CLIMA                 

(21 de agosto de 2010)

La dama de los huracanes

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Quizás por nacer y crecer en el capitalino poblado de Casablanca, cerca de la loma donde radica el Instituto de Meteorología (antiguo Observatorio Nacional), el destino de Maritza Ballester Pérez estaría ligado a los avatares de los fenómenos atmosféricos.

"En realidad lo que más me gustaba era la astronomía, pero no existía como carrera. Al terminar el preuniversitario y sin estar convencida, matriculé la Licenciatura en Matemática en la Universidad de La Habana."

Foto: Juvenal BalánDoctora en Ciencias Geográficas, la doctora Maritza Ballester es la autora principal del modelo cubano para vaticinar la actividad ciclónica en la cuenca del Atlántico.

Apenas habían transcurrido tres meses, cuando en enero de 1969 y en uno de sus cotidianos viajes en la lanchita de Regla, supo que había un curso para estudiar Meteorología. Sin pensarlo mucho, dejó la matemática y en febrero ya figuraba en la relación de alumnos que se formarían como meteorólogos de nivel superior.

EL ARTE DE INVESTIGAR

Una vez graduada en octubre de 1973, Maritza Ballester entra a trabajar en el entonces departamento de Pronósticos, y pronto forma parte de un equipo de investigación.

Hace un trabajo donde aborda las características de los llamados "sures", y luego pasa al grupo de Satélite, dentro del cual comienza a incursionar en la génesis y trayectoria de los ciclones tropicales.

En 1980 integra el colectivo de especialistas del Laboratorio Conjunto Cubano-Soviético para el estudio de la Meteorología Tropical y los Huracanes, institución que desempeñó un papel esencial en el desarrollo científico del país en este campo al posibilitar la adquisición de computadoras, estaciones de sondeo aerológico, radares del tipo MRL-5 y otros instrumentos.

La estancia en el laboratorio le permitió participar en dos temas investigativos de suma importancia en aquel momento: Métodos de pronóstico de trayectoria, y Dinámica y Energética de los Huracanes.

"Sin apartarme de esos objetivos, cuando surgía la amenaza de algún organismo tropical me incorporaba a un grupo especializado existente en el área de Pronósticos para apoyar el trabajo operativo, así sucedió con el Kate en noviembre de 1985."

En 1986 llega a nuestro país el primer avión meteorológico soviético, con el objetivo de avanzar en los experimentos de lluvia provocada, y hacer vuelos de reconocimiento a los ciclones tropicales que se movieran en el entorno del archipiélago cubano.

Maritza estuvo en la lista de especialistas preparados para participar en esas arriesgadas misiones. Según cuenta, no pudo volar al ciclón Emily en septiembre de 1987 porque estaba en Moscú, pero pudo hacerlo a la periferia de la tormenta tropical Floyd un mes después.

"A pesar de ser un organismo débil, la nave IL-18 se movió bastante, pero pudimos realizar las mediciones previstas. Participé, además, en una expedición científica a bordo de un barco por el Caribe, vinculada también al estudio de los huracanes."

En 1995, junto con la doctora Cecilia González y el doctor Ramón Pérez, da a conocer con carácter experimental el primer pronóstico estacional sobre el probable comportamiento de la temporada ciclónica elaborado en el país, que a partir del año siguiente comienza a emitirse de manera oficial.

Autora principal de ese modelo cubano para vaticinar la actividad ciclónica en la cuenca del Atlántico tropical, y vicepresidenta de la Sociedad Meteorológica de Cuba (SOMETCUBA), Maritza Ballester obtuvo en 1988 el Doctorado en Ciencias Geográficas, y hoy es una reconocida autoridad en el tema de los huracanes.

No duda en mencionar al ciclón Frederic de septiembre de 1979, como uno de los organismos tropicales que más le ha impresionado debido a su explosivo desarrollo en aguas del Golfo de Batabanó, y las torrenciales lluvias que produjo en las dos provincias habaneras.

El notable huracán Allen de agosto de 1980, comenta, fue una decepción para mí desde el punto profesional, pues esperaba que tocara por algún punto a la Isla de la Juventud, y afortunadamente no lo hizo.

Si de pronósticos difíciles se trata, cita en primer lugar el caso del Lily ocurrido en octubre de 1996, el cual les jugó cabeza al hacer un brusco e inesperado giro en su trayectoria, que lo llevó a azotar a la provincia de Cienfuegos, algo no previsto con la suficiente claridad.

Entre las personas que más contribuyeron a su formación durante la carrera y primeros años de vida laboral, la doctora Ballester menciona a los ya fallecidos meteorólogos Mario Rodríguez Ramírez y Roberto Ortiz Héctor, y al doctor Miguel Portela.

Con respecto a los conocimientos adquiridos sobre ciclones tropicales, reconoce el apoyo recibido del doctor Lixion Ávila, especialista principal del Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos.

Afirma que, si bien los modelos de trayectoria han mejorado significativamente, queda mucho por investigar y descubrir sobre todo lo relacionado con la génesis e intensificación de esos fenómenos naturales.

A las puertas de un nuevo aniversario de la Federación de Mujeres Cubanas, la meteorología se precia de tener una sólida presencia científica femenina, representada en la doctora Maritza y otras muchas especialistas de primer nivel, como son Cecilia González, Ida Mitrani, Miriam Limia, Lourdes Álvarez, Virgen Cutié, Rosaura Hoyos, Miriam Teresita Llanes y Gisel Aguilar.

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