SANTA CLARA.— El 4 de diciembre de 1990, en una
histórica reunión que contó con la presencia del Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz y un grupo de profesores e investigadores de la
Universidad Central de Las Villas, nació el Centro de Bioactivos
Químicos (CBQ), cuyo propósito era impulsar y desarrollar la
industria biotecnológica y médico–farmacéutica.

A la derecha, Zenaida
Rodríguez, directora del Centro de Bioactivos Químicos.
Veintitrés años después de aquel trascendental
encuentro, hay que decir que los sueños iniciales del líder de la
Revolución fueron cumplidos y sobrepasados con creces por el
colectivo del CBQ, institución orgullo de la ciencia cubana por sus
relevantes resultados y méritos científicos.
Los antecedentes del proyecto hay que buscarlos en
los años iniciales de la década del 70 del pasado siglo, cuando
comenzaron las primeras síntesis de compuestos orgánicos en lo que
fuera la Facultad de Ciencias, logrando ya en 1977 emprender los
estudios del producto G-1(FURVINA) a partir de los residuos de la
caña de azúcar, en cuyos procesos desempeñaron un papel relevante el
Grupo Mul-tidis-ciplinario de Aplicación de Bioactivos Furánicos (GABIFU)
y el doctor Nilo Castañedo Cancio.
De entonces a la fecha, mucho ha sido el esfuerzo,
no sin algunos tropiezos, que el colectivo ha sabido superar hasta
convertirse en lo que es hoy, un centro de avanzada en la
investigación e innovación tecnológica, con notables aportes en las
esferas humana, veterinaria y agrícola.

Modernos aparatos están a
disposición de la ciencia en la Unidad de Modelación y
Experimentación Biofarmacéuticas.
Sobre estos y otros temas, Granma conversó
con la Doctora en Ciencias Técnicas Zenaida Rodríguez Negrín,
directora de la institución científica, quien abundó en logros y
perspectivas del CBQ, paradigma de lo que debe ser un centro de este
tipo, según lo acordado en el VI Congreso del Partido.
Al respecto, explica que en su propósito de
convertirse en una fuerza productiva de avanzada, en aras del
desarrollo económico del país, el Centro de Bioactivos Químicos
constituye hoy una unidad con personalidad jurídica propia, capaz de
cerrar el ciclo desde la investigación, producción y
comercialización, con lo cual puede realizar un significativo aporte
al presupuesto de la nación. En ese sentido menciona como momento
trascendental la obtención de la Licencia Sanitaria de Operación
Farmacéutica de Fabricación del ingrediente activo G1, otorgada por
el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y
Dispositivos Mé-dicos (CECMED), lo cual implicó trabajar por más de
cuatro años para solucionar las no conformidades indicadas.
Ese resultado les abrió las puertas del mercado
nacional y extranjero a varios productos como el Dermofural, un
antimicótico para humanos; el Furvinol, destinado a la veterinaria;
y el Vitrofural, un esterilizante químico utilizado en medios de
cultivo, que se desarrolla a ciclo completo en el centro, los cuales
hoy pueden comercializarse con la garantía de estar avalados por la
referida licencia, precisa la especialista.
Para tener una idea del aporte del centro a la
economía, baste decir que solo este año se vendieron un total de 1
040 frascos de Vitrofural a México, Chile, Perú y España, por un
valor de 34 mil 20 CUC, todo ello sin dejar de suministrar las
asignaciones a las biofábricas pertenecientes al Ministerio de la
Agricultura, y a los centros de investigación de biotecnología
agrícola en el país.
Rodríguez Negrín destaca que un solo kilogramo del
referido producto, propicia los medios de cultivo suficientes para
obtener un millón de vitroplantas, de ahí la trascendencia de ese
resultado científico salido del genio de los investigadores del CBQ.
Importante ha sido también la prestación de
servicios científico-técnicos a entidades como LABIOFAM y el Centro
de Estudios Ambientales de Cienfuegos, a los cuales se les han
efectuado ensayos toxicológicos, ecotoxicológicos y analíticos, a
través de los cuales se realiza la evaluación de los efectos tóxicos
potenciales de contaminantes químicos, efluentes industriales o
muestras de agua, suelos y aire, entre otros favores.
Una
mirada al futuro
En su afán de consolidar lo logrado y continuar
avanzando en otros terrenos, el Centro de Bioactivos Químicos
trabaja en el fomento de varios proyectos, entre los cuales la
directora de la institución menciona la ampliación del uso
terapéutico del Furvinol-Queratofural, empleado en animales, y el
desarrollo de nuevos ungüentos para el tratamiento de Leishmaniosis
así como estudios de Bioequivalencia a medicamentos.
De igual manera refiere que el colectivo, de los
cuales 14 son doctores, labora en el uso de microorganismos que
serían utilizados en la producción sostenible de vegetales, la
obtención de la laca o tintura de G-1, una formulación potencial
contra la onicomicosis, que ataca a las uñas.
Entre los aportes más recientes de la institución,
la doctora Zenaida Rodríguez destaca el caso de los biofuncionales,
capaces de reforzar los componentes deficitarios o carenciales en el
organismo humano como vitaminas, proteínas, antioxidantes, y
elementos esenciales encaminados a la prevención y tratamiento de
enfermedades crónicas no transmisibles o degenerativas. Con ese fin
ya tienen dos laboratorios con autorización sanitaria y varias
materias primas registradas en el Instituto Nacional de Higiene y
Nutrición de los Alimentos.
Rodríguez Negrín precisó además, que en estos
momentos se preparan para desarrollar un ensayo clínico encaminado a
evaluar el efecto de la aplicación del ungüento Dermofural en
pacientes con pie diabético infectado, proyecto que se llevará a
cabo de conjunto con especialistas de angiología del Hospital
Provincial Arnaldo Milián Castro.
Significó asimismo que el CBQ, además de desarrollar
el área científica, potencia la esfera académica al constituir una
unidad docente, en la cual los estudiantes realizan sus prácticas
laborales así como las te-sis de diploma.