Sucede lo mismo ahora, cuando Granma le
solicita a Eulogio Pimentel Vázquez, director del Centro de
Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Camagüey, su criterio
acerca de los resultados de la gestión investigativa, productiva y
comercial de la institución durante el año 2011.
"Nuestro centro, inaugurado por el compañero Fidel
el 25 de julio de 1989, es decir, hace poco más de 22 años, tiene
como misión fundamental la fabricación de productos biotecnológicos
para aplicarlos con posterioridad en la rama agropecuaria, lo que no
niega que incursionemos en la esfera biomédica.
"Como el resto de las instituciones del país,
dirigimos los principales esfuerzos a cerrar el ciclo de
investigación, desarrollo, producción y comercialización, con el
propósito no solo de crear valores científicos, sino generarlos
también en el orden financiero, enfocados con especial énfasis hacia
el tema de las exportaciones".
Nuestro crecimiento en términos de facturación ha
sido exponencial. El año pasado asumimos un plan productivo cinco
veces superior al del 2010 y lo cumplimos, con los mismos recursos
humanos y la misma infraestructura, además de cerrar las operaciones
con favorables niveles de rentabilidad.
Hoy se puede afirmar que el CIGB se ha convertido en
uno de los primeros sectores exportadores de bienes de la provincia
de Camagüey, algo que significó un reto muy grande, pero el empeño y
la motivación de los trabajadores estuvo fuera de todo cálculo.
—En esos resultados tuvo mucho que ver su producto
líder, la vacuna Gavac, ¿no es así?
En efecto. La vacuna recombinante para el control de
la garrapata en el ganado bovino ha pasado a estar entre los
primeros productos del Sistema CIGB, de acuerdo con los niveles de
exportaciones alcanzados. Es decir, ha comenzado a formar parte ya
del mapa de productos esenciales de la institución.
Los niveles de producción de Gavac, como se le
conoce comercialmente, cubren también la demanda nacional, lo que
posibilita la sustitución de importaciones de plaguicidas destinados
a disminuir la vulnerabilidad de los animales ante enfermedades
provocadas por ese tipo de parásito.
—Otro producto que ha demostrado su eficacia en la
agricultura es el Hebernem, ¿podría ofrecer detalles sobre este?
El Hebernem es un bionematicida ecológico cubano muy
efectivo en el control de nemátodos (gusanos parásitos),
especialmente en casas de cultivos protegidos, aunque también atacan
las plantaciones al aire libre, con un impacto significativo en la
reducción de los rendimientos agrícolas.
Para combatir dichas plagas, la herramienta por
excelencia a la que se acude está basada en el uso de productos
tóxicos al hombre y al ambiente. Este tipo de productos es de los
primeros en las listas negras por su potencial ecotóxico.
El destino fundamental del Hebernem son las casas de
cultivo intensivo de hortalizas. En estos momentos está en fase de
ejecución una nueva planta de producción, que debe propiciar un
mayor empleo del nematicida a instancia nacional.
—Usted se refería al comienzo de la entrevista a que
no descartaban la incursión en la esfera biomédica¼
A partir, precisamente, de un proyecto para una
vacuna con fines veterinarios, surgieron evidencias preclínicas de
un posible efecto sobre la próstata.
Trascurrieron diez años de investigaciones en
diferentes modelos de animales, hasta reunir suficiente información
experimental que permitió a la autoridad regulatoria cubana dar la
aprobación, en el 2007, para un primer ensayo de seguridad en seres
humanos y seis meses después concluyó el esquema de inmunización.
Al no ser un ensayo diseñado para evaluar la
eficacia terapéutica, los efectos clínicos positivos obtenidos no
son suficientes para dar criterios de las posibles bondades
terapéuticas del producto. El estudio dio luz verde para el largo
camino de investigaciones clínicas que son necesarias realizar en
este tipo de proyecto. Desde el 29 de septiembre del 2011 estamos
enfrascados en la segunda fase del ensayo, que tiene lugar en tres
sitios clínicos del país y con un mayor número de pacientes.
—¿Hacia qué otras direcciones encaminan hoy el
quehacer investigativo en esta institución?
En el centro se labora actualmente en un amplio
programa de investigaciones —muchas de ellas en etapa de desarrollo
tecnológico—, que permitirán lograr nuevos productos y beneficiar a
sectores puntuales de la economía, como la ganadería y la
acuicultura.
Vale mencionar, por citar apenas dos ejemplos, los
candidatos vacunales contra la fiebre hemorrágica del conejo y
contra la peste porcina clásica, ambos en fase de desarrollo y con
prometedoras perspectivas, una manera de favorecer, a través de la
ciencia, el desarrollo económico del país.
—Finalmente, ¿cuál considera que es la principal
fortaleza de la institución que usted dirige?
Sin lugar a dudas, su capital humano. Son 112
trabajadores entregados en cuerpo y alma a la labor investigativa y
de producción.