Como afirma el doctor Alberto Núñez Selles, director
del Centro de Química Farmacéutica (CQF), en las últimas décadas y
gracias a los acelerados avances de las técnicas de computación, se
abrieron nuevos campos de aplicación para esta disciplina.
Así la Química cobra cada día mayor protagonismo en
el diseño de procedimientos más eficaces para conservar alimentos,
en la búsqueda de nuevas técnicas de diagnóstico molecular, en la
producción de materiales más resistentes, en la utilización de
fuentes alternativas de energía, por citar algunos ejemplos.
En Cuba existen más de 600 doctores en Ciencias
Químicas e Ingeniería Química, la cifra más alta dentro del universo
nacional de las Ciencias Exactas, Naturales y Técnicas. Más de un
tercio de los premios anuales que entrega la Academia de Ciencias de
Cuba están vinculados a las investigaciones básicas y a las
aplicaciones de dicha materia en diversos sectores de la economía
nacional.
Según indicó el doctor Alberto Núñez, la química de
los productos naturales es una de las líneas de investigación más
promisorias del CQF para obtener formulaciones de medicamentos, que
contribuyan a aumentar la expectativa y la calidad de vida de las
personas.
Este trabajo de buscar en la naturaleza la fuente de
nuevos fármacos, empieza por analizar la composición química de los
principales extractos presentes en la planta que se estudiará y
luego se intenta aislarlos y purificarlos.
Una vez concluido este proceso y determinada la
conveniencia de cómo aprovecharlos, entonces se desarrolla una
tecnología química de producción industrial, precisó Núñez.
Datos de la Organización Mundial de la Salud
muestran que aproximadamente el 80% de la atención primaria de salud
en las comunidades del planeta, se cubre hoy con productos
naturales, a la vez que hay una manifiesta tendencia internacional
de retorno a lo natural por encima de lo sintético, en particular en
las naciones altamente industrializadas.
Dirigido por el CQF y con la colaboración de
diferentes instituciones, se ejecuta en el país un inventario
nacional de la flora etnomédica, cuyos primeros resultados han
permitido comprobar hasta ahora la presencia de 314 plantas
endémicas medicinales, agrupadas en 188 géneros de 35 familias.
Para el también Presidente de la Sociedad Cubana de
Química, las mayores fuentes de productos naturales destinados a la
salud se agrupan en la caña de azúcar (PPG y otros), los recursos
forestales (Vimang y aceites esenciales), apícolas (miel, cera,
propóleos), marinos (quitina, prostaglandinas, cartílago de
tiburón), y el tabaco (alcaloides y anticuerpos monoclonales).
Actualmente suman 298 los productos naturales
registrados en Cuba como medicamentos y suplementos nutricionales,
pero la cifra puede multiplicarse dentro de unos cuantos años,
atendiendo al alto potencial existente en nuestras flora y fauna.
Pero si bien se reconocen sus múltiples bondades,
como es la de apenas ocasionar efectos secundarios, los productos
naturales enfrentan un gran dilema a la hora de ser aprobados con
fines medicinales.
Se trata de que para el registro de sus extractos,
las agencias regulatorias exigen la declaración de un principio
activo, es decir de una molécula química que sea la responsable del
efecto terapéutico, cuando en realidad ello viene dado por una
mezcla de componentes.
Mientras esa paradoja sigue sin resolverse a nivel
mundial, los productos naturales no ocuparán el lugar que merecen
dentro del arsenal terapéutico existente, y millones de personas
seguirán excluidas de sus beneficios.