hacemos química

Doctor ALBERTO J. NÚÑEZ SELLÉS, presidente de la Sociedad Cubana de Química

Todo el  mundo hace química, dijo un renombrado colega en una reunión científica y aquello me dejó pensando. ¿Cómo curtirían las pieles los hombres de la Edad de Piedra? ¿Cuándo se descubrió el primer material combustible para producir el fuego? Y pregunta tras pregunta pude darme cuenta de que la Química, junto con la Medicina, se pueden considerar las pioneras en el pensamiento científico del hombre, en tanto incipiente.

La introducción acelerada de las técnicas de computación abrió nuevos horizontes para la Química.

Luego vendrían las Matemáticas y el indispensable Cero, la Astronomía, la Física y así hasta llegar a la era actual de plena revolución biológica, en la cual la Bioinformática, la Biología molecular, la Bioingeniería y la Bioquímica dominan el espectro de la actualidad científica.

Muy recientemente concluyó el Proyecto del Genoma Humano y ya se habla que el siglo XXI es el inicio de la era posgenómica, para entrar de lleno en la era proteómica.

Para darse cuenta de la importancia de la Química en el desarrollo histórico-social hasta nuestros días basta recordar cómo se obtuvieron los primeros materiales radiactivos por los esposos Curie a inicios del siglo XX, cuyo ulterior desarrollo devino desarrollo de la energía atómica; el descubrimiento de la penicilina por Sir Alexander Fleming, la que se puede considerar la primera "arma química" en la guerra contra los microbios; la vulcanización del caucho y la aparición de los primeros neumáticos con una resistencia y durabilidad adecuados; el descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN), considerada como "la molécula de la vida", por solo mencionar algunos de los ejemplos más significativos.

Pero si a un alumno de preuniversitario se le pregunta: ¿Qué te gustaría más estudiar para llegar a ser un profesional o un científico, Biología o Química?, más del 80% se decidiría por carreras vinculadas a la Biología. ¿Por qué, si la Química, desde el punto de vista histórico-social y económico ha jugado un papel tan determinante en el desarrollo de la sociedad moderna, es rechazada por un sector cada vez más creciente del universo estudiantil y son cada vez menos los que escogen esa carrera como su elección universitaria?

Para responder esto se deben tener en cuenta los siguientes elementos:

En el mundo los medios de comunicación han difundido trabajos distorsionados, malintencionados o aquejados de ignorancia, en los cuales hechos relacionados con negligencias humanas, malos diseños ingenieros, los derrames de hidrocarburos y el calentamiento de la atmósfera, se han mostrado como males necesarios provocados por el desarrollo de la Química y no debido a la actitud irresponsable de los interesados en obtener ganancias a toda costa.

Tampoco puede pasarse por alto la imagen dejada por el accidente de la central electronuclear de Chernobil y el espectro de una nube químico-radiactiva que causó muerte y enfermedades, resultado del deficiente manejo de la energía nuclear con fines pacíficos.

Disminuir las pérdidas poscosecha mediante el diseño de nuevas tecnologías de procesamiento y conservación de los alimentos figura entre las líneas de trabajo más promisorias de esta ciencia.

Un aspecto significativo del desarrollo reciente de la Química fue la introducción acelerada, durante los últimos años del siglo XX, de las técnicas de Computación en sus diferentes campos, lo cual ha llevado al surgimiento de una nueva generación de químicos que prefieren correlacionar, predecir, modelar y diseñar moléculas en su computadora personal antes de entrar al laboratorio.

No menos notable fue la aparición de nuevos materiales que han cambiado drásticamente los patrones existentes con anterioridad en la conductividad y la reactividad química.

Baste recordar el cambio ocurrido en las tecnologías de las comunicaciones por la introducción de la fibra óptica, y la considerable reducción del tamaño de las computadoras personales por el empleo de nuevos materiales semi y superconductores, así como el desarrollo de métodos de diagnóstico en Medicina más rápidos y seguros por la introducción de nuevas formas de látex.

Sin embargo, dos cuestiones en las cuales la Química tiene mucho que aportar, permanecen en los albores del Tercer Milenio como problemas aún sin resolver y constituyen, en mi criterio, los retos más importantes no solo para los químicos, sino para toda la sociedad a escala mundial: la energía y la alimentación.

MIRADA AL FUTURO

Cuando se analizan las premiaciones anuales de la Academia de Ciencias de Cuba a los resultados científicos destacados del país durante los últimos cinco años del siglo pasado más del 30% de los trabajos reconocidos están vinculados a la investigación básica y las aplicaciones de la Química en diversos sectores de la economía nacional.

Hoy el país cuenta con más de 600 Doctores en Ciencias Químicas e Ingeniería Química, lo que constituye la cifra más alta dentro del universo nacional de las Ciencias Exactas, Naturales y Técnicas. Una parte considerable de ellos obtuvieron ese grado en naciones europeas y Canadá.

El futuro de los químicos cubanos pasa por la búsqueda de soluciones al aprovechamiento del gas natural acompañante (metano), del que se dispondrá en cantidades cada vez más crecientes en la misma medida en que se desarrolle la extracción del petróleo. El generar electricidad a partir del metano como una alternativa, deberá ser complementado con otras aplicaciones para la producción de combustibles mediante procesos catalíticos.

La autosuficiencia energética del país será un reto permanente, tanto en la asimilación de tecnologías ya establecidas de producción de energía (eólica y solar, fundamentalmente), como para el desarrollo de bioenergía, la energía electrolítica y la combustión del hidrógeno.

Desde mi punto de vista, las perspectivas más promisorias estarán en el campo de la alimentación, dentro de un proceso de crecimiento acelerado de la población con menos áreas cultivables.

Ello implicará el desarrollo de tecnologías de procesamiento y conservación que permitan eliminar las enormes pérdidas poscosecha, estimadas en más del 30% en cualquier tipo de cultivo.

En el campo de la Salud, los químicos de proteínas encontrarán un área de trabajo muy fértil, vinculada al desarrollo de nuevos medicamentos y técnicas de diagnóstico molecular, que permitirá en años futuros cambiar los patrones de diagnóstico y terapéutica de las enfermedades que más afectan hoy a la población cubana.

Para el final he dejado deliberadamente las perspectivas que se abren en la esfera de los derivados de la caña de azúcar. A pesar de algunos avances en esa dirección, ello es insuficiente si se considera que esa constituye la primera industria química de Cuba, con volúmenes apreciables de mieles finales agotadas, bagazo, paja y meollo de caña.

Lo más importante de todo es que se cuenta con un rico capital humano altamente calificado y una infraestructura que, si bien necesita de inversión y mejoramiento, constituye una base sólida para el futuro desarrollo de estas investigaciones.

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